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"Va a ser más impresionante que el show de Bowie"

De vuelta en Chile por primera vez desde que vino con David Bowie en 1990, el guitarrista estadounidense trae ahora su propia música: tres décadas de historia y con una menta abierta para tocar con los titanes progresivos de King Crimson y con grupos refrescantes de la new wave como Talking Heads. Así habla un librepensador musical.

05 de Agosto de 2010 | 09:50 |

No es difícil considerar que éste es un regreso a Chile para Adrian Belew, teniendo en cuenta que la vez anterior fue tan memorable. Este hombre era el guitarrista y director musical de la gira "Sound + vision" con la que David Bowie paseó por el mundo en 1990 todo su tonelaje de éxitos, y con la que ambos tocaron por primera vez en Chile en septiembre de ese año en la primera jornada de un festival de tres fechas en el Estadio Nacional.


Tampoco es difícil recordarlo para el propio Adrian Belew. Aunque este músico estadounidense sea parte de la titánica banda de rock King Crimson y haya tocado y grabado discos desde mediados de los años '70 con figuras del calado de Frank Zappa, David Bowie, Talking Heads, Laurie Anderson, Paul Simon, Mike Oldfield y Nine Inch Nails entre muchos otros créditos, esa gira con Bowie aparece con frescura en sus recuerdos, ahora que está al teléfono desde EE.UU. para hablar del show que dará en Santiago (ver recuadro) este 6 de agosto.


-Fueron algunos de los mejores años de mi vida, los de esa vez que fuimos y tocamos para ustedes -recuerda Belew, hoy de sesenta años-. Ese tour completo, que pasó por todo el mundo en veintisiete países distintos, tomó casi un año y fue un punto alto en mi carrera. Me encantó, disfruté tocando con David, es un tipo brillante, muy innovador y chispeante. Salir de viaje con él es el tipo de gira que no te toca muy seguido, porque es con la superestrella. Todo está a un nivel distinto: tienes un jet privado, hoteles de primera clase donde quiera que llegues. Es una pena cuando se acaba.


-¿Por ejemplo esta vez va a ser muy distinto?
-Sí, por supuesto. Mi gira es un poco más aterrizada -sonríe-. Toco con un trío y tengo un equipo de una persona. Con David teníamos a cincuenta personas trabajando para nosotros.


No es la única diferencia que marca Adrian Belew con miras a su regreso, ahora que viene al mando de su propio grupo, Adrian Belew Power Trio. "El power trío es simplemente sorprendente. Tocamos cosas de toda mi carrera, así como una muestra de canciones de King Crimson, y las hacemos en modalidades nuevas, con mucha improvisación. Creo que lo que estoy llevando es uno de los mejores shows musicales que nunca he hecho, considerando a toda la gente con la que he tocado".


No es poca cosa, a la vista de la trayectoria cuantiosa y variada que tiene para revisar aquí y ahora. "Pienso que, musicalmente, este show va a ser más impresionante que el show de David Bowie", sonríe, en conclusión", si puedo decir eso.


Julie y el cuarto integrante que no se ve


Después de quince discos propios grabados desde 1982 a la fecha, el más reciente lanzamiento de Belew es un retrato fiel del espectáculo con el que viene a Chile. Es el DVD Live in Germany, grabado en 2008 durante un concierto en Leverkusen, Alemania, con la bajista Julie Slick y su hermano el baterista Eric Slick como parte del trío (ver recuadro). Esta vez Belew viene con el baterista alemán Marco Minnemann y con la propia Julie Slick, quien lo acompaña en vivo desde 2006.


-Ambos son dos de los mejores músicos que puedes encontrar en cualquier parte del mundo -garantiza el guitarrista-. Y al tocar en sitios pequeños en lugar de estadios el sentimiento es más cercano, puedes mirar a la gente, sentir la energía, ver sus caras gritando y pasándolo bien. El nivel de energía es la experiencia completa y eso es lo que me gusta de tocar en lugares chicos: hacer un show personal en el que el público se puede involucrar y volver a sus casas sintiendo haber sido parte de la experiencia, de verte, de poder casi tocar tus pedales. Es una experiencia más física.


