El experimento de la competencia funcionó en su primera noche

VIÑA DEL MAR.- Despertaba incertidumbre la competencia internacional, mucho más que curiosidad. Después de todo, el último experimento de los organizadores para salvarla sonaba prácticamente al borde de lo posible: Elegir nada menos que a la mejor canción de los últimos 200 años.

Pero en su primer día, la idea pareció no sólo funcionar, sino revelarse en su real magnitud: No compite un clásico contra otro, nada de eso. En cambio, las que se enfrentan son versiones e interpretaciones.

El arranque lo dio una presentación de jurados que ya pretendía denotar que esta competencia es especial. Mientras Felipe Camiroaga y Soledad Onetto los nombraban y reseñaban, Beto Cuevas, Fanny Lú, Anahí, Gabriela Vergara, Leo Rey, Rafael Araneda y Carolina Arregui, aparecían desde el fondo del escenario, para recorrer gran parte de éste saludando a público y cámaras.

Tras ello, Chile, con los Difuntos Correa interpretando su difundida versión de "El tiempo en las bastillas". La potencia de una banda en vivo apareció entonces como algo casi inédito en la competencia, que siempre ha restringido el número de intérpretes en escena a riesgo de que los propios competidores corran con los costos del artista adicional.

En segunda instancia subió al escenario Italia, que participa con una glamorosa versión de "Volare" en la voz de la atractiva Simona Galeandro. Fue entonces cuando mejor pareció notarse que el experimento funciona, ya que la presentación fue despedida con aplausos, y saludada con chucherías luminosas moviéndose de un lado a otro durante la canción.

Argentina con "El día que me quieras" y México con "Si nos dejan" cerraron la primera noche de contienda, también con aplausos y con un karaoke -literal, una pantalla gigante mostraba las letras de cada tema- que pudo haber funcionado a medias en su fin, es cierto. Sin embargo, el conjunto sirvió para que al menos los vendedores de churros y cabritas no recibieran al contingente de personas que en años anteriores aprovechaba la competencia nada más que para abastecerse en masa. En fin, por algo se parte.