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Obertura de "unidad nacional" marca inicio del Festival de Viña

Representaciones de los diversos oficios y grandes banderas desplegadas en la Quinta Vergara dieron la partida a la 51° del certamen.

22 de Febrero de 2010 | 22:21 | Sebastián Cerda, enviado especial a Viña del Mar
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Los animadores salieron caminando sobriamente desde el fondo, en medio de un gran número de bailarines que reflejaban un sentimiento patrio.

Juan Eduardo López

VIÑA DEL MAR.- No fue una entrada en carroza de Felipe Camiroaga y Soledad Onetto. Sólo rostros anónimos y esa gran masa que es el público protagonizaron la obertura que este año dio inicio al Festival de Viña del Mar, en su edición 51°.

El tema "La fuerza de la libertad", interpretado por dos niños y acompañado por el baile de un grupo de menores, fue el encargado de dar la partida, a la que siguió una coreografía del Ballet Folclórico de Chile inspirada en los pueblos originarios.

Por la pantalla gigante en el fondo, imágenes del Chile profundo complemetaban el baile, al que sucedió el desfile de una serie de oficios, desde mineros y uniformados, hasta médicos y obreros.

Pero lo más elocuente vendría hacia el final, con intérpretes como los grupos Alma y Las Capitalinas, además de cantantes como Sabina Odone, entonando el mismo himno Bicentenario del inicio, compuesto por Juan Carlos Duque. Con ese telón sonoro de fondo, una gran bandera de los 200 años se desplegó en la galería, mientras a lo ancho de la Quinta Vergara se desplegaba una de Chile, y en el escenario sucedía lo mismo en los cuerpos de los bailarines.

¿Los animadores? Una entrada sobria, caminando desde el fondo del escenario, sin ingresos en carruaje, como en 2009, ni nada que se le parezca. A la solicitud tradicional de "el beso" respondieron con uno efusivo, que reflejaba el éxito que se desean en esta instancia, así como la amistad que en el escenario una vez más dijeron tener.

Uno que otro lamento se escuchó entre el público porque el beso "no se lo dieron", en el reflejo de una de las situaciones que más incomodidades trajo a la pareja de animadores en su debut del año pasado, pero también de una de las conductas más irracionales del monstruo viñamarino. ¿Es de verdad necesario que los animadores tengan que besarse apasionada o románticamente? ¿No basta con el cariñoso saludo que Onetto y Camiroaga se suelen dar?

De interacción con el público, por ahora sólo muestras. La pifiadera que pidió el animador fue la mayor. ¿Augurio de lo que sucederá en Viña 2010? Está por verse. El Festival de Viña del Mar apenas comienza.

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