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Una chilena en Burdeos

A cuatro años de sus inicios como solista en 2006, esta cantante chilena acaba de estrenar su segundo disco, Dingo dongo, en esa ciudad francesa, donde vive hace ya un año y medio. "Fue jugármela por hacer mi música tanto aquí como en la quebrada del ají", dice, a su reciente paso por Chile.

01 de Junio de 2010 | 17:16 |

María Perlita tiene un recuerdo claro de las distancias que tuvo que recorrer desde su nueva casa hasta los lugares de las primeras actuaciones que dio en 2009 en Burdeos, la ciudad del sur de Francia donde vive hace un año y medio, y donde hace unos meses publicó su segundo disco, llamado Dingo dongo.


-Hemos ido súper de a poquito. Primero tocamos al frente de mi casa, en una galería de arte. Después, en la primera tocata que hice con Dingo dongo toqué en un lugar que era ya a cuatro cuadras -dice.


-Buen avance.
-Y la otra ya fue a distancia de un viaje en tren -agrega. Y cuando María Perlita habla en plural se refiere a ella y al músico Javier Majluf, su compañero en el escenario y también en el hogar, con el que esta cantante chilena ha continuado en Francia una carrera personal iniciada en Chile en 2006 en vivo y con su disco Panc (2007). Tras anotarse con ese estreno justo antes de la actual explosión de solistas chilenos, hoy en Dingo dongo (2010) ella avanza desde la intimidad melancólica de ese primer disco a una  intimidad distinta, coloreada esta vez con nuevos instumentos en sus seis nuevas canciones.


Contrabajo y saxo son esos nuevos timbres, junto a las guitarras acústicas y eléctricas que tocan María Perlita y Javier Majluf. Y hay otros movimientos detrás de este nuevo disco. Ambos vivieron entre febrero y septiembre de 2008 en Barcelona y luego en Burdeos, donde ella empezó a grabar en mayo de 2009, fue madre en medio y terminó el disco a fin de año. En la práctica Dingo dongo es su segundo disco hecho en Francia, luego de que ir a París a grabar Panc con el productor Ramuntcho Matta, y de telonear de paso algunos conciertos de la cantante francesa Olivia Ruiz en la misma ciudad.


-¿Por qué esta vez hiciste un EP y no un disco largo?
-Porque no me sentía capaz de hacer diez (canciones). Es mi primera experiencia más completa, me metí en la parte instrumental también. Ramuntcho (Matta) fue súper determinante en la estética del otro disco. En cambio ahora yo tenía esa responsabilidad, y cinco canciones eran posibles de hacer sin volverme loca.


-¿Fue más sencillo grabar el primero?
-Panc lo grabé en cinco días, y me hicieron entre comillas un rayado de cancha importante. Había un tiempo y una estética que respetar. En cambio en éste lo único que tenía que respetar es lo que yo mismo me había propuesto.


-¿Y fue fue ese rayado de cancha tuyo?
-Lo tomé por el lado de los instrumentos. Quise trabajar con un contrabajo y un saxo, aparte de la guitarra y la voz. Siempre me ha gustado el jazz, como una sonoridad familiar, no doctamente; no sé mucho de jazz, pero el sonido del contrabajo y el saxo con la voz hacen un juego súper bonito. Por eso.


Idiomas, sonoridades, la radio por ahí


Antes de debutar en la música, cuando sólo contaba con su nombre real de Daniela Jordán, María Perlita estudió arte entre 1997 y 2001 en la Universidad Católica. Y tal como su primer disco, Dingo dongo también tiene una carátula diseñada por la propia artista, que esta vez hizo además una serie de ilustraciones con técnicas de acuarela, lápiz y collage digital para el CD.


-Se trata de desarrollar un arte en relación al disco. Esa formación tiene que ver con pensar una obra, como si fuera una instalación, con buscar que tenga una coherencia. Ésa es mi forma de ver una canción también, como una pequeña obra. Creo que compongo canciones muy intuitivamente, pero aplico esa concepción global a la canción y al show en vivo, que también tiene una estética.


-¿Se nota que no estabas en Chile cuando grabaste esta música?
-Yo lo encuentro un disco súper ecléctico. No sé si es folk o qué estilo tiene, y eso puede ser por esta situación de viaje o de estar en distintos lugares e influenciarte no sólo de música sino de gente distinta, de miles de partes del mundo, idiomas, sonoridades, la radio que suena por ahí. No es necesariamente que haya escuchado música francesa o española, sino que todo el entorno cambia y eso se refleja en un disco más abierto.


-El anterior también fue hecho en Francia, pero fuiste y volviste, una cosa así.
-Fui, estuve dos meses y volví. Esta vez estuve en Barcelona, que es una ciudad cosmopolita, donde escuchas todo el día miles de idiomas, Francia es súper distinto también. Fue un poco jugármela por hacer mi música tanto aquí como en la quebrada del ají, aunque es difícil porque allá estás más sola.


-¿Pero en Barcelona uno está rodeado de chilenos, o es un mito?
-Hay ene chilenos, pero estuve seis meses solamente, entonces tampoco viví tanto. No alcancé a estar ahí.


-¿Has ido a París en esta vuelta?
-No he ido, fijaté.


