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Física, Música y Relaciones Interpersonales

Se llama Carolina Espinoza, pero con una guitarra en las manos y en su reciente primer disco su nombre es Deplasticoverde. Aquí esta cantante chilena tiene respuestas sobre Luis Miguel o la poeta Alejandra Pizarnik por igual -aunque una más escueta que otra- y cuenta cómo se supera el que Kevin Johansen te deje pagando.

26 de Agosto de 2010 | 01:34 |

"No los conocía", "suenan bien" o "los encontré geniales" son algunos comentarios que vía redes sociales llegan hasta Deplasticoverde a propósito de su música. Así, en plural, como si fuera el nombre de un grupo. Y en rigor lo es cuando tocan en vivo, pero en primer término no son varios integrantes sino uno, y no es uno sino una: Deplasticoverde es el nombre de la cantante y autora Carolina Espinoza.


También se llama así su primer disco, una colección de ocho canciones publicada este año y libre para descargar desde Internet, en las que Deplasticoverde siempre tiene una guitarra que tocar y una melodía que cantar, pero la guitarra puede ser acústica o eléctrica, el idioma español o inglés, el sonido introspectivo o colectivo y el pulso lento o más ligero, como en "Va", la canción de su primer videoclip.


-No busco un estilo que me acomode más, simplemente salen canciones distintas y no hago nada por evitarlo. Sí con el tiempo he ido guiando la composición en cierta dirección, donde predomina más las guitarra y las figuras que puedo hacer con ella -dice la autora, y pone como ejemplo a "Al final" y "Clever", dos canciones más nuevas en el disco-. Pero no he intentado definir un estilo en el que enmarcarme. Verdaderamente no es algo que me interese.


Con menos de dos años de tocar en vivo, Deplasticoverde grabó su disco con uno de los más activos sellos chilenos en Internet del último par de años, Ponk. Trabajó con el músico Daniel Díaz, alias Solo, en esa grabación, que en "Va" es presentada por una canción de sonido pop sobre un complejo compás asimétrico. "No me llama la atención buscar la complejidad si no es estrictamente necesario", dice. "Hay veces en que para lograr una canción como quieres debes ocupar recursos que no son simples. Creo que ése es exactamente el punto, prefiero ver la complejidad como un recurso más que como el fondo de la música que hago".


Trajes de noche que nunca vas a usar


Otros comentarios que suelen llegar vía redes sociales a Deplasticoverde son de personas que sí saben que no es un grupo sino una persona, y que de hecho se sorprenden porque conocen a Carolina Espinoza por sus ocupaciones previas, como profesora y/o licenciada en física de la Universidad de Chile.


Dedicada a la música el asunto es más personal. Varias de sus letras están en primera persona y son versos como "La calma de poder saber / si al menos ya te caigo bien / si al menos ya te sabes mi nombre", o "I have your phone number and that's all right / but I have nothing to say" ("Tengo tu número de teléfono y está bien / pero no tengo nada qué decir"), o "Y da vuelta la cara que no quiero que me veas / se nota demasiado que me he muerto ya de pena". O simplemente "Me acostumbré hace rato a perder todo el tiempo".


-En las letras nada es completamente inocente y estoy tan expuesta como quiero estarlo -reconoce-. O sea, en el momento en que decidí hacerlas fue con un fin del que me quería responsabilizar. El cuento aquí es que Relaciones Interpersonales es un ramo que claramente no he logrado aprobar en casi veinticuatro años, y mi medio para decir cosas importantes, no para el mundo sino para mí, ha sido la música. Hay demasiadas palabras que jamás he podido pronunciar de frente, ideas que sólo he expresado a través de canciones. Es lo único claro que puedo entregar a una persona, mi regalo más honesto es mi forma de dar a entender lo importante que algo puede significar para mí, y eso es algo de lo que me quiero hacer cargo.


-¿Crees que es distinto un verso en segunda persona, como "modelando al despertar los trajes de noche que nunca, nunca vas a usar"? ¿De dónde salió esa imagen en particular?
-Sí es distinto y de hecho marca la separación entre experiencias propias e ideas más generales o que involucran derechamente a otras personas. La letra de "Graduación" que mencionas nace de una experiencia tan simple como la frase: despertar una mañana y pensar en cosas que no vas a hacer, convenciones sociales que determinaste que no vas a seguir, como la de usar un traje de noche para tu fiesta de graduación. Y esa repetición del "nunca" viene a ser como cuando estás autoconvenciéndote de que te da lo mismo seguir o no algunas tradiciones, cosa que quizás no es tan así, pero que quieres o necesitas reafirmar en tu cabeza.