-¿El DVD funciona como una buena guía de lo que van a tocar?
-Es una buena guía, salvo que hay un baterista distinto ahora. Marco Minnemann ha reemplazado a Eric Slick para esta gira, pero estamos tocando algunas de las mismas piezas. Hay una gran diferencia entre la aproximación de Marcus y la de Eric. Marcus es un baterista alemán, ha tocado en grupos de heavy metal y es probablemente más técnico que casi cualquier otro baterista con quien haya trabajando antes. Es como si no hubiera nada que no pudiera tocar. Y Julie y yo somos lo mismo, sólo que mejores con el tiempo -sonríe.


-¿Cómo es tocar con ella?
-Julie tiene veintidós años. Cuando empezamos a trabajar tenía diecinueve. En su formación musical ha estudiado y escuchado mucha música con la que yo he tenido que ver. Está muy al tanto de toda la música de King Crimson, cosas como David Bowie, Talking Heads, y eso tiene que ver conmigo, se encontró con la música con la que había crecido. Y tiene un nivel increíble de energía al tocar, es muy… física, como si escucharas a un tremendo bajista. Es una niña pequeña tocando como John Wetton (uno de los bajistas de King Crimson), eso es interesante en sí mismo. Mucha gente en el público no lo puede creer, he visto a gente con la boca abierta. Tiene una gran técnica, puede tocar cualquier cosa que escriba. Es muy rápida y trae una energía a todo el conjunto que es única.
 
-¿Una suerte haberla encontrado?
-Bueno, una suerte que nos encontráramos los dos, funcionamos muy bien. En realidad para mí en lo personal re-encendimos mi carrera como solista. Me ha hecho querer tocar esta música de nuevo, improvisar de nuevo, tocar más guitarra que nunca antes, que es algo que se puede hacer en un trío. Y tal vez escribir música nueva que esté esperando por salir de mí. Ahora King Crimson está en una pausa, así que es un gran momento para salir con el power trío.


-En el concierto se ve que hay música de distintos momentos de tu carrera. ¿En qué se fijaron para elegir el repertorio?
-Primero, nada de este material fue hecho originalmente por un trío. Por supuesto que nada de lo de King Crimson ha sido hecho nunca por un trío, y las cosas mías nuevas son más bien en solitario. Y toda esa música cambia por el solo hecho de atacarla de diferentes ángulos musicales, con la libertad para sobrevolarla con la técnica de un trío. Así que lo que busco en mi material son cosas aptas para cuadrar en este maquinaria de trío, y supongo que pueden cobrar nueva vida al ser recreadas. Canciones como "Of bow and drum" (de 1996) o "Young lions" (de 1990) son muy, muy diferentes en los discos originales. Lidiar en un trío es casi como escribir una canción nueva. La misma melodía y letra, por supuesto, pero hay algo en las ideas musicales y el nivel de energía que es distinto.


-A propósitos de las cosas más nuevas que mencionas, esos discos recientes se llaman Side one, Side two, Side three, Side four. ¿Fueron pensados desde el comienzo como una serie?
-No. Lo que pasó es que en el transcurso de los últimos cuatro o cinco años, entre las cosas con King Crimson y con mi otro grupo llamado The Bears, me encontraba en mi casa, en mi estudio, por lapsos de un par de semanas, y en esos períodos componía nueva música, una y otra vez, y al final me di cuenta de que "hey, tengo mucha de música aquí". Entonces la agrupé en diferentes categorías, para hacer discos distintos con cada una de esas categorías. Lo otro que pasó en esos días en casa es que empecé a hacer looping (usar secuencias programadas y continuadas como bases musicales), y ésa es una razón por la cual quise tocar en trío: porque ahora que he dominado el arte del looping en realidad es como tener a un cuarto integrante en el grupo. Sólo que no se ve en el escenario contigo -se ríe-. Y no requiere una habitación en el hotel.


