"Era cuestión de tiempo", fue una de las frases iniciales con que la cantante Dolores O'Riordan saludó al público congregado en el recinto de Movistar Arena para el debut de The Cranberries en Chile. Era cuestión de diecisiete años para ser precisos, el tiempo transcurrido entre la irrupción del grupo rockero irlandés a escala mundial en 1993 y el momento en que una fiel audiencia pudo verlos por primera vez en directo, el pasado martes 23 de enero de 2010 en Santiago.
La banda se hizo cargo de esa larga espera y trajo un repertorio para la sintonía inmediata con el público. The Cranberries no dejaron impacto radial sin tocar, lo que implica una generosa dosis de canciones de sus cuatro discos editados en los años '90, como Animal instinct (1999), Linger (1993), Just my imagination (1996), I can't be with you (1994), Ode to my family (1994), Free to decide (1996), Salvation (1996), Zombie (1994) y Dreams (1993), según el orden de aparición en su show.
Concentrados en reproducir el pop de guitarras contemplativas o más acentuadas de los discos, los hermanos Noel y Mike Hogan (guitarra y bajo) y Fergal Lawler (batería) oscilaron entre el melódico hit "Ode to my family", que Dolores O'Riordan cantó sentada con informalidad sobre un parlante al borde del escenario, y el ritmo con que hicieronsaltar a la Arena en "Just my imagination". Y en recrear ese sonido fue clave un quinto hombre en teclado, guitarra y los coros necesarios para duplicar la voz de la cantante.
No importa si sea una canción de amor o una sobre la guerra en Irlanda, ni importa si el pulso sea rápido o lento: las canciones de The Cranberries tienen un esquema común. Están casi siempre instaladas sobre un juego de cuatro acordes sucesivos, con la misma cantidad de compases para cada uno. A veces incluso la relación de esos cuatro acordes es la misma, como entre "Dreaming my dreams", que es lenta, y "I can't be with you", que es rápida. Y eso no es sólo un tecnicismo: es una explicación posible para su éxito.
The Cranberries lograron lo que no consiguieron The Smiths en los '80 ni The Sundays en los '90, dos de sus referentes previos. Simplificaron ese sonido de guitarras para hacerlo más accesible, y no debe ser casual que hayan grabado sus dos primeros discos en 1993 y 1994 con el mismo productor de The Smiths, Stephen Street. Del mismo modo Dolores O'Riordan sintetizó los versos y la actitud entre rebeldes y políticos de U2 o Sinéad O'Connor, como se oye cuando aún dice con vehemencia "This is for the señoritas" antes de la emancipación femenina de "Pretty", cuando canta sobre autoafirmación en "Free to decide" o contra la guerra en "Zombie".
Así que este grupo viene de los mismos años que los primeros Radiohead o que Pearl Jam, pero su sonido tiene otra naturaleza. Y siempre se salva de parecer esquemático gracias a la emoción que hay en todas sus melodías, el mérito definitivo de The Cranberries. Por lo demás siempre fue la cantante el punto de atracción de este grupo, y no hay razones para que eso cambie ahora. Dolores O'Riordan llama la atención por su voz de quiebres y falsetes, sus singulares pasos de baile, los cambios de guitarra acústica y eléctrica con que se acompaña en ciertas canciones y el rudimentario español con que cuenta que es madre de dos bambinos, que el mayor de ellos cumple nueve años al día siguiente y que, a la hora de la despedida, quiere mandar muchos amores a sus fans locales.
Entonces es en parte gracias al sonido íntimo y al atractivo de Dolores O'Riordan que The Cranberries establecen una complicidad a toda prueba con estas doce mil personas que han venido a verlos esta noche. Es una afinidad que ella ya había probado en su visita como solista a Chile en agosto de 2007, y que ni siquiera el corte de energía grosero que mutiló los últimos compases de la canción "Ridiculous thoughts" hacia el final del concierto pudo desbaratar. El grupo hizo valer un sonido que sigue siendo exitoso y que, en 2010, diecisiete años después de su irrupción, interpela al adulto joven, pero también a una nueva generación adolescente que los pudo ver en directo por primera vez.
Las canciones
No falta ninguno de los éxitos radiales de The Cranberries en el repertorio de su actual gira. Hay seis canciones de su primer disco, Everybody else's doing it, so why can't we? (1993), otras seis de No need to argue (1994), cuatro de To the faithful departed (1996), una sola de Bury the hatchet (1999) y ni una del más reciente a la fecha, Wake up and smell the coffee (2001). La lista queda completa con tres canciones de los recientes discos de Dolores O'Riordan como solista, editados en 2007 y 2009. El detalle:
How (de Everybody else's doing it, so why can't we?, 1993)
Animal instinct (de Bury the hatchet, 1999)
Linger (de Everybody else's doing it, so why can't we?, 1993)
Ordinary day (de Are you listening?, 2007)
Wanted (de Everybody else's doing it, so why can't we?, 1993)
Just my imagination (de To the faithful departed, 1996)
Dreaming my dreams (de No need to argue, 1994)
When you're gone (de To the faithful departed, 1996)
Daffodil lament (de No need to argue, 1994)
I can't be with you (de No need to argue, 1994)
Pretty (de Everybody else's doing it, so why can't we?, 1993)
Ode to my family (de No need to argue, 1994)
Free to decide (de To the faithful departed, 1996)
Waltzing back (de Everybody else's doing it, so why can't we?, 1993)
Switch off the moment (No baggage, 2009)
Salvation (de To the faithful departed, 1996)
Ridiculous thoughts (de No need to argue, 1994)
Zombie (de No need to argue, 1994)
The journey (No baggage, 2009)
Dreams (de Everybody else's doing it, so why can't we?, 1993)