Maestro de la cumbia romántica. Américo pasó de ser amado por el gran público a reconocido por los propios músicos nacionales.
El MercurioSANTIAGO.- Desde que nació en el año 2000 los Premios Altazor fueron una forma alternativa de observar el panorama artístico chileno. Hasta entonces la única distinción la entregaba el Apes, la sigla detrás de la Asociación de Periodistas de Espectáculos, que igualmente está vigente.
El Altazor apareció entonces como la premiación que los artistas hacen a los artistas, la famosa "premiación de los pares". Pero eso en este caso la figura de Américo marca la primera diferencia en 2010, luego de una década completa en que los nombres desconocidos para el gran público se llevaron las estatuillas.
El ídolo de la cumbia romántica está nominado por su disco A morir (2008), título con el que ido el gran salto a la fama, se convirtió en celebridad y héroe popular y llegó este verano al Festival de Viña del Mar, poco antes del terremoto. Américo ha sido en sí mismo un terremoto en la música chilena y por eso el hecho de que superara la barrera de las preferencias del público y llegara a las preferencias de los músicos habla de su impacto en todos los frentes.
Junto a él compiten en la categoría de “Pop” el reformado grupo De Kiruza del cantante de soul latino Pedro Foncea, con el disco Música pa´l mundo (2009) y el grupo de rock latino Difuntos Correa por el álbum Ilusionismo (2009). En dos épocas distintas, ambos grupos se han manejado en la popularidad de los circuitos alternativos. Foncea cantó en Viña en 1991 y Difuntos Correa defendieron allí la canción de Fernando Ubiergo “El tiempo en las bastillas”.
La tradición siempre es folclórica
Las artes musicales son una de las disciplinas de Altazor que mayor variantes presenta, dado el espectro inacablable de géneros y estilos. La “Raíz folclórica o tradicional” se mantiene ligada a la música de la tierra y desde ese punto cero las direcciones también son variadas.
Este año los nominados son un trovador del Canto Nuevo como Nano Acevedo, con su trabajo sobre los Juegos tradicionales chilenos. En las nominaciones deberá competir con la música andina del histórico Illapu (con su disco Vivo, 2009) y la cueca de raíz chilenera de Daniel Muñoz, Félix Llancafil y 3×7 Veintiuna (del disco Al compás del 6 x 8, 2009).
La academia y el club
Los compositores aparecen ampliamente en las categorías del Altazor, en frentes como la “Música docta-clásica” y la “Música alternativa y jazz”. Esta última categoría alterna año a año sus nominaciones y en 2001 aparecen tres compositores jóvenes que además son importantes improvisadores en las nutridas temporadas de jazz de clubes y en discos. El pianista Felipe Riveros está allí con su sexto disco, Santiago (2008), mientras que la dupla de inseparables Sebastián Jordán (trompeta) y Agustín Moya (saxo tenor) fueron nominados por sus discos de 2009 Afluencia e Infinito, respectivamente.
Los compositores doctos abre sus opciones a los nombres de Alejandro Guarello, Aliosha Solovera y Andrés Ferrari, repreentantes de tres generaciones distintas en la composición chilena. El primero aparece por su obra “Optikalis 03”, el segundo por “Solo para un diálogo” y el tercero por “Retri para flauta y piano”.
El rock nunca muere
Una de las categorías más esperadas cada año lleva el nombre monosilábico y resonante de “Rock”. Analizada detalladamente en su historia en las memorias de los diez primeros años de premiaciones de Altazor por el periodista de música y autor del libro “Prueba de sonido”, David Ponce, el rock se resiste a la extinción. Aquí presenta tres nombres de la historia para seguir de cerca.
Los pioneros del punk capitalino Fiskales Ad-Hok llegan a la mayoría de edad con su disco 12 (2009) y LaFloripondio, que fue mutando desde el rock punk al rock latino, aparece por el disco 15 años… ¡¡sin niún brillo!! (2009), mientras que los popularísimos Sinergia se impusieron en la terna con su reciente El imperio de la estupidez (2009), que presentaron en vivo sobre un bus del Transantiago a lo largo de la ciudad.
La última categoría es “Ejecución musical” y permanece en el tiempo para incluir allí a los grandes intérpretes de cada año, que son músicos que no necesariamente mantienen discografdías solistas sino que operan como sesionistas, músicos de apoyo en conciertos y en discos. Los nuevo ejecutantes son el guitarrista Leo Ahumada, el pianista Lautaro Quevedo y el virtuoso charanguista Freddy Torrealba. Los premios se entregarán este martes 27 de abril en una ceremonia en el Teatro Teletón.