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Vuelvo de la cordillera al mar

A once años de haber tocado por última vez en Buenos Aires y a 33 de haber salido de la ciudad donde vivieron hasta 1977 en Argentina, el grupo chileno reanudó en vivo sus lazos con ese país. "Vengo de la cordillera al mar", llegaron cantando en aquellos años. Hoy éstas son las postales del regreso al segundo hogar de Los Jaivas.

22 de Junio de 2010 | 19:13 |

El monumental puente levantado sobre el río Paraná a la altura de la ciudad argentina de Zárate es una obra de ingeniería de más de mil setecientos metros de longitud que conecta a la provincia de Buenos Aires con la de Entre Ríos, al norte de la hermana república. "Ese puente comunica a toda la Argentina con el otro lado del río de La Plata", informa Mario Mutis, un hombre que vivió años en ese lugar. "Por ahí se va a Asunción, Paraguay, y a Brasil si quieres seguir de largo", agrega, aunque a escala más local el puente es también la vía directa entre las ciudades de Zárate y Brazo Largo.


De hecho se llama así: puente Zárate - Brazo Largo.


-Nosotros nos fuimos de Zárate el '77, e hicimos un concierto: el "Zárate Abrazo Largo" -recuerda entonces Mutis, que ahora es un forastero aquí, aunque por mucho tiempo fue lugareño. Él es el bajista de Los Jaivas y vivió casi toda la histórica estada de ese grupo en Argentina, entre su salida de Chile en septiembre de 1973 tras el golpe militar de ese año y el viaje del conjunto a Francia en 1977.

Desde entonces Los Jaivas han regresado a Argentina, donde cumplieron en 2008 una gira por la Patagonia, y a Buenos Aires, donde habían dado en 1999 una temporada de conciertos. Pero nunca habían vuelto a Zárate, la ciudad donde compusieron canciones tan evocadoras como "La conquistada" y "Canción del sur" y tan luminosas como "Pregón para iluminarse" y "La vida mágica ¡ay sí!" en su carrera. Y donde ese puente ni siquiera existía cuando ellos eran unos vecinos más en la ciudad.


-Zárate era el puerto fluvial más grande de la zona, pero con el puente murió todo el transporte en barco, porque desde entonces el movimiento se hizo por tierra. Ahora hay muchas bodegas, casas abandonadas, barcos que están hundidos -refiere Mutis, días después de haber cumplido con el grupo uno de sus planes pendientes hace años: el regreso de Los Jaivas a Argentina, a Buenos Aires y a Zárate, lugares que fueron el segundo hogar en sus vidas y a los que han vuelto en 2010.


Pregón para reiluminarse


Los Jaivas hoy son los fundadores Claudio Parra y Mario Mutis, los nuevos músicos Carlos Cabezas y Francisco Bosco y los hijos de fundadores Ankatu Alquinta y Juanita Parra. Y por ese tramo de historia argentina que tienen fueron invitados por el gobierno de ese país a participar de las celebraciones del Bicentenario local, junto a exponentes como la colombiana Totó la Momposina, el uruguayo Jaime Roos, el brasileño Gilberto Gil, el cubano Pablo Milanés y los argentinos León Gieco y Fito Páez, todo como parte de los elencos internacionales convocados a los cinco días de espectáculos públicos celebrados en mayo último en Buenos Aires.


-Tocamos en la (avenida) 9 de Julio y según la prensa argentina había un millón de personas frente al Obelisco -recuerda Mutis-. No me digas nada. Yo miraba y no veía el final de la gente. Y la recepción fue muy entusiasta. La gente cantó, bailó, saltó, gritaba "Viva chile". Existe una hermandad. Puede ser que los políticos o los milicos se peleen o discutan, pero entre la gente común y corriente, que camina por la calle, que se sube a la micro, se siente esa hermandad.


-¿Abajo del escenario también?
-Había gente que nos paraba en la calle, no con la misma frecuencia que en Chile, pero no faltaba el señor que nos recordaba historias o que había estado en el concierto en el año '83 en (el estadio) Obras Sanitarias con Mercedes Sosa. Son vivencias de la gente en Argentina que se asemejan a lo que ha pasado en Chile.


En media hora disponible sobre el escenario en la 9 de Julio, el grupo tocó ante las masas ese sábado 22 canciones como "Pregón para iluminarse", de su referida etapa argentina, "La poderosa muerte", de su esencial LP Alturas de Macchu Picchu (1981), y su temprano himno "Todos juntos", esta vez junto a invitados de la casa como el cantante Víctor Heredia.


-El "Pregón para iluminarse" es una canción que se hizo en Zárate, y tiene un aire ribereño que a los argentinos les toca de cerca -explica Mutis-. "La poderosa muerte" fue una cuestión cototuda, entremedio de toda la jarana, un tema largo y con harto desarrollo musical, con trutrukas, imágenes y la gente en ese momento se conectó; había un silencio importante, por los menos en las primeras dos cuadras. Hasta que terminamos con "Todos juntos".


El teatro se vino abajo


Al fin de semana siguiente el grupo dio dos conciertos propios en el Teatro ND Ateneo de la capital, el 28 y el 29 de mayo. "Teníamos unos carteles inmensos en todo el centro de Buenos Aires", dice el bajista. "Se corrió la voz además de la visibilidad que tuvimos el 22, cuando salimos a todo el país por la televisión".


-¿En los conciertos propios privilegiaron la música que hicieron en la época en Argentina?
-El objetivo era dar una idea de lo que son Los Jaivas hoy día. Tocamos los temas antiguos, algunos, para que la gente se acordara, y los que no los conocían los escucharan, y después algunas cosas de lo que vino después, (los discos) Macchu Picchu, Violeta Parra, Aconcagua, y terminamos con los hits de todos los tiempos. Y la verdad es que el teatro se vino abajo. Era una alegría, una cercanía, familias completas, no eran jóvenes ni viejos ni niños, era algo así como el circo Chamorro.


