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The very best of Enya

15 de Marzo de 2010 | 08:42 |
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Se escuchó por primera vez en las impersonales radios FM de los años '80 con el hit "Orinoco flow", aunque poco tuviera que ver con el fluir del río Orinoco. Muy lejos del río sudamericano, Enya es una cantante irlandesa que desde fines de esa década ha impuesto a escala global una voz y un sonido etéreos que ya son marca registrada, más allá de las frecuentes etiquetas de música celta o de new age con que ha sido vendida.

Y si se trata de vender, este disco es el manual del consumidor básico. Es un compilado de canciones de sus siete discos oficiales, entre Enya (1987), reeditado como The celts (1992), con tres canciones; Watermark (1988), con cuatro; Shepherd moons (1991), con dos; The memory of trees (1995), con una; el recopilatorio con canciones nuevas Paint the sky with stars (1997), A day without rain (2000), con tres; Amarantine (2005), con dos, y And winter came (2008), además de la banda sonora The Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring (2001), con otras dos.

Son muchos títulos, pero el sonido es básicamente el mismo, con abundantes teclados mullidos y timbales también mullidos si hay que marcar algunos énfasis. "Orinoco flow" es una buena guía de cómo sonaba Enya en 1988 y de cómo ha seguido sonando hasta ahora, en otros hits radiales como "Caribbean blue", "Storms in Africa" y en el mismo estilo que vino de maravillas para la banda sonora de "El señor de los anillos", representada aquí por las canciones "Aníron" y "May it be". Enya se puede poner más solemne cantando en latín y todo en "Cursum perficio" o más agitada y pop en "Anywhere is”, pero severa o agitada siempre se mantendrá en sus márgenes. No importa si sean el fluir del Orinoco, las tormentas en África o la melancolía azul del Caribe, todo suena como ese lugar esponjoso sin edad. Tal como persiste ella, que los años no parecen pasarle por encima tampoco.