Energía y público recargados

-¿Quién juega mañana?- pregunta Álvaro Henríquez ya en medio del bis al final del concierto. Hoy es viernes 11 de junio, la noche misma de la primera jornada del Mundial, y mañana juegan Argentina y Nigeria, que es lo que el público le responde a gritos aquí en el Centro Cultural Amanda de la capital. Pero el lugar está copado de gente, los gritos no se entienden y Henríquez se juega la personal. "¿Curicó Unido con Deportes Aviación?", pregunta, y tras cartón manda un saludo igual de ochentero futbolero local. "Y un saludo para Deportes Concepción, el León de Collao".

Así es un concierto de Los Tres a mediados de 2010. Un público que llena el lugar con un millar de personas, un cantante a sus anchas arriba del escenario y la vieja escuela que siempre es importante con este grupo, desde en el sonido hasta en la conversación con el respetable. Los Tres están dando el primero de los dos shows previos a su viaje a Nueva York donde grabarán su próximo disco, y algo de esa vieja escuela hay también en relación con su propia historia. Son poco más de dos décadas, pero el grupo hoy se ve remontado en más de un sentido a recuperar el instinto de sus comienzos.

Dos sentidos, por ejemplo: éste no es un festival de masas como los muchos en los que Los Tres han tocado en los últimos años, y no hay músicos invitados en escena. O sea, éste es un concierto propio en el que grupo tiene tiempo para explayarse en varias dimensiones de su repertorio y no sólo para tocar sus grandes éxitos, y es significativo verlos de vuelta en su formación esencial con Álvaro Henríquez, Ángel Parra y Titae Lindl en la delantera clásica de tres. En efecto, en vivo ya no están Rodolfo Henríquez ni Joselo Osses, los músicos y cuequeros que en los últimos años han acompañado al grupo en guitarra y piano.

Con esa formación el grupo se adentra en su repertorio. Los discos La espada & la pared (1995) y Fome (1997), con cinco canciones cada uno, son los favoritos a la hora de elegirlo, y así suenan en Amanda canciones de melodías emocionantes como "De hacerse se va a hacer", "Olor a gas" y la más reciente "Cerrar y abrir", junto al homenaje de cuecas a Roberto Parra y a himnos como "¿Quién es la que viene allí?" o "La espada y la pared". Eso y un Álvaro Henríquez chispeante como anfitrión son el combustible para un karaoke de masas por parte del público, que termina de recargar de energía el show de Los Tres 2010. El lugar está lleno y no de gente muy nostálgica ni de la generación de los '90 que creció con esta banda, sino de un público nuevo, de treinta o menos, que parece estarlos descubriendo. Los Tres pueden estar recuperando en parte sus raíces, pero la audiencia sí es un público nuevo hacia el futuro.