Contemporáneo en esa época al sonido progresivo de grupos argentinos como Alas y Arco Iris, en el que se iniciara el hoy reputado productor Gustavo Santolalla, Los Jaivas se instalaron como parte de la evolución del llamado rock nacional en ese país. "Si te metes a buscar en música argentina en la parte del rock vas a encontrar a Los Jaivas como si fueran un grupo más", dice Mutis.


-Vivimos allá y allá nacieron tres hijos del grupo -agrega, en alusión a Fresa Parra, cuyo padre es el pianista Claudio Parra, y a Aurora y Moisés Alquinta, hijos del cantante Gato Alquinta. En la actual formación de Los Jaivas hay otros dos descendientes de integrantes históricos, ambos nacidos en Chile: el guitarrista Ankatu Alquinta y la baterista Juanita Parra, hija del fallecido Gabriel Parra, quien fue parte de toda esta vida nómade del grupo.


-¿Cómo fue el reencuentro con Zárate?
-Si en Buenos Aires nos paraban, en Zárate fue mucho más, salía la gente a la calle, comentaban que andaban Los Jaivas por aquí. Vimos a algunos amigos que todavía existen, y mucha gente que sabía de nosotros. Incluso la señora de una casa salió y dijo "Ustedes eran los niños que vivían al frente". Son vivencias de verdad.


-Así como vivían en Zárate ¿tocaban en otros lugares cercanos como Campana?
-Campana es un pueblito que queda al lado, a unos ocho o diez kilómetros, y en las noches calurosas de verano nos íbamos en algún auto a Campana a tomar helados con los niños. Hacía un calor que no te podías acostar, salíamos y los llevábamos al pueblo de al lado, a las doce y media, a la una de la mañana, a las heladerías. Y para el viaje de vuelta los niños se quedaban dormidos.


-¿Son recuerdos distintos los que tuvo cada uno según la edad?
-Claro, Juanita tenía tres años cuando nos fuimos a Argentina. Se acordaba de la pieza de ella en su casa, o del colegio donde iba a clases. La primera vez que fue a clases fue a ese colegio en la esquina de la calle Belgrano con no sé qué.


Sobre la marcha Los Jaivas filmaron además en Zárate un videoclip de la canción "Pregón para iluminarse". "Esas cosas van pasando y nos van ocurriendo en el camino. Algo más teníamos que hacer, y Claudio propuso el 'Pregón para iluminarse', porque la canción se hizo ahí y no tenía videoclip. Conseguimos un bote, bajamos por el río Paraná, estuvimos con las autoridades y quedamos muy invitados para volver a hacer más cosas. 


-¿Y cómo siguen los planes ahora?
-Con las apariciones en la TV, la radio, la prensa, se cumplió el objetivo de reposicionarnos como grupo en Argentina. Ahora estamos planificando para fines de agosto un concierto en Zárate, otros en el norte, en Formosa, en Corrientes, que es la zona de las arpas, de la influencia guaraní, y uno en Buenos Aires también. Hace años estábamos intentando volver a la Argentina.


Trilogía litoraleña: los discos


Tres de sus discos son el registro del paso de Los Jaivas por Argentina. Aquí Mario Mutis hace una retrospectiva de esa historia, a partir de Los sueños de América (1974), un LP grabado junto al músico brasileño Manduka meses después de la diáspora de todos tras 1973.


-Él era un brasilero muy talentoso, yo diría que un talento no descubierto. Nos encontramos y en la onda de Zárate empezamos a hacer la música. Fue bien loca la cosa, él tenía el personaje de un loro que cantaba, tocaba un instrumento que había hecho en una pecera con unas pajitas haciendo gluglú. El disco tiene canciones como "La centinela", un temazo gigantesco, o "Ta bom ta que ta", que nos largamos a grabarla no más. Lo demás es cien por ciento improvisación.


El siguiente es Los Jaivas (1975), LP mucho más conocido con el nombre de "El indio" por su ilustración de portada. "Los Jaivas veníamos haciendo esa improvisación hacía mucho rato, y encontrarse con Manduka fue una bonita culminación de esa época. Pero en 'El indio' Gato (Alquinta) empezó a definir ciertas cosas. Él como que recibía una señal y todos los demás reaccionábamos como células y nos llegaba la inspiración. Era una época muy libre, no teníamos ataduras, nada que nos anclara".


-¿El paisaje también hizo lo suyo? ¿Ésta es la música de Los Jaivas que ustedes llaman litoraleña?
-Claro, por el litoral del río, no del mar. El del río Paraná, que tiene toda una característica, una naturaleza, animales, una flora y una fauna, un clima caluroso en verano y frío en invierno, y toda la acogida que nos dieron nuestros amigos en Zárate. En ese disco "La conquistada" es una de las canciones que más nos hacen vibrar, la tocamos y hasta ahora cualquiera de los que ves en el escenario se emociona.


Canción del sur (1977) es el último de la trilogía, grabado el mismo año en que el grupo dejó Argentina para partir a Francia.


-Desde antes de irnos de Chile en septiembre del '73 teníamos la idea de conocer ojalá todos los países latinoamericanos, vivir un tiempo en cada uno, conocer su cultura, su música, y nos fuimos a Argentina -explica el bajista-. Pero lo mismo que en Chile en el '73, allá hubo el golpe militar en el '76. La música de Canción del sur ya estaba compuesta, y "Canción del sur" es el tema que marcó la época. Lo escuchas y pasa lo mismo que con "La conquistada". Hay un espíritu libre en esos dos discos.

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