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La pijamada nunca muere

Ha sido una de las agrupaciones más importantes en la escena independiente del último tiempo y ya tiene su primer disco, Pijama party style. El punk-rock con un pegajoso pop que huele a garage ha venido para quedarse.

25 de Marzo de 2010 | 12:39 |

En el lugar donde debería estar una bodega se ubica la sala de ensayos de Niña con Frenillos: en el patio de Romina Vaccaro, la baterista del grupo. Ahí está ella, sentada, manteniendo el ritmo con un bongó mientras los dedos de Catherine Cordomi y de Paula Sepúlveda tocan guitarras acústicas y una relajada voz de Winifrede Walbaum repite: “We will not gonna make it”.

Esta escena desenchufada podría confundir a un fan acostumbrado a las guitarras más distorsionadas del grupo y la voz tan rasgada como agonizante de Walbaum. Sin embargo se trata nada más que de un ensayo que el cuarteto realiza antes de grabar una canción para un documental de la productora catalana “Click Crash”, para difundir a varias bandas chilenas –como The Ganjas y Familia Miranda-, en sesiones acústicas. Niña con Frenillos, lógicamente, es una de ellas.

Pero a lo largo de los tres años y medio de vida de esta agrupación, su materia prima musical ha dicho todo lo contrario. Desde sus inicios no sólo ha llamado la atención que el grupo esté compuesto por mujeres, sino que su vertiginosa y distorsionada música punk-rock con influencias pop y grunge, produce un sonido que invoca a la diversión desordenada, la misma que se repite en cada actuación en el ambiente indie de la capital, en lugares como White Trash, El Living o el Bar Constitución.

Hace dos meses que lanzaron su primer disco, Pijama party style, que es el nombre que acuñaron para describir el estilo musical que desarrollan. Bajo el sello independiente Italia 90 (del grupo Jiminelson), tardaron casi un un año en grabar y mezclar las doce canciones –la batería se registró en los Estudios Triana y el resto de los instrumentos en Amarantha-. Varias de sus pistas, como “La gruv”, ya habían tenido buena recepción entre los cibernautas "con frenillos", a través de MySpace.

Hoy, las chicas que promedian 26 años miran hacia atrás cuando Paula, Catherine y Winifrede se reunían en Avenida Salvador y Providencia, barrio donde eran vecinas las dos últimas, para intercambiar discos afines como los de Sonic Youth, de Nirvana y de Yeah Yeah Yeahs. Por entonces soñaban con formar algún grupo con esas influencias.

Menos técnica, más potencia

De entrada, las niñas aclaran que el virtuosismo instrumental no es lo suyo. Más bien su plus está en la potencia, energía y relación con el público que se genera cuando tocan sus canciones. “Cuando nos juntamos, empezamos a armar un ruido que no fuera tan molesto, hasta que se empezaron a transformar en canciones que nos gustaron. Y cuando llegamos a esa armonía en que estábamos todas tocando esto nuevo juntas, causaba mucha emoción y nos daban ganas de seguir haciéndolo”, dice Catherine Cordomi. 

-¿Al principio empezaron a tocar covers o de inmediato compusieron?
Cordomi:
No tocamos covers. Ninguna de acá es como una guitarrista de fogata que puede cantar cualquier tema. La mayoría nos sabemos nuestros temas y un par más que nos sabremos desde el colegio, como Ella Baila Sola y Los Enanitos Verdes. Y algunas de Nirvana que es cuando ya estás demasiado emocionada sacando eso y nada más.

-¿Y cómo describirían las influencias que tienen en su grupo entonces?
Cordomi:
Es que es como el sonido. En la guitarra me gustaba un sonido como yo le decía “mamut-ballena”, y sonaba como ¡Waaah! De eso empezaba a tratar de sacar algo. Ya sabía que era con distorsión, y si le ponías (efecto de repetición) delay también funcionaba así. Es como aprender de ellos, sin copiarles, pero investigando en tu instrumento cómo alcanzar ciertos sonidos y cosas así.

-¿Cómo nació el nombre Niña con Frenillos?
Sepúlveda:
Encontramos que Niña con Frenillos no era algo rockero. Fue algo como “¡oh! Niña con Frenillos, qué buen nombre de banda, cuando tengamos una pongámosle así”. Fue algo que conversamos tres años antes de que existiera.
Cordomi: Salió de una discusión de cómo se va a llamar nuestra banda falsa que algún día vamos a tener y Niña con Frenillos fue lo que más se aplaudió. Además, coincidía con que la Winnie tenía frenillos, yo tenía desde los cinco años frenillo, la Romina tuvo todo cuarto medio y primer año de universidad.

