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Sólo un poco de (im) paciencia

Quince mil fanáticos debieron aguantar más de tres horas de retraso y ver a Axl Rose con una voz excesivamente forzada, lo que produjo un sonido disparejo en varios momentos: tuvo dificultades para llegar a las notas altas hasta casi quedarse sin aire.

22 de Marzo de 2010 | 09:41 |
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Axl Rose versión cuarentón. El rockstar volvió a hacerlo: cantó los máximos hits de Guns N' Roses pero tardó tres horas y veinte minutos en salir al escenario. Impresentable.

Carlos Padilla

Nunca había calzado tanto sentido "just a little patience" en la Arena Movistar cuando aquella frase se escuchaba a eso de las 02:40 de la madrugada. Es que simplemente eso se necesitaba: sólo un poco de paciencia, como reza "Patience", canción perteneciente nada menos que a Guns N' Roses, el grupo que se presentó con cerca de tres horas y 20 minutos de retraso, ya que su vocalista, Axl Rose, arribó a Chile desde Uruguay recién a las 23:20 horas del sábado.

Poco importó que el show originalmente programado para el 22 de marzo se haya adelantado de manera oficial para el 20, y que finalmente los 15 mil fanáticos que repletaron el recinto terminaran viendo el show el 21. Menos interesaba sabiendo que hace pocos días Sao Paulo y Montevideo habían sufrido los similares caprichos de Rose, así como también se vivió en Santiago la última vez que vino junto al grupo en 1992.

Un Axl gastado

A las 00:26 horas la espera se hizo humo con los fuegos pirotécnicos que alumbraron el escenario que estaba bajo cuatro pantallas con efectos especiales y otra ubicada centralmente para seguir el show. La fanaticada lanzaba gritos ensordecedores al ver a ese mítico rockero vestido con vestón plateado, camisa negra, lentes oscuros y un sombrero de copa que le cubría su melena rubia, mientras sonaban los primeros acordes de "Chinese democracy", canción que le da el nombre a su último disco y al propio tour que trajo a la banda por este lado del mundo.

Claro, los kilos de más eran visibles en el cantante, pero como ésos, también se habían acumulado en gran parte del público presente que por segunda vez veía a Guns N' Roses en Chile tras 18 años. Y otros, que ni siquiera nacieron en esa época, fueron unos "gunners" sentados sobre los hombros de sus adultos acompañantes. Sin importar la edad, las tradicionales pañoletas en la cabeza se contaban por cientos.

Las primeras dosis de hard rock ochentero que realmente prendieron a los asistentes vinieron de corrido con "Welcome to the jungle", "It's so easy" y "Mr. Brownstone". Todas del clásico Appetite for destruction (1987), que fueron profusamente coreadas, saltadas y aplaudidas.

Pero justamente con el primer tema mencionado se vislumbró algo que sería una tónica en varias canciones del show: La voz de Rose se escuchó mucho más forzada de lo común -su tono se caracteriza por ser así, pero anoche superó los límites-. Tuvo dificultades para llegar a las notas altas hasta casi quedarse sin aire, algo que se patentó rotundamente con una deslucida "Nightrain". En vez de ayudarlo, las subidas y bajadas de volumen en su micrófono eran tan notorias que producían un sonido poco parejo.

El resto de los músicos, criticados por muchos porque no se igualan a los integrantes originales y son el claro producto de la tozudez de Axl, demostraron su virtuosismo para que el problema vocal no convirtiera esta larga jornada en "sólo un poco de impaciencia". Dentro de los siete músicos destacaba DJ Ashba, quien además de tomar el mando del incomparable Slash, tenía una posición similar al histórico guitarrista para tocar una Gibson Les Paul. Tampoco se quedaron atrás Richard Fortus, quien tomó el puesto del guitarrista Izzy Stradlin, y Dizzy Reed, el tecladista y pianista que se mantiene desde 1990 en la banda.

A pesar de todo, los éxitos de siempre desataron tanto la euforia como la nostalgia en el público. "You could be mine", nos evocaba a los tiempos más rudos de Arnold Schwarzenegger como "Terminator 2". Luego, la melódica "Sweet child o' mine" anticipaba ese gran cover de Bob Dylan, "Knocking on heaven's door". Y cuando Axl interpretaba en piano la canción "Someone saved my life tonight" de su ídolo Elton John, "November rain" impuso una lluvia de aplausos y emociones en la pasada noche de marzo.

Punto aparte fueron las canciones de su último álbum lanzado tras 17 años de ausencia musical. Los raros experimentos con un sonido industrial como "Better" y "Shackler's Revenge" simplemente no prendieron a la totalidad del público y sólo provocaba que los puestos de snacks tuvieran más clientes. Por el contrario, fueron bien recibidos "If the world", canción que incluye una guitarra acústica con influencias latinas, y la balada rockera "Street of dreams".

Tras los emblemáticos silbido y rasgueo de guitarras en "Patience", Axl sólo necesitó que lo llevaran a un lugar con pasto verde para que "Paradise city" finalizara las cerca de dos horas y media de show, que estuvieron llenas de energía rockera, pero con altibajos.

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