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Un triunfo y un desafío pendiente

El embrujo del cantante chileno cautivó al "monstruo", pero no mostró una real proyección internacional.

26 de Febrero de 2010 | 11:01 |
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Gaviota de plata, pato de peluche, osito de felpa: Américo se llevó todo tras su paso por el Festival de Viña.

Foto: Christian Zúñiga.

Dos importantes conclusiones dejó en claro la impresionante actuación de Américo anoche en el Festival de Viña del Mar: su calidad vocal, los músicos y puesta en escena superaron con creces las expectativas, pero, pese a ello, aún no tiene los argumentos necesarios para iniciar una carrera internacional.

El primer punto lo demostró desde el principio de su show, cuando en las pantallas gigantes se veía a un Américo preparándose para subir al escenario luego de que las imágenes de unas olas marinas recordaran que el hombre todavía no olvida a su natal Arica. Y una vez que su figura se posó en el escenario para cantar "Te vas", el "monstruo" bailó a sus pies.

El profesionalismo con que sus once músicos lo acompañaron entre guitarras eléctricas y acústicas, percusiones, bronces, teclados y un largo etcétera, permitió al ídolo tropical del momento concentrarse en sus interpretaciones y su comunicación con un público que seguía cada letra y todas esas frases para animar como "con las palmas arriba" o "de aquí para allá". Era una verdadera fiesta y desde muy temprano se avizoraba que obtendría todos los galardones disponibles, e incluso más.

El cantante de 32 años dejó en claro que muchas de sus canciones trascienden la cumbia común y corriente para navegar por ritmos más propios de la salsa, como la pulcra versión del éxito "Hasta ayer", de Marc Anthony. Y sus propios éxitos también estuvieron. En casi noventa minutos de show incluyó los ya emblemáticos "Embrujo" y "Que levante la mano", mientras él mismo bailaba, acrecentaba los chillidos de las fanáticas y se dejaba querer recibiendo besos, saludos, peluches y flores desde la platea.

El punto cúlmine de la jornada de cariño y respeto recíproco entre el público y este sencillo pero talentoso artista vino tras la segunda vez que interpretó "Te vas", la última de sus quince canciones. En ese momento, aparte de las antorchas de plata y oro y de la gaviota de plata, Felipe Camiroaga le entregó una segunda gaviota, ante un "monstruo" que rogaba por más repertorio. Américo ya había conquistado la Quinta Vergara, tal como lo hiciera La Noche el año pasado.

Aunque el show fue apabullante, su proyección internacional está muy lejos de concretarse. Por una simple razón: más allá de que la mayoría de las canciones no sean de su autoría -algo común en el negocio de la música-, éstas ya han sido popularizadas por diversos grupos en Latinoamérica, y en especial en Perú, hacia donde Américo orienta buena parte de su trabajo. De hecho, durante la semana fue reconocido en Lima por parte de la Asociación Peruana de Autores y Compositores.

Quizás este tipo de música es tan digerible para los sudamericanos que una vez que se crea la pista, se multiplican sus intérpretes. Sin embargo, en el futuro próximo Américo debiera patentar canciones propias -o por último inéditas- para proyectarse de manera internacional. De lo contrario sólo será más de lo mismo. El talento está. La fanaticada está. Los galardones están. El apoyo debería estar. Ahora sólo depende de él si desea seguir con una evolución que Leo Rey y compañía dejaron abierta el año pasado.

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