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Diego Luna en el Festival de San Sebastián: "El cine no debería tener pasaporte"

La estrella del cine mexicano está en España luego de haber pasado por los festivales Sundance y Cannes.

17 de Septiembre de 2010 | 15:09 | DPA
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Diego Luna acusó por la mañana de hoy los daños de la inauguración del Festival de San Sebastián anoche: Grado VII en escala de Mercalli.

El Mercurio
SAN SEBASTIÁN.- Confiesa que la noche del jueves hizo su propia "inauguración del Zinemaldia" (el Festival de San Sebastián), y sus ojos un poco enrojecidos lo corroboran.

Pero después de haber pasado por Sundance y Cannes, Diego Luna se siente encantado de que su cine siga viajando y de que su ópera prima de ficción, "Abel", estrene hoy la sección Horizontes Latinos del festival.

"Me enorgullece mucho que haya este revuelo alrededor del cine mexicano, o mejor dicho, del cine de mexicanos", afirma Luna en entrevista con un pequeño grupo de medios. Y es que el realizador comparte hoy protagonismo con el veterano mexicano Felipe Cazals, que dio el pistoletazo de salida a la carrera por la Concha de Oro con el western histórico "Chicogrande".

Para Luna, no tiene sentido hacer una película pensando sólo en el país propio. "Creo que el cine no debería tener pasaportes", porque en el fondo, "es una colaboración de gentes de muchas partes del mundo". Y "Abel" predica con el ejemplo, pues además de contar con su amigo y co-protagonista de "Y tu mamá también", Gael García Bernal, entre los productores figura igualmente el estadounidense John Malkovich.

"Creo que los productores son al director lo que el director es a los actores", cuenta Luna sobre su experiencia con Malkovich, con quien ya había trabajado sobre las tablas. "Son, de alguna manera, tu primer público y eso ayuda mucho, porque vienen de otro contexto. Pero siempre tienes que compartir una sensibilidad", añadió.

"Abel" es la historia de un niño de nueve años que ingresa en un centro psiquiátrico porque se niega a hablar. Cuando su madre se lo lleva unos días a casa para ver si mejora, el pequeño no sólo recobra la palabra, sino que lo hace asumiendo una nueva identidad: la del padre de la familia, ausente desde hace tiempo.

La cinta, que ha batido récords de taquilla en México y que en España se estrenará el 1 de octubre, propone una reflexión sobre los roles familiares y la ausencia, tanto física como espiritual, de la figura paterna. Pero ante todo, "Abel" es un homenaje a las madres, tan presentes en la cultura mexicana.

Aunque la génesis "siempre fue una comedia", y hay muchas escenas del pequeño Abel comportándose como un adulto que dibujan una sonrisa en el espectador, la cinta fue transformándose poco a poco en una historia más dura. "Lo que pasó es que después me convertí en papá, y ya no pude verla desde el punto de vista del niño, y dejó de darme risa", explica Luna, que en julio fue padre por segunda vez con el nacimiento de la pequeña Fiona.

La película está además llena de referencias biográficas, aunque el director tuvo que "ponerles otro nombre para que dolieran menos". Así, él se crió con su padre en lugar de su madre, y ya desde muy pequeño comenzó a sentir esa necesidad "de pertenecer al mundo de los adultos". Comenzó a trabajar a los seis años, y desde los 15 era independiente. "Intenté brincarme la infancia y por eso ahora vivo en una infancia permanente", bromeó.

En este sentido, la historia de "Abel" y el elemento edípico que apunta surge a raíz de dos circunstancias: por un lado se inspira en un personaje de David Trueba, que plantea un síndrome generador de una esquizofrenia rara y, por otro, en una función de Hamlet que vio con su padre. "Estaría bien hacer un Hamlet de nueve años", le dijo entonces. Y poco a poco, la idea fue cobrando forma.

Después, para trabajar con el pequeño Christopher Ruiz-Esparza, que encarna al protagonista, diseñó un rodaje "como un salón de juegos", ya que para los niños, "la línea entre ficción y realidad no está trazada". Y para que Christopher pudiera jugar a ser Abel fue también fundamental la colaboración de sus padres en el filme: Karina Gidi y José María Yazpik.

"Y es que el cine es muy mañoso", cuenta Luna. "El día que yo entendí que el cine era así fue viendo una escena de ’Y tu mamá también’ de Cuarón". El director eligió una toma de imagen y le puso otra de audio. "Yo lo veo y digo ’guau, qué actuación!, y no era mi voz allí". Pero esa es la magia, "así de manipulador llega a ser el cine".
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