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El tiempo y la furia

08 de Enero de 2010 | 19:19 |



Es una especie de viaje circular. Los timbres, el pulso, el ánimo y hasta la luz con la que empieza el primer disco del grupo chileno Usuales son los mismos valores con que termina este recorrido, 37 minutos más tarde. Y no es que no pase nada en medio: pasan varios timbres, pulsos, ánimos y luminosidades distintas a través de estas once canciones, con las que el grupo agrega su estilo y temperatura al circuito de canciones melódicas de los últimos años en el circuito del rock en Chile.


Esa temperatura es templada. Tres de los cuatro integrantes de Usuales saben tocar bien diversas guitarras y teclados y hacen coros, y eso sumado al despliegue de banjo, ukelele y armónica que pone en juego el cantante Simón Cox arma una sonoridad cálida, muchas veces de apariencia acústica y sin ruidos ni estridencias. Desde esa tibieza de cuerdas y teclas es natural la progresión hasta una canción folk -de verdad folk, con guitarra acústica tocada con esa técnica que en inglés se llama finger picking y que en chileno se llama puntear- titulada "El bien". También hay algunos momentos más eléctricos, o de una placidez que recuerda a la que consiguió el cantante Guy Chadwick cuando se fue de House of Love en los años '90, y se oye a alguien que parece ser la actriz Myriam Palacios sampleada al comienzo de otra de las canciones con diversos grados de intimidad del disco.


El tiempo y la furia es el primer disco formal de Usuales, pero el banjo de Simón Cox ya se había escuchado en colaboraciones previas para grabaciones de grupos como Jiminelson, Matorral o Philipina Bitch en los últimos dos años. Y la presencia como violinista invitado del cantante de los disueltos Teleradio Donoso, Álex Anwandter, subraya una cercanía musical que ya era clara con Usuales. Pero más que esos parecidos lo que se escucha claro aquí es la aptitud de este grupo por componer y arreglas canciones con cuidado y buenas terminaciones. Y es una buena carátula la del disco, además: esa luz, esa definición y hasta esa prisa, es decir esa calma, que se adivina en esa foto, son las mismas que se escuchan adentro en las canciones. Coherente, en una palabra.