SANTIAGO.- De cara a su doble trasplante de corazón y pulmón, el recordado Sandro tenía claro que su opción de supervivencia era mínima. Sin embargo, sus padecimientos eran tan invalidantes e insufribles, que el popular cantante decidió correr los riesgos y aferrarse a los mínimos porcentajes de éxito que los médicos le entregaban.
Ésa es una de las revelaciones que entrega la doctora trasandina Mariana Lestelle en su libro "Sandro, hambre de aire" (Ediciones B), en el que ahonda en la enfermedad del intérprete de "Quiero llenarme de ti", sobre la base de informaciones médicas y utilizando un método principalmente deductivo.
Así, Lestelle visualiza la enfermedad de Roberto Sánchez como un verdadero ejemplo para manual de medicina, y sobre la base de reportes médicos y periodísticos la transforma en un caso clínico, sobre el cual pueden realizarse diagnósticos presuntivos.
Es el retrodiagnóstico, la misma técnica que ha permitido determinar que Agatha Christie habría padecido Alzheimer en sus últimos años, o que Rembrandt sufrió de trastornos depresivos.
En el caso de Sandro, su enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc) derivada de un enfisema, daba gran parte de las señales, a las que luego Lestelle fue agregando diversos aspectos que daban cuenta del agravamiento.
Por ejemplo, analiza el retiro del nombre del cantante desde la lista de trasplantes, en marzo de 2009, pese a su urgente necesidad de contar con nuevos corazón y pulmones.
Ello, analiza, se debe a que los pacientes que serán trasplantados deben cumplir una serie de requisitos, entre ellos registrar ciertos estándares de nutrición, y no padecer infecciones. Sandro no cumplía con eso, tuvo infecciones intrahospitalarias y una aguda infección urinaria, causada por una fístula que no se observó en primera instancia, lo que debilitó aún más su estado.
Sobre su nutrición, la doctora aplica su diagnóstico presuntivo: El cantante requería de asistencia para respirar (sin estar intubado), lo que indica dificutades para comer e ingerir líquidos.
Porque no poder respirar complica enormemente esas labores tan básicas, y para Sandro la respiración era un problema mayor. "Un paciente con Epoc nunca siente que le entra el aire. No puede moverse sin un dispositivo que le suministre el oxígeno. No me es difícil comprender por qué Roberto Sánchez quería correr el elevado riesgo", dice la argentina.
Ello porque, según cuenta, Sandro tenía todo clarísimo. El cantante siempre estuvo al tanto de que las posibilidades de éxito eran las menores. "El dr. Perrone (uno de los tratantes del artista) comentó que le explicó las bajas probabilidades de que el trasplante fuese exitoso, y a pesar de esto se encontró con un paciente que quería arriegarse", consigna. Sandro ya había dicho que "quedar tirado en una cama con un tanque de oxígeno es lo mismo que estar muerto".
Pero esas posibilidades fueron disminuyendo con los meses, cuyo transcurso debilitaba cada vez más, y a pasos agigantados, la salud del cantante, que llegó con lo justo a someterse al doble trasplante el 20 de noviembre de 2009. Luego de eso, vino más de un mes de lucha, de complicaciones y operaciones, hasta que el 4 de enero de este año el porcentaje mayor de las probabilidades terminó por imponerse: Sandro no pudo resistir más y murió esa tarde en Mendoza, tras someterse a una quinta intervención quirúrgica post-trasplante, que buscaba cumplir con su sueño de volver a respirar.