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"No me sé ninguna canción de Stereolab"

A diez años justos de su primera visita, la cantante francesa vuelve como solista luego de su alejamiento de ese grupo inglés, para cantar este fin de semana en Santiago y Valparaíso. Todo lo que pides es un poco de reverb en la guitarra y otro poco en la voz. "Y entrar en la intimidad más pura posible".

26 de Abril de 2010 | 10:08 |

A diez años de su primera visita han cambiado cosas importantes en la vida de la cantante francesa Laetitia Sadier. En 2000 vino como parte de Stereolab, el significativo grupo inglés que desde 1992 ha estado grabando discos con un sonido característico en el panorama de la música independiente, entre melodías pop, sonoridades retro, experimentos electrónicos y letras con marco teórico. Ahora en 2010 en cambio llega alejada de esa banda, después de formar su propio grupo en los franceses Monade, y viene a tocar sola. Literalmente.

-Sí, por el momento toco sola, con mi guitarra -confirma la cantante, en francés y por teléfono desde su casa en Londres, donde ha vuelto a vivir tras una estada en su Francia natal-. Y voilá, es una muy buena fase de aprendizaje, de ocupar todo el espacio sola con una guitarra. Me agrada mucho, es algo que quería hacer desde hace tiempo. Las cosas han cambiado y me intrigaba pasar por esta fase.

Sola con una guitarra eléctrica Fender, Laetitia Sadier tiene a Italia, Polonia y ahora Brasil o Chile en su itinerario de giras reciente y próximo como solista, en los días previos al primer disco que publicará bajo su propio nombre, y que se llamará The trip ("El viaje"). "Ha habido una demanda particular de conciertos, y es agradable porque no fue algo que pidiera, de pronto me empezaron a llamar desde enero pasado y estoy viajando todos los fines de semana. No es primera vez en América del Sur. Ya fuimos con Stereolab hace tiempo, tal vez hace diez años ya".

-Exactamente diez.
-Sí, fuimos a Brasil, a Argentina y pasamos quince horas en Chile. Me acuerdo muy bien, ni siquiera fue un día completo. Tengo la impresión de haberme perdido de algo, espero estar más tiempo ahora.

-¿Desde cuándo vienes cantando sola?
-Me pasó muchas veces en los últimos años, pero siempre de manera excepcional. Ahora es por primera vez de manera sistemática. Encuentro muy ventajoso dejar de verdad todo el espacio a la voz y a la emoción, con la estructura más desnuda. Estoy es un espíritu de desnudez integral y esencial. Quiero encontrarme con una expresión lo más pura y lo menos afectada. Todo lo que pido es un poco de reverb (efecto de reverberación) en la voz, otro poco en la guitarra y entrar en la intimidad más pura posible.

-¿Cuál es el repertorio, son canciones nuevas, de Monade, de Stereolab incluso?
-Bueno, espero no decepcionar a nadie, pero no me sé ninguna canción de Stereolab. Y por el momento además no tengo ningún deseo de cantar canciones de Stereolab. Pienso que eso vendrá con el tiempo, pero por el momento no. Así que la gente que venga se encontrará con mis composiciones, que imagino como viajes, como pequeños viajes o más grandes. También habrá canciones de los tres discos de Monade, y además acabo de terminar de grabar un disco bajo el nombre de Laetitia Sadier, que va a salir en agosto o septiembre, y toco también algunas de esas canciones.

-Por el momento en MySpace tienes canciones como "At last I'm free" o "Wash and dance". ¿Las estás tocando?
-Las puedo tocar y con "Wash and dance" se puede rockear también.

-Tiene como una bossa nova al comienzo y luego es rock.
-Sí, funciona muy bien.

Brown, Sarkozy, socialismo o barbarie

-Teclados, guitarra y hasta trombón son cosas que has tocado. ¿Te acercas a un instrumento por la técnica, por la curiosidad?
-Desde ya la técnica no tiene nada que ver, porque no tengo una escuela musical ténica. Practico mucho la guitarra porque de todos modos hay una disciplina que tener, pero es seguro que para mí el instrumento no es más que un vehículo para la emoción. Así que me voy a interesar mucho más en esa expresión que en brillar técnicamente.

