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En el momento justo

Aunque tienen la forma y el cuidado para seguir de gira por varios años más, el trío noruego se presentó el martes 23 por última vez en Chile, dejando un recuerdo que no desteñirá en absoluto al lado de su legado.

24 de Marzo de 2010 | 10:11 |
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Morten Harket conserva intactos desde la capacidad de despertar chillidos, hasta el agudo insigne de ''Take on me''. Sin embargo, el trío decidió dar un paso al costado y poner fin a su carrera conjunta.

Christian Zúñiga

Si es que no amasan la palabra empeñada como Charles Aznavour o como Simply Red (dos que se habrán "despedido definitivamente" de Chile en más de una ocasión), ésta debería haber sido la última vez que vimos a los noruegos de A-ha en un escenario local. Después de esto no viene otra cosa que la disolución, según habían anunciado antes de arrancar la gira que los trajo por cuarta y última vez a nuestro país.

La decisión siempre se justifica de por sí (a fin de cuentas, nadie está obligado a hacer lo que no quiera), pero en el caso de los artistas que cargan con un nombre y una popularidad, solemos darnos el lujo de cuestionarla: A algunos quisiéramos regalarles una jubilación anticipada hace rato, mientras que a otros les deseamos unos cuantos años más de buena salud para que sigan en gira.

A A-ha hay que partir reconociéndoles la valentía: Primero, están en plena forma para las exigencias de su estilo y de su actitud (que nunca ha sido muy encendida). Luego, el negocio ochentero aún goza de excelente salud, y la presencia de más de ocho mil adultos con poder adquisitivo, el martes en la Arena Movistar, fue fiel reflejo de ello.

Pero los A-ha parecen no estar para temas chicos, y se bajan del barco mucho antes de que éste zarpe sin ellos. Podrían haber seguido una buena cantidad de años explotando su efectivo legado, que está lejos de desteñir en la condición actual del trío, pero seguramente ya no están las ganas.

De ello fue prueba evidente el arranque del concierto, con un puñado de canciones extraídas de sus discos Lifelines (2002), Analogue (2005) y Foot of the mountain (2009), que recibieron del público una respuesta casi tan fría como la tradicional actitud del trío en escena. Es la muestra, entonces, de que hicieron los intentos por refrescarse, pero su obra mayor y la que convocó al público de su despedida, fue registrada indiscutiblemente de 1990 hacia atrás.

A ella aún son capaces de rendir honores, aunque el segmento acústico con "Early morning" y "Crying in the rain" (que fueron los únicos momentos en que se notó la presencia del guitarrista Paul Waaktaar-Savoy) resultara más por el arraigo de esos temas que por la pertinencia de las versiones. De todos modos, ésos y otros éxitos de su repertorio más romántico, como "Hunting high and low", fueron por lejos los más coreados.

Distinto fue cuando los sintetizadores de Magne Furuholmen se mezclaron con las bases programadas de uno de sus dos acompañantes, en una verdadera embestida de sonidos sintéticos. Sobre ese colchón el trío desenfundó canciones tan irresistibles como "Cry wolf" y "The sun always shine on TV", que todavía tienen un lugar de privilegio no sólo en las radios "para adultos", sino también en algunas de las fiestas del más insigne under santiaguino. Es entonces cuando la frialdad del soporte y del trío encuentra su perfecto contrapeso, para instalar a su cómodo público de estos años en una auténtica pista de baile.

Morten Harket, sin una gota de sudor ni arruga en la chaqueta, canta la imperecedera "Take on me" por última vez en Chile, poco antes de las 23 horas. Algo menos lacónico que de costumbre, luce ese insigne falsete extremo como luce su rostro: Casi intacto. Pero el tiempo ha pasado y ellos lo saben mejor que los ocho mil sujetos que intentan seguir la canción con ese registro imposible. "Es la última vez, para siempre", aclara Furuholmen, quien ahora dio nuevo impulso a una bola que ya estaba andando: A-ha podrá no seguir tocando en vivo, pero el negocio los mantendrá sonando cual si fueran a venir en cualquier momento. El último recuerdo, en tanto, habrá sido fiel al éxito de sus mejores años.

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