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Rock mestizo y en tránsito

Este grupo valdiviano llega a Santiago a presentar su nuevo disco, Paisaje concreto, justo mientras se debate entre la opción por la provincia y la capital.

07 de Mayo de 2010 | 10:03 |

El sur se filtra de lado a lado en la música de Trapezoide. Este grupo de Valdivia, en la Región de los Ríos, llega por segunda vez a Santiago (ver recuadro) para presentar su disco Paisaje concreto (2009), una mezcla de sonidos entre el rock y el ambiente de su ciudad, y su más reciente canción, "Mestiza", es un vínculo directo a esos paisajes.


"Mestiza" se llama igual que Mestiza (2009), otro disco surgido el año pasado de esa región, pero no de de Trapezoide, sino un compilado de diversos cultores de músicas urbanas, campesinas y mapuche del lugar. Pablo Mura, el guitarrista de Trapezoide, fue el ingeniero de grabación de Mestiza y escribió esta canción durante los viajes que hizo como parte de ese trabajo por la cuenca del río Valdivia, a bordo de una camioneta y con una guitarra acústica.


-La principal relación entre la canción y Mestiza, el disco, es que este trabajo consistió en un recorrido de grabación in situ de distintos creadores e interpretes en la cuenca del río Valdivia -explica Mura-. Fue un viaje en camioneta a distintas locaciones. Conocimos muchas experiencias distintas de cómo vivir la música y eso me inspiró. Pero en paralelo los acordes de guitarra de la canción nacieron en la camioneta, mientras mis compañeros dormían o conversaban, y conducían. "Mestiza" es más que nada eso, habla de la música, de lo mestiza que es.


César Rebolledo (voz y percusión), Pablo Mura (guitarra), Walter Pineda (bajo) y Felipe Pollo Donoso (batería) son la formación completa de Trapezoide desde el inicio en 2004. Su música ha venido quedando registrada en discos cada vez más grandes: primero una compilación con varios otros músicos, Segundo compilado de rock valdiviano independiente (2005); luego las cinco canciones de un disco corto, Vámonos pa'l campo (2006); luego la banda sonora para una película, La rebelión de los peluches (2007). Hasta llegar a su actual disco, cuya primera presentación fue la "Canción de César", como el nombre del propio cantante del grupo.


-Es una canción positiva que habla de la espiritualidad de una persona muy mística -describe Mura-. Necesitábamos esa energía en Trapezoide, ya que César había viajado a Santiago a trabajar y nosotros tres quedamos guachos de sus letras. Tuvimos que armar y corregir las canciones entre los tres y esperar a que llegara César para armar las canciones en la grabación. "Canción de César" fue la única que nació completa del tiempo que estuvimos los cuatro en Valdivia, y coincidió en que él asumió el riesgo de escribir la letra y le quedó algo muy íntimo, muy de adentro. Por eso no había otra forma de llamarla.


-Va a ser el retorno de ustedes a Santiago después de esa vez en abril de 2008 con Fother Muckers y Ramires! ¿Cuánto se ha transformado Trapezoide en estos dos años casi justos?
-Estamos un poco más viejos, pero también tenemos menos ansiedad. Ya nos dimos cuenta de que en el fondo tocar en Santiago, en Valdivia o en cualquier parte no es para nada distinto, todo depende de la actitud y la carga emocional que echas en el escenario. En el fondo ahora sólo tratamos de entrar en catarsis con la música y contagiarlo. Ojalá este viernes llegemos al Nirvana.


-Luego van a tocar en Osorno y Valdivia. ¿La consabida pregunta de si piensan radicarse en Santiago es algo que han considerado? ¿O más bien la opción es intentar desarrollar su propia ciudad?
-Ésa es la principal contradicción que vivimos con Trapezoide en este momento. El concepto del comienzo se fue invirtiendo. En un principio César y Pollo eran los de la bandera de quedarse en Valdivia, en cambio Walter y yo éramos los que queríamos irnos a vivir a Santiago para tocar. Vinimos a hacer las prácticas (de sus carreras universitarias: ambos son ingenieros civiles acústicos de la Universidad Austral) y nos dimos cuenta de que hay algo de la ciudad que nos es superior, y volvimos con la idea de quedarnos.


Luego fueron César Rebolledo y Felipe Donoso quienes se trasladaron a trabajar en Santiago, agrega el guitarrista. "Y ahora ambos trabajan pero no se dedican mucho más a la música. En cambio Walter y yo nos quedamos en Valdivia, armamos una banda aparte y nos salvamos con eso, los dos trabajamos como sonidistas y en la banda, lo que permite la tranquilidad y la vida sencilla en Valdivia".


-¿Hay un efecto particular en haber sacado este disco después de un primer compilado, de un EP y de una música para película? ¿Era necesario dar esos pasos previos?
-Fue como un torbellino, no nos dimos ni cuenta cuando ya teníamos un compilado, un EP, estábamos grabando una banda de sonido y en paralelo imaginando un LP que es el sueño de toda banda, y concretamos ese sueño. Fue un éxito, se vendió todo.


-Se nota harta preocupación por la presentación del disco, por la caja del CD, las fotos. ¿Cómo es hacer un disco así en una época en que se descarga cada vez más música de Internet? ¿Qué representa para ustedes el CD como objeto?
-Es una joyita. Ya sabemos de la ineficiencia del disco como producto, pero bueno, sacar quinientas copias de una joyita vale la pena, es un negocio a futuro como lo fue el vinilo, no tanto porque la gente ponga el disco a escuchar, sino por el arte (el diseño de la carátula). Vale la pena jugársela por que la música tenga su objeto fetiche. Incluso es una buenísima herramienta de promoción y difusión.


-Trabajaste como ingeniero del disco de Philipina Bitch el año pasado. ¿Qué tal esa experiencia, de estar al otro lado de la consola y con un grupo bien diferente a Trapezoide, te hace ampliar más el oído de alguna manera?
-Fue un gran proceso de aprendizaje y de exprimentación. De deshacerse de todos los paradigmas y comenzar de cero a cuestionarse todo lo que aprendiste en la academia, y que ya había aplicado en el disco de Trapezoide. Al final el resultado fue mucho mejor en el disco de Philipina. La moraleja fue: innovar.


-¿Qué otros planes tiene Trapezoide para el año?
-Descansar del torbellino y reacomodar las placas.

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