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Un gran final en Frutillar

El concierto de despedida de las cuadragésimas segundas Semanas Musicales es también un adiós para el escenario que cobijó las grandes presentaciones nocturnas allí. El Gimnasio Municipal será un buen recuerdo para todos, porque para 2011 ya estará disponible el Teatro del Lago.

11 de Febrero de 2010 | 11:27 |
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Claudia Pereira fue una de las solistas involucradas en la magnánima obra de Carl Orff en la despedida de las Semanas del Bicentenario.

El Mercurio

Las entradas para el concierto de clausura de las cuadragésima segundas Semanas Musicales de Frutillar se habían agotado desde hace varias semanas. Es la muestra del interés que provoca “Carmina Burana”, la cantata escénica de Carl Orff que fue estrenada en 1937 y que se convirtió en una obra de culto que desborda teatros y cualquier escenario donde se presente, en cualquiera de sus formatos: ballet o cantata-oratorio.

La presentación como ballet agotó todas sus funciones en el Teatro Baquedano a fines de enero recién pasado, ocasión en que se repuso a cargo del Banch (Ballet Nacional Chileno) junto a la Sinfónica y el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile. Estos últimos conjuntos la reinterpretaron en Frutillar.

Se trataba del último concierto que se realizaba en el Gimnasio de la Municipalidad de Frutillar, ya que en el 2011 las presentaciones se realizarán, por fin, en el Teatro del Lago, formidable recinto que tuvimos la oportunidad de conocer en su etapa de terminaciones. La nueva sala contará con mil 200 aposentadurías en tres niveles y condiciones acústicas de primer orden que convertirán al Teatro del Lago en uno de los más importantes de toda América Latina.

Grandes voces solistas

La Orquesta Sinfónica de Chile estuvo dirigida por Michal Nesterowicz y el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile junto a la Camerata Vocal fueron dirigidos por Hugo Villarroel. Junto a ellos actuaron tres destacados solistas la soprano Claudia Pereira, el tenor Germán Greene y el barítono Patricio Sabaté.

“Carmina Burana” se ha interpretado tantas veces, y se han realizado tantas versiones, que se tiende a pensar que se trata de una obra sencilla cuando en rigor posee enormes dificultades para orquesta, coro y solistas, las que abarcan aspectos rítmicos, dinámicos y expresivos y en el caso de las voces posee una tesitura al límite de las exigencias. La versión de Michal Nesterowicz es privilegia los contrastes dinámicos, tomando en general un pulso bastante rápido que es muy eficaz para algunos números, pero inconveniente para otros donde tanto el coro como los solistas, e incluso la orquesta, se ven afectados. No obstante debemos reconocer que los intérpretes respondieron en general de forma brillante, con solo algunos pequeños detalles.

La Orquesta Sinfónica realizó una estupenda labor, con hermoso y siempre musical sonido. Las numerosas partes a solo fueron entregadas al más alto nivel, y la batuta “sacó a luz” temas que generalmente pasan desapercibidos. La soprano Claudia Pereira, que es sometida a exigencias descomunales en sobreagudos y fiato, cantó con su reconocido profesionalismo y gran seguridad. Sus pianissimos fueron de enorme belleza. Sólo señalaremos un exceso de vibrato en determinados momentos forte, que restó belleza a su estupendo desempeño.

El barítono Patricio Sabaté, que tiene el mayor volumen de partes a su cargo, cantó con la prestancia que le conocemos, diferenciando la expresión entre las estrofas de acuerdo al texto, con histrionismo en la escena del Monje. También creemos que fue uno de los afectados por la velocidad de la batuta en particular al inicio de la taberna. Su volumen se vio sobrepasado por la orquesta en algunos fragmentos al fallar el control del balance en la dirección. En todo caso son apenas pequeños detalles en una labor de excelencia.

Germán Greene es el tenor tuvo a cargo el “canto del cisne” que se lamenta mientras es asado a la espera de su muerte en la mesa de un grupo de borrachos. Su desempeño en ese punzante registro que habla de la desolación fue con carácter y vocalmente en gran forma. El reconocimiento del público a los tres solistas al final de la presentación fue más que merecido.

El Coro Sinfónico y la Camerata realizaron una estupenda presentación. Evidenciaron gran claridad fonética, sin ningún problema en las tesituras extremas, con carácter y expresividad, solo con algún mínimo desencuentro rítmico debido a la velocidad de ciertas partes y un pequeño desbalance en un par de estrofas de la última parte en el coro masculino que había tenido un formidable desempeño en la Taberna. Su contagiosa calidad y forma de cantar se transmitió al público que les valoró ovacionando su desempeño.

Los detalles son parte de la condición humana, que en nada menoscaban la memorable versión. Un cierre magnífico para estas Semanas Musicales de Frutillar, que en el 2011 se realizarán en el Teatro del Lago, sala que se inaugura en noviembre de este año.