Fripp y Belew: cara y contracara en King Crimson


King Crimson no sólo era un grupo hecho y derecho cuando Adrian Belew se sumó a sus filas en 1981: era un grupo listo para cerrar una cuantiosa primera etapa y reinventarse.

Para entonces la primordial banda inglesa de rock progresivo iniciada en 1969 había grabado los discos In the court of the Crimson King (1969), In the wake of Poseidon (1970), Lizard (1970), Islands (1971), Larks' tongues in aspic (1974), Starless and bible black (1974) y Red (1974), y había visto pasar a cantidades de integrantes por sus filas.


Siempre con su líder carismático Robert Fripp (guitarra y teclados) al frente, King Crimson había incluido a Greg Lake (voz y bajo), Peter Sinfield (voz y guitarra), Ian McDonald (guitarra), Michael Giles (batería) y otros músicos posteriores como David Cross (violín y teclado), John Wetton (bajo) y Bill Bruford (batería), la formación final de esa primera etapa hasta 1974.


Para 1981 entró en escena Belew, cuando el timonel de la banda reinició a King Crimson como cuarteto entre el propio Robert Fripp (guitarra y teclados), Adrian Belew (voz y guitarra), Tony Levin (bajo) y Bill Bruford (batería). Y tras una nueva pausa, en 1994 el grupo se transformaría en sexteto con la adición de Trey Gunn (bajo, stick y guitarra) y Pat Mastelotto (batería), en una formación cuyo último disco con música nueva se remonta a 2003.


-¿Hasta cuándo King Crimson estará en pausa, como dices?
-Robert y yo nos hemos estado hablando y escribiendo, y lo que decidimos fue darnos otro año libre. Él tiene muchas cosas que atender y dijo que no está listo para retomar a King Crimson, pero las buenas noticias son que me suena que quiere hacerlo de nuevo probablemente en algún momento del próximo año. Tal vez el primer proceso sea a fines de 2010, cuando Robert y yo nos juntemos y veamos qué nuevo material hay. Es muy estimulante para mí la posibilidad de que en 2011 o 2012 haya King Crimson de nuevo.


-¿Y en términos musicales cómo es alternar con Robert Fripp en el mismo grupo? ¿Son roles diferentes los de ustedes como guitarristas?
-Sí, tal vez una buena analogía sea que Robert y yo somos las dos caras de una misma moneda. Somos muy distintos en nuestra aproximación, pero tenemos una base común, en términos de las cosas que hacemos, que conocemos y que nos gustan. Y tenemos mucho respeto el uno por el otro. Es realmente fácil detectar "Oh, Robert toca esto" y "Adrian toca esto", es casi automático. Pero es una sociedad maravillosa, un gran equipo.


-¿Notas la diferencia con los discos de King Crimson previos a tu llegada en 1981?
-Absolutamente. No creo que Robert haya planeado nunca hacer una continuación del mismo grupo. Trajo a nuevos músicos, incluyó a dos estadounidenses, incorporó un set nuevo de herramientas porque quería rediseñar a King Crimson como algo fresco y nuevo. Me encantan esos discos antiguos, soy un gran fan, pero no se trata de sonar como Greg Lake o Pete Sinfield. Nada malo con ellos -se ríe-, pero no era la idea. Han pasado treinta años desde esos discos, y cuando King Crimson empezó de nuevo en 1981 buscamos un sonido que nunca hubiéramos hecho. Desde el primer momento se supuso que íbamos a tocar nuestra propia música.

