Anótenme en la lista

Esa técnica sin sabor académico, esa cadencia que se deja sentir tan fácil y envolvente, pero de experta e intrincada elaboración, cortesía de virtuosos que funcionan, al parecer, por telepatía bajo la batuta de un líder con una historia tan amplia y contundente.

Anoche, Milton Nascimento, que anda celebrando sus 50 años como artista, se tomó el Teatro Oriente con el gesto de los grandes, de los que no hacen aspavientos, sino que dejan fluir su música para el deleite general y claramente feliz de ejecutar su arte como una celebración. Así, el legendario artista brasileño se anotó en la lista de lo mejor en vivo de 2009.

Nascimento y su banda -piano, guitarra, bajo y batería- desplegaron un bagaje que se pasea entre el jazz, la fusión, el pop, el blues y los ritmos característicos del Brasil, donde la percusión ocupa un papel central y la improvisación marca momentos gloriosos -"Bola de meia, bola de gude", por ejemplo, con un breve y elegante solo del baterista-.

La cadencia constante, y la gracia para apretar y soltar los arreglos en escasos acordes y tiempos, sacó aplausos y bailarinas improvisadas en los pasillos del teatro. Milton, relajado, contó historias en portuñol, y cantó como si el tiempo fuera una circunstancia sin mayor incidencia. Medio siglo de un maestro con dimensión amplia y propia.