SANTIAGO.- "Ésta es una novela absolutamente interior, que se desenvuelve en espacios interiores, cerrados, un poco claustrofóbicos. Hay un intento de crear una atmósfera finisecular, victoriana, cargada de elementos trágicos. En casos así, pienso que se debe trabajar con más libertad, y no estar tan sujeto al rigor histórico".
Así define el escritor Jorge Marchant Lazcano el trabajo que desarrolló en "El Ángel de la Patria" (Grijalbo, $11 mil), la obra que lanzó oficialmente este miércoles y que ha sido presentada como su novela histórica, en un concepto literario que el autor prefiere matizar.
"Me motiva más lo que tiene que ver con la ficción en torno a la historia, más que la historia misma", dice el escritor, recordado por obras tan exitosas como "La Beatriz Ovalle", y por su rol de guionista en recordadas teleseries de los 80 y 90 ("Bellas y audaces", "Trampas y caretas", "Estúpido cupido", entre otras).
Por lo mismo, las disputas entre chilenos y peruanos pasan a un segundo plano en su novela. A cambio, prefiere desarrollar la historia personal de Ángel, un "huérfano" que perdió en la guerra a su padre ausente, y que continúa creciendo en un lugar al que Marchant sí se dio tiempo de estudiar: El Asilo de la Patria, a la postre su único "elemento histórico relevante. Lo demás fue dar rienda suelta a la imaginación".
"Quise rastrear en ciertos caracteres históricos algunos elementos que pudieran estar relacionados con la tragedia griega, concretamente con la lectura que había hecho de 'El luto le sienta a Electra', de Eugene O'Neill, en el cual el dramaturgo hace una transposición del mito de Electra a la guerra civil norteamericana. Me pareció un mecanismo muy atractivo para usarlo también en la reconstrucción de una historia familiar en la Guerra del Pacífico", explica.
Esa esfera se unió a la investigación sobre el Asilo, a "la marginalidad, la orfandad de los niños en la segunda mitad del siglo XIX. Todo eso configuró un cuadro que me pareció atractivo para adentrarme en un relato histórico de la época".
En la novela, todos esos elementos se conjugan en el protagonista, entregado al Asilo por su madre, que de todos modos sigue siendo un personaje que lo determina. Ella y Nina, una vieja figura de la infancia, que se tranforma en una presencia permanente para el niño-adulto.
"Ángel es un personaje oscuro, que está en las sombras, y no revela un carácter muy fuerte. Actúa instigado por caracteres más fuertes que él, que son estas dos mujeres. En eso se refleja la soledad y la orfandad de este personaje, que de alguna manera representa la orfandad de cierta clase en Chile, seres que de la nada intentan encontrar un espacio e irse formando, sobre todo en ese período histórico, previo al crecimiento de los sectores populares y las clases medias. Ángel es un carácter totalmente fuera del espacio, de la realidad, no se siente parte de nada, es un extranjero, un extraño en Chile, y ésa es una forma de vernos que pasa por muchos autores", analiza Marchant.