A clases con el profesor Zappa: todas las tareas de Adrian


Aparte la lista de colaboraciones de Belew no hace sino empezar en esa época de fines de los '70. No sólo tuvo partida de caballo inglés al tocar con Frank Zappa (1977), David Bowie (1978) y Talking Heads (1979) en una asombrosa seguidilla de tres años consecutivos: desde entonces ha grabado en discos de Tom Tom Club (1981), Laurie Anderson (1983 y 1985), Jean Michel Jarre (1984), Paul Simon (1986), Mike Oldfield (1989), David Bowie otra vez (1990), los mexicanos Caifanes (1992), Sara Hickman y Crash Test Dummies (1993), Nine Inch Nails (1994 y 1999), Peter Frampton y Jars of Clay (1997), Tori Amos (2001), Porcupine Tree y Jaguares (2004). La agenda de un librepensador nato.


-¿Cómo ha sido tocar con otros músicos en este tiempo: con Frank Zappa en el '77, para empezar?
-Frank Zappa por supuesto fue un genio. Llegó a mi vida en un momento en que todo lo que yo sabía lo había aprendido solo, y finalmente se transformó en un profesor para mí por un año. Así que durante ese año fue como ir al colegio -se ríe-. Aprendí muchas cosas, básicamente sobre cómo ser un profesional, grabar discos, hacer giras, manejar el negocio de la música. No sólo en términos propiamente musicales, aunque también había que tocar música muy complicada con Frank Zappa, algunas de las cosas más complejas de mi carrera como músico.


-¿Pasar de ahí a Bowie en 1978 fue un contraste?
-Trabajar con David Bowie era hacer un tipo de música muy estilizado. David por supuesto es una superestrella, tiene un gran catálogo de cosas que traer del pasado y fue muy cómodo trabajar con él.


-Andaba todo rápido en ese tiempo: en 1979, un año después, habías pasado a los Talking Heads.
-Fueron un grupo tan único y divertido y funky que estar ahí fue como llegar al lugar y al momento correctos, se transformaron en uno de los mejores grupos de los '80. Lo pasé muy bien con ellos. Y David Byrne (el cantante y guitarrista del grupo) es bastante idéntico al tipo nerd que se ve desde afuera.


-Luego aparecen músicos bien distintos, entre Paul Simon y Trent Reznor, de Nine Inch Nails.
-Creo que Paul Simon es uno de los mejores autores y compositores de canciones en el mundo, justo al lado de gente como Bob Dylan y Lennon & MacCartey. Y Nine Inch Nails fue de verdad una experiencia, porque, de nuevo, es música perfecta para su tiempo. Trent (Reznor) tiene mucho que ver con David (Bowie) para mí: él sólo esperaba que yo tocara lo que quisiera, me impulsó a proponer ideas propias y personales, y además es un genio en la producción.


-¿Y producir discos de los mexicanos Jaguares y Caifanes fue un modo de abrir una ventana a la música latinoamericana también?
-Siento que Caifanes también representan la versión latina de King Crimson, de algún modo, en un aspecto espiritual. Me encanta el grupo, la gente y la música, y fue el comienzo de una buena y larga amistad.


-A propósito de músicos americanos, en Santiago van a tocar con un músico chileno, Silvio Paredes, uno de los pocos ejecutantes de Chapman stick aquí, que es un instrumento familiar para ti por King Crimson. ¿Tienes ocasión de conocer a músicos locales en las giras?
-Me encantaría. Cuando viajas vas y vienes y no hay tiempo suficiente para explorar de qué se trata la escena local, pero siempre me gusta encontrar a representantes de sonidos locales originales. Estoy seguro de que debe ser un buen intérprete, porque es una exigencia tocar el Chapman stick. No es un instrumento fácil, y me va a encantar escucharlo. Y espero continuar yendo cada cierto tiempo para conocer más. Precisamente porque no es una oportunidad muy frecuente espero que los fans puedan ver lo que estamos haciendo. No van a quedar decepcionados. Va a ser un show muy estimulante. Prometido.

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