Epicentro acústico

Todo el requisito era un micrófono para la voz, una guitarra acústica para conectarse y sonar y una vieja escalinata para usar como escenario. "Un contexto íntimo: a guitarra y voz, sin amplificación y a puro corazón" era el citatorio para llegar el pasado domingo 7 de marzo al frontis del Museo Nacional de Bellas Artes, en el santiaguino Parque Forestal, en "Domingo no perecible", una de las actuaciones a beneficio que surgieron esta semana tras el terremoto del sábado 27. Y si cada concierto tuvo su sello propio, el de este día fue la prueba de que la música rock también puede tener epicentro en una guitarra acústica.

Ya habían pasado temprano Felipe Cadenasso, el cantante del trío Matorral, y La Pedroband, el conjunto del multiinstumentista Pedro Villagra, cuando ese carácter más rockero empezó a sonar con Claudio Narea. El ex guitarrista de Los Prisioneros invitó a Claxon, su socio en la voz de Profetas y Frenéticos, a cantar algunos éxitos de esa banda, para pasar de ahí a "Lo estamos pasando muy bien", con acotaciones incluidas. "Mañana (este lunes 8) mi hijo entra a la universidad, a estudiar derecho", dijo Narea justo entre los versos "Si se trata de estudiar / ahí está la universidad / un abogado, ingeniero, arquitecto puedes ser", ante una audiencia de unas ochocientas personas, según los organizadores, sentadas en el suelo frente al museo.

La continuación fue coherente, desde el rockabilly de Narea al blues de la dupla entre Felipe Toro y Claudio Bluesman, cantante y armonicista de la banda El Cruce. El dúo identificó a la mayoría del público con la devoción por esa música, a tono además con los motoqueros que llegaron a la cita y estacionaron sus modelos Harley Davidson a un lado. Y también fue coherente con el turno siguiente de Jaco Sánchez, el alias como solista del guitarrista de Chancho en Piedra, Pablo KVZón Ilabaca. Él pasó desde canciones de su disco Jaco Sánchez & los Jaco hasta una cueca de Hernán Nano Núñez aprendida de Los Tricolores, pero siempre con el tono funk-rock para cantar que lo hermana con otros rockeros solistas como Narea o el propio Ángelo Pierattini, quien el año pasado dio su salto personal desde la base granítica del trío de rock pesado Weichafe.

Pierattini fue el organizador de esta jornada, y después de compartir una última canción de Jaco Sánchez llegó a adueñarse del escenario y a subir la intensidad del concierto. Fue el único que avanzó desde la escalinata hacia a abajo, sacrificando el micrófono pero ganando en motivación al confundirse guitarra en mano como uno más entre la gente. "Esto es lo que podemos hacer cuando nos organizamos. Aquí estamos sin cercos, sin carabineros, para que lo vean desde arriba", fue su arenga final, antes de cerrar con una versión de "El cigarrito", de Víctor Jara.

Para el cierre ya había llegado Nano Stern, proveniente de unas fechas similares en Valparaíso y con invitados del puerto. Después de abrir con otro tributo a Víctor Jara y de tocar cosas como "Tejequeteteje", la canción más reciente de su tercer disco, invitó al cantor porteño Kaskivano y a Pascuala Ilabaca, para cerrar la tarde que ya empezaba a ser noche con una tonada de Violeta Parra. Media camioneta llena con cajas de alimento y con bidones de cinco litros de agua traídos por la gente y hechos llegar por los organizadores a la Cruz Roja fue la recaudación, al final de la jornada. Junto con la despedida de Nano Stern a último minuto. "Les quiero decir algo más", dijo sobre la marcha y le alcanzó para la primera estrofa de "Un gran regalo", y con un guiño en la letra: "Y viene Pierattini y me hace recordar que la vida es un gran regalo".