EDIMBURGO.- El alemán Carl Heinrich Graun (1704-1759), autor de la ópera “Montezuma”, fue un gran y prolífico compositor del barroco tardío, hoy injustamente casi olvidado, en opinión del músico argentino Gabriel Garrido, especialista en ese período.
En declaraciones a EFE antes de la representación hoy el Festival Internacional de Edimburgo (R. Unido) de esa ópera, que se estrenó en Berlín en 1754, Garrido, que ha colaborado en ella con el director escénico mexicano Claudio Valdés Kuri, recuerda que Graun fue gran maestro de capilla y amigo personal de Federico II de Prusia.
Federico el Grande, un gran mecenas y prototipo del monarca ilustrado, era a su vez alumno de otro gran músico barroco, Johann Joachim Quantz, cuyo famoso tratado resume un poco el barroco dos años después de la muerte de Johann Sebastian Bach, dice Valdés, que enseña en el conservatorio de Ginebra.
Cuando Federico asciende al trono, llama a Graun, que compone una larga serie de óperas para el nuevo teatro de la corte de Berlín, inaugurado con su segunda ópera, “Cesare e Cleopatra,” de 1742.
La lucha contra las óperas italianas
Una de las razones por las que Graun permaneció luego olvidado en su patria es, según Valdés, que sus óperas eran en italiano, como era costumbre en la época de los “virtuosi castrati,” los castrados que Federico “importaba” de Italia y eran su orgullo.
Federico escribía, sin embargo, en francés y en ese idioma creó él mismo el libreto de “Montezuma,” que hizo luego traducir al italiano por un poeta de la corte, explica Garrido, quien apunta como otra característica de la ópera, imposición del monarca, que se eviten en ella las llamadas “arias da capo”.
El acompañamiento musical de los recitativos de “Montezuma,” señala el músico argentino, son típicos del barroco tardío que deriva ya hacia el rococó, y en concreto se utilizan en ellos ocho instrumentos de viento: dos trompas, incorporadas al estilo galante, dos fagots, dos flautas traveseras y dos oboes.
Hay documentos de la época que señalan que para el continuo se empleaban, además de lo clavicémbalos, el laúd y la viola de gamba, todo lo cual confiere una gran variedad a los recitativos, que habrían resultado si no excesivamente secos.
La ópera de cuatro horas
El director escénico Valdés Kuri y Garrido, que dirige en esta obra a 25 músicos de su conjunto Elyma, radicado en Ginebra, han recortado “Montezuma” de las cuatro horas originales a dos horas y media aproximadamente.
Los cortes afectan sobre todo al personaje inventado por Federico II de Eupaforice, la supuesta amante del emperador azteca, que en el libreto parece casi el personaje principal.
"Montezuma es para él como el prototipo del buen salvaje, un personaje lleno de virtudes - no olvidemos que es la época del filósofo Jean Jacques Rousseau- mientras que Hernán Cortés es el malo,” explica Garrido.
Graun escribió toda la obra para tesitura de soprano y el único rol “masculino” desde el punto de vista vocal es el de Tezeuco, el capitán de la guardia de Montezuma.
Hay una división de colores con la alternancia del castrato y la voz de soprano. El castrato era una tesitura aguda de extraordinaria potencia expresiva. Era una voz de “terrible energía,” explica el músico argentino.
En la producción de esta noche, que viajará luego al Teatro Real de Madrid y al Festival Internacional Cervantino, de México, el rol de Montezuma lo interpreta un contratenor agudo (Flavio Oliver) y lo mismo ocurre con el de su rival Cortés (Adrián Popescu): ambos cantan en la tesitura de mezzo.
El general azteca Pilpatoé canta “muy agudo, más agudo que el propio Montezuma, por lo que lo hacemos con una mujer, la soprano Lucía Salas, porque es muy difícil encontrar hombres que no sean castrados que puedan cantar tan agudo,” explica Garrido.
Son también sopranos muy agudas quienes encarnan los roles de Euparorice (Lourdes Ambriz) y su sirvienta Erixene, los dos únicos personajes femeninos del grupo, mientras que el único tenor es el que canta a Tezeuco.
