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Profesión, arqueólogos del bolero

Son la más joven de las orquestas de vieja guardia, o la más vieja escuela entre los músicos jóvenes chilenos. Flor de Orquesta suena, se viste y siente como en un bolero o un cha cha chá de los años '40, y así se escucha también su flamante primer disco. "Somos unos románticos", dicen. "Románticos absolutamente".

13 de Julio de 2010 | 23:07 |

Antes de que se pusiera de moda llamar a las cosas buenas con expresiones como bkn, pulento, chacal, carnaza, taquilla, grosso, cototo, cototudo, salvaje, descueve, choriflai, cachilupi, tiqui taca, del uno, el despipe, el despiole y hasta macanudo, antes de todo eso las cosas buenas en la jerga popular eran simplemente flor. Flor de orquesta, dirían hoy los mayores para designar a una buena orquesta, por ejemplo. Y tal cual como eso quiere sonar Flor de Orquesta, el elenco de músicos chilenos que después de tres años de actuaciones publica su primer disco, con canciones de la misma vieja guardia.


Es un disco con boleros y cha cha chás, para ser más precisos. Y con la junta exacta entre esos dos ritmos. El bolero cha cha chá, o bolero cha cha como también lo llaman, es la primera inspiración de esta orquesta chilena, joven en edad pero añosa por vocación. Lo aprendieron de los Hermanos Martínez Gil o de Los Tres Diamantes, tríos mexicanos que en los años '40 y '50 cultivaron este género.


-El bolero cha cha es un estilo un poco más rápido que deriva de Cuba, ahí agarra el sabor del cha cha chá -explica el saxofonista Francisco Bosco, quien dio forma al núcleo inicial del grupo junto al cantante y guitarrista Aníbal Pinto-. Son joyitas de los años '40, y la característica de la orquesta también es esa. Somos una especie de arqueólogos del bolero y estamos escudriñando en esas joyas.

Este bolero es distinto al popularizado en los mismo años por cantantes como Lucho Gatica, explican en Flor de Orquesta.


-Es una alita del bolero no muy conocida acá -distingue Bosco-.  Pero nos ha pasado que hemos tocado para personas de ochenta años...


-Y se produce un bálsamo con el público -añade el trompetista Jorge Lobos-. Es un hilo conductor de la memoria: "Oye, pero si yo bailaba esto con mi mujer cuando éramos jóvenes". Se va para ese lado.


Y el trompetista recuerda cierta actuación de la orquesta en un restaurant de parrilladas próximo a Santiago, justo para ese público objetivo.


-Fue un concierto para dos mil viejitos. A las cinco de la tarde. Estaban pero alucinando.


Para bailar con la pierna apretada


En 2007 debutó en vivo Flor de Orquesta, elenco integrado por Omar Lavadié (voz), los citados Aníbal Pinto (voz y guitarra), Francisco Bosco (voz y saxo tenor) y Jorge Lobos (voz y trompeta), Marcelo Salinas (guitarra), Nelson Vera (contrabajo), Juan Pablo Bosco (congas y percusión) y Caruso Moraga (timbaleta y bongó).


Desde entonces han tocado desde en locaciones como el Museo de Bellas Artes hasta en giras del programa gubernamental "Chile + cultura" en Santiago, Puente Alto y Melipilla, ciudad en la que Lobos recuerda haber coincidido en el escenario con el rapero Zaturno.


-Era puro público joven y se sorprendieron, llegaron los viejitos y la gente a armar una onda. También teloneamos al (grupo de cumbias) Chico Trujillo en una discoteca a las dos de la mañana, con un público absolutamente distinto, y también pasó lo mismo. Por el formato de la orquesta y el estilo de música es un aire nuevo.


Ahora ese repertorio se escucha en Flor de Orquesta (2010), el disco debut del elenco. Ahí hay números populares universales como el bolero "Bésame mucho" y los cha cha chá "Los marcianos" y "Rico vacilón", junto al repertorio del compositor chileno Vicente Bianchi, representado por los boleros "Esa noche" y "Despierta, corazón". Pero al comienzo están las composiciones de los citados Hermanos Martínez Gil y Los Tres Diamantes.


-Eso es para bailar con la pierna apretada -dice Bosco.


-¿Las canciones más conocidas recién aparecen como en la mitad?
-Es coincidente con lo que somos. Parte con las joyas que había que reeditar. Pero somos una orquesta de bolero, y las orquestas tienen que tocar también cosas más bailables. Ahora vamos a experimentar con los mambos, para ver cómo suenan en este esquema.


-¿Esa es una muestra de cuidado? Este disco podría haber sido al tiro de rumba, mambo, de cha cha chá.
-No, hay una delicadeza con respecto a eso -dice Lobos.


-¿Por qué no era el momento de hacer mambo, por ejemplo?
-Porque el bolero es nuestro estándar -declara el saxofonista-. Tiene que ver con el deseo, también. El deseo era "Hagamos una orquesta de bolero" y había que ir hasta el final con eso. Nos preocupamos de encontrar temas en el libro de los recuerdos.
-Apolillados -sonríe el trompetista.