-Además te mantienes entre las canciones en inglés y en francés. ¿Hay una ventaja en la posibilidad de cantar en esos dos idiomas?
-Es una ventaja tener dos vehículos. En The trip canto más en inglés que en francés, y pienso que está directamente ligado al hecho de que me sentí mal en Francia, por mis propios compatriotas, y debe haber habido una reacción de mi parte, de que si no quieren esto voy a llevar mis canciones donde quieran oírlas, es decir a los países anglosajones o al resto del mundo donde no hablan necesariamente en francés. En Francia fuimos destruidos durante quince años con Stereolab por una revista muy influyente y eso nos prohibió una carrera allá, así que desafortunadamente por esas personas que nos demolieron perdimos la confianza de la gente y la apertura a escuchar en Francia al grupo. No de modo general, pero casi.

-¿En todo caso dirías que tu relación entre Francia e Inglaterra como un péndulo, son ciclos?
-Absoutamente. Se trata exactamente de eso. No escapo a la regla del péndulo. Mi corazón de todos modos queda abierto al mundo entero. Vengo de tocar en París este fin de semana, pero toqué en un departamento, porque es complicado dar conciertos. Y vivo en Londres, pero me siento europea más que francesa. Me vine con otras familias a Inglaterra y vivo muy bien en el extranjero. No tengo problema, duermo tranquila por las noches. Por lo demás me encanta el idioma francés. Sí, quiero cantar canciones en francés.

-¿Hay un  sentido distinto si cantas en uno o en otro idioma?
-Sí, seguro, hay una dferencia de intimidad. Mi lengua materna es el francés, así que va más directamente a esa intimidad. El inglés, con el que también me siento muy familiarizada, porque he vivido la mitad de mi vida en lugares anglosajones, también tiene cierta intimidad, pero menos que la de mi infancia, del padre, de la madre, de la familia.

-¿Cuando eras niña la música francesa fue importante en tus gustos? ¿Te acuerdas de qué canciones escucharías en la radio?
-Sí, me acuerdo muy bien de escuchar a (Serge) Gainsbourg, de los años '60, '70, cuando yo era adolescente, y de quedar completamente marcada, atrapada, asida por ese encanto. Y más tarde France Gall, recuerdo ese pop francés bastante chic, aunque bien simple. También escuchaba mucha música independiente, grupos franceses del after-punk que me marcaron mucho.

-Siempre dio la impresión de que la política o incluso la ideología eran bien importantes en las letras de Stereolab. ¿Eso sigue siendo así contigo?
-La política es siempre muy importante para mí, pero es difícil hablar de política. En este nuevo disco, The trip, hay también letras así, porque todavía lo necesitamos. No tengo ningún cinismo en relación a la política, soy una idealista. Pienso que se puede hacer mejor, que podemos avanzar hacia más confianza y para mí la política es justamente un asunto de acción en confianza, un dominio donde podemos expresar todo lo que queremos y donde en tanto nos sintamos seguros podremos también tener experiencias más audaces hacia un sentido común, donde el beneficio vaya para la mayoría y no para la minoría, voilá. Pero veo mucho mucho mucho cinismo todavía.

-¿Es tal vez una razón por la que volviste a Inglaterra, luego del cambio político en Francia?
-No, en absoluto. Brown, Sarkozy, es la misma cosa, ¿eh? La basura está por todo lados.

-En todo caso nunca han sido letras literales. Tu primer disco con Monade se llamaba Socialisme ou barbarie, pero no hay ninguna canción que hable en esos términos.
-No, es cierto. Por lo demás es porque no había ninguna canción sobre eso en el disco directamente que decidí titularlo asi, porque pensé que le faltaba una dimensión política. Estaba el recurso del título, y decidí utilizarlo para poner la idea política del disco. Fue puramente propaganda de mi parte.

-¿Volverán tus ganas de tocar las canciones de Stereolab?
-Ahora me quiero aplicar a mis canciones y a cantarlas y tocarlas bien. Más tarde, no sé cuándo -sonríe-, pero estoy segura de que llegará el día, me inclinaré sobre qué canciones de Stereolab me gustan de verdad y nunca hayamos tocado en vivo, y será el momento de cantarlas de nuevo.

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