-¿Luchando por la descentralización?
-Estoy provinciana -se ríe-, ahí pegada en Burdeos. He ido a (la ciudad española) San Sebastián, por el sector. Ha sido un proceso lento, porque es otro idioma, es una adaptación que ahora está madurando. Burdeos es una ciudad bien conservadora, están los viñedos, las familias de los vinos... Nunca he sido muy experta, pero igual se me ha ido educando el paladar con los vinos.


-¿Ese otro efecto colateral de estar en Burdeos?
-Sipo, probar diferentes vinos. Y pato. Comer pato de vez en cuando. Personalmente en las ciudades tan tan grandes es tanto el estímulo que me pierdo, es demasiado. En cambio en una ciudad como Burdeos, que es más pequeña, tienes menos alternativas, y eso me hace estar un poco más tranquila.


Redes, miles de redes: cultura a la francesa


Otra contraste entre venir de Chile a instalarse en Francia está en el nivel de la gestión cultural, con recursos como un registro formal de lugares para dar conciertos a disposición de los músicos en ese país. "Cada bar tiene un programador, y uno se entiende con él", dice la cantante. "Y en Burdeos hay muchos músicos, grupos y gente circulando con su show".


-Tu nuevo disco fue hecho con recursos del Fondo de la Música de acá. ¿Puedes comparar cómo funciona esa institucionalidad cultural en Chile y allá?
-Hay muchos fondos en Francia. Muchas organizaciones artísticas los tienen, en Internet hay miles de calendarios de fondos, pero a la vez postular como una persona natural no es tan simple, tienes que estar asociado.


-¿Por lo tanto eso es lo otro que hay: redes?
-Redes. Miles de redes. Es un sistema bien complejo y llegar a entenderlo es un trabajo. Vas a un lugar y te dan un maletín y un libro con todos tus derechos, deberes, asociaciones a las que puedes pertenecer como artista, como músico, cómo declarar los impuestos, cómo tener salud. Francia es un país con más tradición.


-¿Mucho Estado?
-Mucho Estado y muchas asociaciones. Ene gente que se asocia y como tal pueden acceder a fondos. Yo conozco a músicos que viven de eso allá. Trabajan ene, pero giran todo el tiempo, hay un aparato que los acoge, y en el que existen. Aquí uno no existe mucho.


-¿Te sientes incluso más respetada allá en tu oficio, es otro status?
-Yo creo que estás más protegido. Acá (en Chile) era yo quien gestionaba mis tocatas. Yo creo que en Burdeos, que es una ciudad de 250 mil personas, hay más lugares que en Santiago. Y hay muchos más músicos también. En los últimos años ha aumentado la cantidad de músicos. Mucha gente quiere vivir de la música, no tener como una actividad paralela.


No te voy a decir pachanguero


-¿Ves muy lejos tu primer disco después de todo este tiempo?
-Sí, lo veo lejano. Este disco es mucho más... no te voy a decir pachanguero, pero igual lo puedes bailar. Apretadito, pero lo puedes bailar. Tiene un cierto tch tch tch. Y Panc no, es un poco más lánguido. A mí misma me dan ganas ya de moverme más. Estoy  tocando parada, con la guitarra de palo, me la cuelgo con una (correa) como de micro, con una cápsula, y todo es más acústico.


-¿Igual sigues con esa guitarra eléctrica que tenías?
-Sí, pero creo que en dos años la he agarrado cinco veces. La guitarra eléctrica la tocaba más por una cosa de volumen, porque ir a los bares con una guitarra de palo... pero ahora estamos en un sonido mucho más fino. Ha sido un descubrimiento tocar en una galería, es otra cosa, me encanta el formato más pequeñito y más cercano.


-Había como tres canciones que sí eran más pachangueras en las últimas fechas que hiciste antes de partir.
-Sí, una que se llamaba "La tonta y el patán"... yo creo que también es una reacción a Panc, era tan triste y todo que estas canciones fueron el otro lado. Otra era "No me convencerás", una ranchera que saqué inmediatamente después del disco y la toqué en el lanzamiento de Panc. Y la gente pensó que todo el disco era así -se ríe.


-¿Publicidad engañosa?
-Claro, y el disco era súper triste.


-Inteligente de tu parte, tocar esa canción mentirosa.
-No, e incluso todo era un poco mentiroso, porque también el show era con banda, y Panc era solo.


-Pero era un fraude Panc entonces.
-No -se ríe-, Panc es el estadio más básico de la canción, y pararte sola a cantar eso era muy corajudo. Esas canciones (posteriores) eran un intermedio, pienso yo, eran más picaronas, tenían un humor. No creo que tenga mucho humor Dingo dongo, aunque ahora estoy súper interesada en la música latinoamericana.


-De hecho en ese tiempo te gustaba Chavela Vargas.
-Sí, y lo que me gustaría experimentar ahora es con percusión. Pero con una cosa mucho más corporal -adelanta, y otro plan próximo de María Perlita es volver a Chile en octubre, esta vez a tocar en vivo-. Y tengo ganas de no necesariamente tocar en salas de conciertos, sino en galerías, en casas, abrir el abanico, aprovechando que es un show casi acústico, que tiene muy poquito decibel. E instalarlo en muchas partes de Santiago, en otras comunas y otros lugares.

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