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Bienvenidos a Santiago

Este grupo nacido en Concepción y establecido desde marzo pasado en la capital presenta su nuevo disco, Vecindad maldita: una mirada desde fuera a la vecindad.

12 de Noviembre de 2009 | 13:38 |

Un par de experiencias este año ha servido a Felipe Ruiz y Sebastián Orellana para tener más claro cómo son ellos. Distintos. Al menos distintos a la mayoría. Una es la llegada de los dos en marzo pasado a Santiago, después de vivir hasta ahora en su natal Concepción. Y otra es el disco que acaban de terminar y que van a lanzar en distintas ciudades chilenas (ver recuadro) desde este 12 de noviembre.


Felipe Ruz y Sebastián Orellana son Philipina Bitch, tienen veinte años cada uno, su disco se llama Vecindad maldita y es el tercero después del inicial (Té, papaya y completos) en 2007 y de la colección de grabaciones en vivo Philipina Bitch en la gran ciudad en 2009. Y tuvieron a disposición una cabaña en la sureña ciudad de Valdivia, dos productores, más instrumentos y más micrófonos para grabar sus nuevas canciones.


-Con el tiempo hemos entendido que el disco tiene varias facetas -explica Sebastián Orellana-. Canciones muy buena onda, canciones muy mala onda, canciones más rockeras, canciones… no sé, folk, como se le dice. Tiene un orden, está pensado.


-Lo ideal es que para este disco hubiéramos tenido los temas muy ensayados y preparados -considera Felipe Ruz.


-¿Y no era así?
-Es que nosotros no somos así.


En Philipina se hace así


Los inicios de Philipina Bitch dejan claro cómo es el dúo. La mayoría de los grupos se forman, se ponen un nombre, tocan en vivo y recién graban un disco, en ese orden. Philipina Bitch tuvo un nombre, grabó un disco y después dio un concierto. Fue el lanzamiento de ese primer disco, el 25 de agosto de 2007 en Concepción.


-Esas canciones reflejan la amistad que teníamos con Felipe en ese tiempo, no pensábamos en hacer un disco -recuerda Orellana-. Era juntarse a tocar y grabar y salía el tema.


-Cuando grabamos no sabíamos ni siquiera muy bien si éramos una banda -coincide Ruz-. Ya teníamos un nombre y todo, pero nos juntábamos y si nos prendíamos grabábamos cualquier cosa.


-¿Cuándo supieron que eran un grupo?
-Cuando teníamos el disco hecho (en 2007).


-¿Y cuándo se llamaron Philipina Bitch?
-Fue cuando grabamos la primera canción, el 2005, como en abril.


Orellana busca en los archivos del computador y encuentra esa canción: es exactamente un foxtrot o, mejor, un jazz guachaca intuitivo adolescente colegial con dos guitarras y una voz, de no más de un minuto, grabado cuando los dos tenían entre quince y dieciséis años.


-¿De dónde salió esa manera de tocar?
Sebastián Orellana: No sé, teníamos la influencia de Roberto Parra en ese tiempo.


-¿Y hasta ahora son permeables a las influencias?
Felipe Ruz: Yo creo que somos permeables todavía. Se nota qué música hemos escuchado antes. Ponte tú esto (un pasaje al azar de Vecindad maldita) suena como (Los) Jaivas. O la canción anterior me recuerda a Radiohead.
Sebastián Orellana: Al momento de hacer una canción la influencia está, pero uno cuando toma la guitarra no piensa mucho en eso. Entonces como que las influencias te las dicen (otras personas).
Felipe Ruz: La otra vez nos dijeron que teníamos un parecido a Soft Machine. Y nunca he escuchado a Soft Machine.


Puede pasar cualquier cuestión


Una muestra clara de cómo funciona Philipina Bitch es el grupo en vivo. "Depende mucho de la situación", dice Ruz. "Nunca hemos ensayado mucho, porque tocamos con muchos invitados y siempre hacemos improvisaciones".


-Cuando lanzamos el primer disco fue así -coincide Orellana-: tocamos todo el disco pero después nos fuimos a la cresta e improvisamos, porque la fiesta era para hacerlo así. Tocamos como tres horas sin parar. Puede pasar cualquier cuestión.


Ni siquiera los instrumentos son fijos. Ruz toca guitarra, teclados y tambores; Orellana, guitarra, bajo y teclados ocasionales. No existe "el guitarrista" ni "el bajista" de este grupo. Y desde el día de ese primer lanzamiento, Philipina Bitch al menos un trío, con el baterista Iván Molina, gestor del sello valdiviano que publica los discos del grupo (Disco Tue-Tue) además de integrante de los grupos Emociones Clandestinas, Santos Dumont y Matorral desde los años '80.


-Iván nos ha ayudado mucho en ser más ordenados y enfocarnos en un escenario, además de su experiencia -reconoce Orellana.


