Prepárese para abandonar su vida de ciudadano común y corriente. Ron Wood desclasifica los archivos de su trayectoria como un Rolling Stone.
OcéanoSANTIAGO.- Si Mick Jagger hace noticia por sus cualidades empresariales, Keith Richards por sus participaciones en cine y Charlie Watts por doblarle la mano a la muerte, Ron Wood, el único Rolling Stone que no proviene de los primeros años ’60, ha sido el verdadero “Stone” de los últimos años.
Es el más joven de la banda y eso que está por cumplir 63 años. Pero en la última década ha sido el integrante de la cofradía que se ha comportado “como tal”. La ley siempre le va pisando los talones.
En los años ’60 nadie fue capaz de superar a Brian Jones y así fue como el fundador de la banda terminó en 1969, ahogado en una piscina. Y durante los años ’70 tampoco nadie logró alcanzar a Keith Richards, quien zafó en reiteradas ocasiones al encabezar muchas veces la lista de los músicos que "podían morir en cualquir momento".
En esta década Ron Wood ha demostrado ser el más Stone de todos, con reiteradas confinaciones en clínicas de rehabilitación para alcohólicos, detenciones por fiestas ruidosas en vencindarios respetables y abandono de su esposa por una modelo rusa de 19 años. Ron Wood está a la altura de las circunstancias.
Así queda expuesto en “Memorias de un Rolling Stone” (2009), que acaba de publicar en español la editorial Global Rhythm (Océano), a través de 341 páginas de historias donde la realidad se funde con la propia mitología de un músico que ha estado en las primeras planas desde 1975. Ese año el bueno de Ronnie llegó a los Rolling Stones para sustituir a Mick Taylor e imponer sus grooves en el disco de rock, funk, reggae y música disco Black and blue.
Wood proviene de una familia humilde. Se dice que quería ser “músico o pintor” y que logró ambas cosas: no sólo está en la mejor banda de rock de la historia sino que ahora vende sus cuadros a precios absurdos.
Alcanzada una edad en que la mayoría de sus coetáneos saborea la inminencia de una modesta y bien merecida jubilación, Ron Wood recuerda por escrito y con estupenda memoria décadas "empapadas en cantidades épicas de cerveza y otros líquidos más severos, amenizadas por complacientes señoritas proclives al desnudo y alegradas por frenéticas orgías en mansiones victorianas o por joviales vandalismos en hoteles de lujo", según anota la contraportada introductoria de un volumen que se vende con tapa blanda, adjetivo contrario a la figura de Ron Wood.
Pasajes escogidos: tres amigos en peligro
En las memorias, el guitarrista desclasifica los episodios de sus distintas edades musicales, primero junto a Jeff Beck, luego con Rod Stewart en los Faces y finalmente junto a Keith Richards y Mick Jagger en los Rolling Stones, pero siempre hay párrafos dedicados a gente como John Lennon, George Harrison, Bob Dylan, Jimi Hendrix, Eric Clapton, Bob Marley, John Belushi, Muhammad Ali o Groucho Marx, además de la larga lista de groupies y novias que matizaron su vida en la carretera.
Jimi Hendrix, roomate salvaje:
“Cuando Jimi Hendrix llegó por primera vez a Inglaterra compartí casa con él, de manera intermitente, unos seis meses. Había entrado a las listas con temas como “Purple haze” y “Hey Joe”. En nuestro apartamento se encontraba sobrio y relajado, pero la mayor parte del tiempo solía estar colocado, sin lugar a dudas mucho más que yo. Una noche me confesó que odiaba su voz. Le dije que dejara de decir tonterías y que pensara en su voz como en otro instrumento más. Eso debió gustarle porque acto seguido se levantó, fue a la estantería sacó dos discos y me los pasó. Yo no había escuchado ninguno de esos álbumes. El primero era James Brown at the Apollo 1962 y el segundo B.B. King live at the Regal”.
Eric Clapton, yonqui incorregible:
“Después de la disolución en 1971 de su grupo Derek and the Dominos, Eric se retiró del mundo con su novia de entonces Alice Ormsbynos y se pasaron dos años totalmente enganchados a la heroína. Se convirtieron en auténticos ermitaños. La solución fue organizar un concierto y después convencernos a Steve Winwood y a mí de que ya era hora de sacar a Eric a rastras de su reclusión en Surrey y llevarlo a Londres para los ensayos. El Rainbow Concert se celebró el 13 de enero de 1973 en el Rainbow Theater de Finsbury Park, donde por allá por 1957 vi por primera vez a la orquesta de Duke Ellington. Durante los ensayos, me quedó muy claro que Eric no había perdido ninguna de sus cualidades durante aquellos dos años de confinamiento”.
Keith Richards, sideman impredecible:
“En aquellos tiempos Keith no se separaba nunca de sus pistolas y sus navajas. Hoy en día no tanto, debido a los controles de seguridad en los aeropuertos, pero siempre lleva armas encima. Solía amenazar a la gente con su pistola, lo cual resultaba bastante aterrador, pero rara vez disparaba. Aunque en cierta ocasión, en un hotel de Nueva York, Keith estaba aterrorizando a Freddie Sessler con un arma cuando apretó el gatillo y la bala atravesó el suelo. Justo en la habitación de abajo había un grupo de jubilados jugando cartas y la bala de Keith acabó con la partida”.