EMOLTV

Sigue siendo el rey

El puertorriqueño volvió al Festival de Viña con menos blin blin y menos perreo, pero con reggaetón actualizado para conquistar otra vez la Quinta Vergara.

24 de Febrero de 2010 | 08:33 |
imagen

Guardias de azul: dieciséis bailarinas, chilenas pero como importadas de Pandora, fueron parte de las atracciones de Don Omar en el Festival de Viña.

Foto: Christian Zúñiga.

Menos blin blin y más madurez. Menos perreo y más interpretación. Así por lo menos se vio a Don Omar en el show que dio anoche durante la segunda jornada del Festival de Viña del Mar. Es que no sólo su sobrio aspecto –sin sus habituales trenzas– ni la reconciliación con su rival musical Daddy Yankee hacían presagiar que se vería a un "King of kings" sin el típico sonido en vivo simple y resentido que caracterizó en su pasada presentación de la Quinta Vergara en 2007.


Lejos de lo que fue hace tres años, cuando la voz del puertorriqueño se guiaba sólo por las bases de las canciones originales, esta vez se atrevió a haver nuevas versiones de sus éxitos acompañado por dieciséis músicos. Los ritmos a ratos parecían alcanzar sonidos más salseros que reggaetoneros, como si la huella dejada por Marc Anthony aún se mantuviera intacta en Viña.


Pero antes que todo esto ocurriera, pasada la una de la madrugada el ídolo boricua dejaba a oscuras a la Quinta Vergara para luego comenzar con un repertorio cuyas cinco primeras canciones son parte de su nuevo disco, iDon (2009). Aquí se notaron las influencias más hiphoperas por las cuales se ha estado guiando últimamente.


"Zona blue" y "Galactic blue" abrieron tibiamente su show junto a dieciséis bailarines chilenos quienes, más que inspirados en musicales de Broadway como anunció el cantante previo a su presentación, parecían haber viajado desde Pandora por su similar aspecto a los humanoides de "Avatar". Sus últimos sencillos, "Virtual diva" y "Sexy robótica", prendieron un poco más al "monstruo" sediento de perreo.


Pero la primera gran efervescencia llegó a la media hora de iniciado el show, cuando William Omar Landrón –nombre real del cantante–, acompañado por su coro y junto a guitarras, bajo, batería, teclado, percusiones y bronces, impuso los primeros acordes de "El señor de la noche". Las llamas que sobresalían del escenario sólo graficaban lo candente que se ponía la jornada.


"Cuéntale" "Pobre diabla" y "Ayer la vi" siguieron colmando de reggaetón a un "monstruo" que a esa altura ya pedía la Gaviota. El clímax para la fanaticada llegó en la primera de esas tres canciones, cuando Don Omar, contagiado por los carnales ritmos, desabrochó su cinturón y comenzó a mover las caderas sensualmente, para la exaltación del público.


El cantante demostró que no sólo su música sirve para animar las fiestas veraniegas de discotecas. También tuvo una sección "romántica" con tres canciones dedicadas a "todas las señoritas chilenas de esta noche", como dijo, las cuales interpretó junto al pianista Arthur Hanlon, el mismo que el año pasado dio un concierto con Myriam Hernández en Santiago. Las sufridas baladas "Vuelve" e "Infieles" preludieron al brillante bolero con ritmos salseros "Ciao bella", tercer sencillo de su último álbum.


El sonido puro de su reggaetón influenciado por la salsa y la bachata regresó con las interpretaciones de "Ronca" y "Repórtense". Luego, mientras Soledad Onetto estaba a punto de sentenciar la actuación recordando los siete años de trayectoria de Don Omar, el artista alzó cuatro dedos de su mano izquierda para iniciar "Conteo", haciendo delirar aún más a los asistentes. No había caso: él era el verdadero rey de reyes en esa noche.


Los cerca de noventa minutos de show terminaban con la interpretación del estival tema "Salió el sol", acompañado por las antorchas de plata y oro, y con "Hasta abajo", canción que grabó junto a Daddy Yankee, luego de haber obtenido la Gaviota de Plata. Don Omar no dejó dudas de que el reggaetón aún sigue más vivo que nunca en la Quinta Vergara.