-¿De qué tan antes lo conocían?
Felipe Ruz: Yo lo conocía de Matorral, lo había visto tocar como cuatro veces.
Sebastián Orellana: Yo nunca lo había visto. Cachaba a los Santos (Dumont), pero nunca me gustó mucho.


-Los Santos son de 1990. ¿Qué edad tenían ustedes en 1990?
Felipe Ruz: Uno.


-Y tenían cero año para Emociones Clandestinas, que es de 1985.
Sebastián Orellana: Recién este eño escuché un disco de Emociones Clandestinas (Abajo en la costanera, de 1987), y me gustó mucho. Discazo.


-¿Al revés que los Santos?
Felipe Ruz: Es que (Santos Dumont) es muy pop.
Sebastián Orellana: La música va más allá, es algo que uno hace para uno, yo no pienso en los demás cuando hago música.
Felipe Ruz: No para escucharla uno todo el tiempo, pero sí como una liberación. No como caleta de gente que (piensa) "ah, con ésta me puedo agarrar a una mina". No, po.


-¿Y no funciona así, por último, no se han agarrado más minas?
Felipe Ruz: No.
Sebastián Orellana: La verdad que no.
Felipe Ruz: Es hacer una canción porque tienes que hacerla.


-¿De todos modos, más allá de la intención, sí les gusta la música pop? ¿Les gustan las melodías?
Felipe Ruz: Sí. Dicen que el buen secreto de una canción es que sea pop.
Sebastián Orellana: Claro. Igual nos gustan los Beatles.


Por qué tiene que ser acá


Si el dúo vive en Santiago desde este año es en parte también porque sus integrantes llegaron a iniciar sus respectivos estudios de música.

Iniciar es el verbo exacto: Felipe Ruz duró un semestre, en la Universidad de Chile; Sebastián Orellana toleró dos semanas en la universidad Uniacc. Es que Philipina Bitch tampoco es así.


-Nos sirvió para darnos cuenta de que no era lo que queríamos -saca en limpio Orellana. "Me puede entregar mucho más un libro, una novela, una poesía, que estar en la U cinco años para poder transcribir música", agrega Ruz. "Pero si no me hubiera metido a la U porque pensaba 'debería estudiar música' habría estado toda mi vida arrepentido de que a lo mejor era lo que tenía que hacer.


Un efecto colateral de esa decisión es que en Philipina Bitch ahora está el dilema entre quedarse en Santiago o caminar a otro lado. Y el dilema deja en claro que, además, ambos son distintos entre sí.


-Yo creo que, si queremos ser músicos, Santiago es la única ciudad de Chile donde podemos hacerlo –postula Felipe.


-Yo estoy en el dilema -precisa Sebastián-. Como ciudad vivir acá me sirvió para darme cuenta de que no me gusta mucho. Un ejemplo: ni siquiera me puedo adaptar al clima, que es una cuestión súper necesaria. En Concepción es más parejo. Acá es todo muy extremo.


-Pero es como un disco de Philipina Bitch, que tiene muchas cosas distintas dentro.
Felipe Ruz
: Claro.
Sebastián Orellana: Claro. Yo creo que por eso es así el disco (sonríe).


-¿Y por qué está bien en un disco pero mal en una ciudad?
Sebastián Orellana
: Porque es distinto.
Felipe Ruz: La ocasión que veo en salir de aquí es ir para afuera (a otro país). Pero no, volver a Conce sería como volver a la pieza de la casa de mis papás, o como haber salido del colegio. Igual me gusta acá. No me molesta el clima y encuentro que la gente es más lanzada. Te pillas a una persona en la calle y a lo mejor puedes conversar, no sé. Mientras más al sur más cerrado y más conservador es.


-¿A Sebastián no le complica eso?
Felipe Ruz
: Es que se halla él allá (sonríe).
Sebastián Orellana: Sí. Acá no puedo ir a a ver a un amigo. Allá puedo pasear, acá no cacho nada, acá me pierdo. Pero creo que estamos en un momento en que nos puede ir bien como banda. La razón por la que me puedo quedar acá es sólo Philipina Bitch. Me motiva caleta esto, tener el disco, lanzarlo, viajar.


-¿Cada uno tiene un rol diferente en el dúo?
Sebastián Orellana
: Sí. De hecho tenemos distintos gustos. A mí me gusta el rockabilly, el psychobilly, y a Felipe no tanto, por ejemplo.
Felipe Ruz: Pero al hacer la música se complementa.
Sebastián Orellana: Pero a mí me da rabia eso… me quedé pegado con el tema de antes. ¿Por qué tiene que ser acá en Santiago, por qué tengo que vivir acá? ¿Por qué no en Valdivia, en Iquique, en cualquier parte?
Felipe Ruz: Es porque aquí hay más gente. En Conce le gustas a un diez por ciento y son treinta personas, por ejemplo. Acá el diez por ciento son ¿quinientos? Mejor hacer canciones y luchar contra el sistema en ese sentido. Porque no vas a hacer que en Valdivia haya cinco locales en vez de dos. O uno y medio. A lo mejor una canción puede hacer más.

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