-Y a propósito de repetición, está esa canción donde cantas "Yo quiero, quiero, quiero, quiero, quiero, quiero, quiero que me mientas". ¿Conoces una de Luis Miguel que se llama "Culpable o no" y dice "Miénteme como siempre / Por favor miénteme"? ¿Te ofende la comparación, o las canciones van más allá de los prejuicios que uno tenga frente a ellas?
-Los prejuicios con las canciones, o sus intérpretes en algunos casos, son sólo una cuestión de gustos y contra eso nada que hacer. El tema de rogar por que te mantengan en una ilusión creo que es bastante común, tenemos a Tom Waits suplicando por mentiras o a Depeche Mode hablando sobre lo poco que importan las palabras y el sentido de la verdad, ambos en canciones que llevan por título "Lie to me" o, sin ir demasiado lejos en el idioma, podríamos recordar a Alejandro Sanz en "Corazón partío" y por último cómo olvidar a Camilo Sesto en "Miénteme". Seguramente también encontremos un par de reggaetones con la misma idea. La cosa pasa a ser entonces cómo quieres pedirlo, cómo lo pedirías tú, cómo quieres escucharlo. Yo necesité decirlo así y al parecer hay gente a la que le gusta oírlo así. Otros prefieren otros ritmos y palabras para decir lo mismo. De ahí que el prejuicio me parece una tontera en la que todos caemos, pero que no tiene un trasfondo mayor que los gustos musicales que tengas. Y por último, no, obvio que no me ofende una comparación con Luismi.


-También has dicho que te gusta la poeta argentina Alejandra Pizarnik. ¿Qué te gusta de ella?
-El haber hecho del lenguaje su escondite.


Ni rígido, ni indeformable, ni Kevin


Esa canción, "Desangre", es la primera que Deplasticoverde recuerda haber tocado en público, al comienzo de una secuencia que ha incluido actuaciones compartidas con grupos del sello experimental Templo Sagital, las cantantes Dadalú, Fakuta o Javier Barría.


Por lo demás, antes de Deplasticoverde, Carolina Espinoza fue integrante fugaz de tres grupos, los experimentales Pétalo Bisturí, del Templo Sagital; las pop Fakuta & The Laura Palmers y el grupo Seva Feliz, junto al autor Sebastián Sotomayor y a la cellista Felicia Morales.


-Son dos personas con un gran talento musical y era sorprendente presenciar cómo los temas se iban armando con unas cuantas instrucciones e ideas -recuerda acerca de ese último grupo-. Podían hacer arreglos hermosos en poco tiempo y creo que ahí comencé a tomar más el peso a la composición.


-¿Cómo fue el tiempo con la gente del Templo Sagital, sigue habiendo una afinidad con ellos?
-Fue justo antes de ponerme a componer en serio como Deplasticoverde. Fue un tiempo en que lo pasé la raja, porque ir "al Templo" era toda una experiencia. Entrabas, tomabas un instrumento cualquiera y de ahí en adelante todo era hacer música. Creo que es imposible no tener una afinidad musical con ellos, porque hay tantas influencias dando vueltas por la casa que en alguna te vas a afirmar y seguro que algo bueno sale de todo eso.
 
-Luego has tocado con otros músicos pero también en un recital de poesía, con la gente del grupo Proverbios para Paranoicos. ¿Son cosas muy distintas?
-Completamente distintas, y me sirvieron mucho para saber lo que era enfrentarse a públicos y escenarios muy diferentes. Pasé de la tocata con amigos en un lugar muy íntimo a otra mucho más grande y con más gente, terminando finalmente frente a un público totalmente desconocido, con una guitarra y nada más.


-¿Cómo es en particular tocar en un recital de poesía, hay algo en común con un poeta por el hecho de que ambos escriban versos?
-Sin duda ésa es la que más nerviosismo me trajo, porque más allá de ver similitudes creo que la gran separación entre un poeta y yo es que yo no pretendo demasiado con las palabras. Quizás soy egoísta y me basta con entenderme y satisfacer mi propia necesidad, en cambio veo en los poetas intención de llegar al otro y detrás de eso hay un trabajo mucho mayor al que tal vez yo hago. De ahí nació un pudor enorme al cantar y darles a conocer mis letras, porque me sentía expuesta a un oído mucho más crítico que en otras ocasiones.


-¿En vivo tus canciones no necesariamente deben sonar igual al disco, son dos instancias distintas?
-Sí, de hecho lo que más disfruto de presentarme en vivo es mostrar una alternativa al disco. Me gusta que los instrumentos cambien, que el sonido sea distinto, al igual que las intensidades, siempre cuidando mantener la esencia de los temas. El disco está ahí y si alguien quiere escucharlo lo puede poner y siempre va a sonar igual. En contraposición a eso miro las presentaciones como una experiencia para reinventar las canciones y la idea que el resto tiene de lo que está escuchando, construir nuevas imágenes a partir del mismo material. No me gusta pensar en la música como algo rígido, indeformable, porque nada es así. Partiendo por nosotros mismos.


-Y a propósito de actuaciones, a última hora fue cancelada la invitación para que tocaras con Kevin Johansen en el Teatro Regional del Maule el mes pasado. ¿Alguna conclusión del episodio? ¿O filo?
-Lata. No por no tocar, sino porque creo que hubo una cuestión de tomar poco en serio el proyecto. Fue decepcionante, pero no tanto como para echarse a morir.

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