Harto tiempo ya en la chuchoca


Entre las trayectorias previas de estos hombres, Jorge Lobos es el único fundador vigente desde 1989 en La Regia Orquesta, el trío a cargo de la música de la histórica obra "La Negra Ester". Aníbal Pinto ha trabajado también en teatro con su hermana, la actriz Malucha Pinto. Los hermanos Bosco provienen desde los '90 de Javiera & los Imposibles, Huaika y Los Jaivas, donde Francisco Bosco es uno de los actuales integrantes. Caruso Moraga tiene una larga experiencia ligado a la percusión latina en Chile, y la dupla entre Nelson Vera y Marcelo Salinas, los más jóvenes, provienen del jazz gitano o manush.


-Hemos estado harto tiempo ya en la chuchoca, tocando en muchos lados -resume Bosco.


-Y la historia de teatro que cada uno tiene encima también se ve envuelta en esto -agrega Lobos.


-¿En qué se nota el teatro?
-En el vínculo de la puesta en escena. Ahí está el romanticismo, ahí se decanta todo lo aprendido. Y Omar (Lavadié, el cantante) viene del área más conservadora del canto lírico, se desvió al tango y ahora está con nosotros en el bolero. Es la estrella.


-Todos tienen en común eso, que es música de otro tiempo.
-La época es común -dice el saxofonista-. Y esta orquesta reedita el sonido. No son temas originales, pero reeditamos el sonido con las características actuales. Son arreglos un poco más jazzísticos en las guitarras, por una cosa natural.


-¿La idea no fue sonar igual que la vieja escuela?
-Lo fue en principio. Pero inevitablemente llega este frescor, porque uno da también cancha para que los músicos toquen a sus anchas, y si el músico es más jazzista eso es lo que pone él.


-¿Qué importancia tiene el espectáculo en vivo también?
-Nosotros nos vestimos de terno, impecable, elegante -destaca Bosco-. Queremos rescatar esa impronta romántica. No era sólo el bolero por el bolero. Era "seamos más galanes". Seamos más galantes. Hagamos una cosa que realmente embellezca el momento.
-Es un espectáculo de terciopelo -define Lobos-. Aterciopelado.
-Con una rosa en la solapa.
-Volviendo a esa época en que las parejas se miraban a los ojos, estaba todo ese romanticismo.


-¿Extrañan eso?
-Nos gusta eso -dice el trompetista.
-El bolero tiene un romanticismo -agrega el saxofonista-. Y ahora está todo dirigido hacia lo no romántico. En los lugares a los que vayas hay pocas instancias de tranquilidad, de conversar, tomarse la mano.
-Esto no es la tun-ch tun-ch tun-ch, que estás todo el rato gritando y no entiendes nada.


-Ustedes son unos nostálgicos.
-Somos unos románticos.
-Románticos absolutamente.


Don Vicente y don Valentín


Tres invitados tiene también Flor de Orquesta en su disco, cada uno más de viejo cuño que el otro: el guitarrista de jazz argentino Ricardo Pellican, el trompetista uruguayo y chileno por adopción Daniel Lencina en "Me lo dijo Adela" y el decano pianista Valentín Trujillo en "Bésame mucho". De hecho la orquesta ya había grabado ese bolero con Trujillo un año antes, para el homenaje que el maestro recibió en el Festival de Olmué.


-Estar con él es estar con un amigo -dice Bosco-. Y le preguntas por Los Tres Diamantes y él estuvo con el guitarrista almorzando poco tiempo antes en Miami. Es parte de la historia.


El citado compositor y director de orquesta Vicente Bianchi completa la dupla de leyendas invitadas. "Tuvimos la fortuna de que Vicente Bianchi nos cedió dos boleros. Tiene noventa años el maestro ya", dice Lobos. "Él nos mostraba una foto con Pedro Vargas, Francisco Flores del Campo y otros compositores de la época", agrega Bosco. "Y Valentín Trujillo nos decía que todo el mundo quería parecerse en la composición a como lo hacía Vicente Bianchi, cuando él era joven".


-¿Tienen un sello distinto los boleros de un autor chileno como Vicente Bianchi, por más que sea música de raíz caribeña?
-En los boleros de Vicente hay una cosa un poco más de tonada, un color más chileno -distingue Bosco-. Son más oscuros, más azul marino, por decirlo así. Más densos, más aceitosos. Los chilenos siempre damos un giro nuestro a la música, en el pop, en el rock, en la música folclórica. Chile tiene una tristeza profunda en sus composiciones en general. Y el bolero dentro del lenguaje sudamericano… a mí me carga hablar de "latinoamericano". Esta situación tan extraña de que no existe Sudamérica, existe Latinoamérica.


-¿Es que es para no dejar afuera a México?
-Claro. Pero es un error. Uno piensa en México, o piensa que nosotros somos mexicanos, o que Sudamérica está en Latinoamérica, y se olvidaron de Argentina, Brasil, Chile.


-¿Pero este disco no es un mal ejemplo de eso? Porque justo se trata de música mexicana y cubana, o sea no sudamericana.
-Pero dentro de Sudamérica el bolero es nuestro lenguaje.
-Es como el estándar en el jazz -compara Lobos.
-Piensa tú que en Chile en los años '40 uno de los ritmos que más pegó fue el mambo.


-¿Por lo tanto el bolero es sudamericano, no latinoamericano, ése es el punto?
-Sí. Y nosotros no somos latinos: somos sudamericanos. Me encanta ser sudamericano. Y ojalá hiciéramos un disquito de puros boleros chilenos ahora, sería precioso. Por ahí va la cosa.