En el verano de 2007 la agrupación estaba en ciernes y sus integrantes sólo tocaban en la sala de ensayos de Vaccaro. Durante ese período, el único público que tenían eran sus amigas que de vez en cuando iban a la casa de la baterista a hacer parrilladas.

"Teníamos amplificadores muy pequeños, sonábamos muy mal, con una batería mucho más mala. Pero para nosotras sonaba como que estábamos haciendo algo demasiado impresionante. Y estuvimos todo un verano acá encerradas", cuenta Cordomi.

En esa guarida, mucho antes de su primer gran show en una exposición de arte en Bellavista en junio de ese año, nacieron canciones que se basaban en sus experiencias. Por ejemplo, "La gruv", tema símbolo de la banda, relata una típica escena de adolescentes estadounidenses que se divierten en un pijama party. "Ellael", describe las confusiones que tiene la sociedad con las niñas-niños. Y "Consomë" recuerda cuando Walbaum esperaba impacientemente un consomé al final de una fiesta en el (antiguo bar ñuñoíno de universitarios) Bahamondes.

-Una vez dijeron que algunas de sus canciones salían desde sus experiencias con el alcohol...
Walbaum:
Pudo haber sido verdad para alguna canción y todo, pero había entrevistas en donde al final enfocaban de que una dijo como "esta canción la hicimos carreteando en el Bahamondes, el 'Consomë'", entonces se aprovechaban del circo y daban la entrevista entera como que si fuéramos alcohólicas. 
Sepúlveda: Era partir de un hecho cotidiano y juvenil. Más allá de que fuera alcohol, también queremos cantar sobre la cotidianeidad, no cantar sólo canciones románticas. Y siempre nos burlamos que no tenemos un mensaje político.

-¿Nada de mensajes universales entonces?
Walbaum:
Cantamos sobre gente que no le gusta el shopping o que en realidad no le importa nada. Son como mini mensajes, pero que están demasiados ocultos. Yo creo que es más cotidianeidad y reírse un poco de la vida.
Sepúlveda: Tampoco queremos ponerle ninguna gravedad a la música. Queríamos tocar algo que nos ligara y que fuera un momento ameno. Que no estuviera metido en ninguna estructura ni tampoco fuera algo muy serio.
Cordomi: Es el reflejo de cómo lo estamos pasando en ese momento. Así salen las canciones. Más mensajes que eso, de que somos cuatro personas que están tocando y la están pasando bien, no creo que haya algo más profundo.

Nuevos proyectos: a sacarse los frenillos

Luego de una tocata en Valparaíso a mediados de 2008, Roberto Denver Jara (ex guitarrista de Shogún) se les acercó para proponerles grabar un disco. Junto al sello Italia 90 lograron convertir en un álbum físico una música que hasta ahí sólo rondaba por Internet.

"Todo lo que hacemos nosotras depende de nuestros bolsillos. Como nuestras decisiones nadie las maneja, no estamos a cargo de nadie", dice Cordomi.

-Pero ahora que tienen un álbum se supone más orden y organización como proyecto.
Sepúlveda:
Creo que en el camino nos hemos dado cuenta que ya no es tan al lote como al principio. Además que uno quiere lograr más cosas. Ahora no es como llegar y tirarla. Incluso las cuatro canciones que grabamos y no están en el disco son una volada distinta. Estamos intentando pasar al segundo nivel en música.
Walbaum: Todo al principio fue una casualidad, un desorden, fue entretenido y ya en algún momento cachamos que nos gustaba tanto que teníamos que ponerle más esfuerzo.

-¿Podrían dar detalles sobre esas nuevas canciones?
Sepúlveda:
No son esas canciones como de un minuto y que se acaban. Nuestras primeras canciones eran una desesperación: en uno o dos minutos no alcanzábamos ni a digerirlas.
Walbaum: Creo que también todas hemos madurado desde ese tiempo. En verdad igual éramos chicas cuando empezamos. A todas nos gustan otras cosas. A mí me empezó a gustar todo el folk. Creo que cada una se está interesando en otras cosas. A partir de esto creo que nos nació que las canciones fueran más largas y distintas.

Y con esa misma actitud punk, pero con alma pop, la pijamada frenética que impone Niña con Frenillos llegará al Club Mist, donde se presentarán gratis junto a Yo no habla español el próximo 31 de marzo. Ahí interpretarán canciones de su último trabajo y también parte de sus temas nuevos, como “Tininini”.