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De chileno de corazón al corazón de la cumbia

El ex cantante del grupo Mala Junta, cuya canción de tablón fue el himno de la selección nacional en el Mundial de Francia '98, inicia su carrera como solista tras lo pasos de Leo Rey y Américo. Ya tiene su primer disco personal: El amor es una rosa.

20 de Octubre de 2010 | 10:15 |

Para haber llegado donde está hoy, Nazareno detecta una mezcla de factores: “el momento adecuado, un poco de suerte y hacer las cosas bien”, dice el hombre que se hizo nacionalmente famoso hace doce años con la Selección Chilena que participó en el Mundial de Francia '98.

Pero el ex miembro Mala Junta, grupo que puso en cada celebración nacional la canción "Chileno de corazón", considera además que fue necesario haber recorrido un largo camino de aciertos y errores. Hoy está convertido en un cantante de cumbia romántica y ya tiene en circulación el disco El amor es una rosa, editado por CNR Discos.

“Partí haciendo estilos muy distintos a los que hago ahora. Creo que lo más conocido artísticamente y que es lo que salta a la memoria de las personas es el grupo Mala Junta. Quizás no le diga mucho a la gente, quienes asocian el nombre a un pub que fue exitoso a principios del 2000. Pero sí lo asocian a esa 'Chileno de corazón', evidentemente. Tuve el honor y orgullo de ser parte de esa historia como el intérprete de esa canción y me siento afortunado"

-¿Qué pasó después del éxito de Mala Junta?
-Los músicos somos un poco más sensibles que el resto de la gente y eso te hace tomar buenas y malas decisiones. Obviamente desaparecí del medio, quizás por esas malas decisiones.

-¿Qué tipo de decisiones?
-Haberme dedicado más a los negocios, que fueron exitosos pero que me hicieron descuidar el sueño por el cual yo me vine luchando desde Temuco. Por eso caí en un receso obligado. Volví a tocar en clubes, me puse la guitarra al hombro y me fui a cantar y a tocar como cualquier obrero de la música de hoy. Dentro de ese receso surgió la posibilidad de ir al extranjero. Lo aproveché muchísimo. Fue una gigantesca experiencia de vida, además de lo que me dejó en el ámbito profesional, ya que pude trabajar en un sistema que está a años luz de Chile, muy profesional y de gran calidad técnica.

-¿Crees que en Chile se podrá alcanzar ese nivel algún día?
-Tengo mucha fe. Indudablemente que aquí los actores involucrados no son solamente los artistas y los músicos. Nosotros tenemos un estigma bastante bien ganado, sin embargo, hay mucha gente nueva y algunos mayores, como el caso mío, que estamos luchando por dignificar este trabajo.

-¿Cómo parte este nuevo rumbo en tu vida musical y surge Nazareno?
-Yo estaba en España y no sabía lo que se estaba gestando en Chile. Alcancé a tener en mente algo de lo que pasaba con La Noche, sin embargo el fenómeno de Américo, en su génesis, me lo perdí completamente. Me informaba mucho en Internet, siempre estaba pendiente de los diarios de Chile y mi manager me contaba de lo que estaba sucediendo. Intercambiamos algunas ideas, pero sin decidir nada.

-¿Qué te parece el impacto de Américo?
-Lo único que puedo hacer es aplaudirlo en todos los aspectos. Creo que es algo que no solamente dignifica a la cumbia, sino que musicalmente lo ha nivelado hacia arriba. Él es un muy buen intérprete y valoro mucho cómo se ha esforzado por hacer las cosas bien, de manera muy profesional. Es un trabajo que funciona como una empresa, hay mucha gente involucrada, músicos de primera, todo un staff de gente especializada en cada una de sus áreas.

-¿Te molestan esas comparaciones que te señalan como "otro Américo"?
-Sinceramente no. Creo que Américo está en lo más alto y yo estoy recién partiendo. Tengo cinco meses de trabajo y ni siquiera un mes con el disco en el mercado. Yo sabía que esto iba a pasar, pero la verdad es que ni siquiera me angustia porque sé perfectamente que Américo y yo tenemos muchas diferencias, como el tema de nuestra escuela musical, que por circunstancias de la vida son distintas. Las comparaciones no me mortifica. Obviamente desarrollamos un estilo muy similar: la cumbia romántica y ojalá le fuera increíble a Américo, porque eso nos abre mercado a todos los que estamos detrás.

-¿Cuáles son tus influencias de hoy en día?
-La verdad es que soy bastante melómano y escucho de todo. Desde hace un par de años atrás he estado muy metido en la música latina, no solamente la cumbia chilena, sino que también en la peruana y colombiana. También sigo mucho al merengue, la salsa, fusión de salsa con rock y mucha música afroamericana. He compartido con músicos que viven y respiran la música latinoamericana, los ritmos latinos. Imagínate que en mi banda tengo dos músicos peruanos y saben mucho. Uno se va empapando de esas cosas.

-¿Qué sueños tienes como artista?
-Siempre he esperado alcanzar las estrellas para tocar el cielo. El artista que lucha por un sueño, lucha por ser reconocido por lo que hace, lo que transmite y lo que tiene dentro de sí. Actuar en vivo también es algo que me quita el sueño. Quiero recorrer Chile, tener contacto con la gente. Quiero ser un artista cercano con ella y ganármela. Quiero tener el respeto de mis pares y obviamente quiero llegar lo más alto que pueda. No puedo decirte un techo pero el Festival de Viña obviamente aparece en el horizonte, no como algo cercano hoy en día porque hay que guardar las proporciones, pero es un sueño para cualquier artista chileno.

-¿Cómo defines a El amor es una rosa?
-Es un disco que parte con la temática de historias de amor. Tal vez para muchos pueden estar trilladas, pero el amor es la temática eterna de los seres humanos en todas sus áreas. El disco también tiene un aspecto musical que a mí me seduce mucho, de factura, de melodía y de arreglos. Yo creo que a este mercado le estamos aportando un sonido nuevo y distinto con la cumbia romántica, que está siendo tratada de diferente manera, más acústica y sin usar sintetizadores.

-¿Qué opinas sobre la asociación de la cumbia con sectores más populares?
-Francamente eso ya pasó. Yo estoy convencido del gran aporte que hizo La Noche, quienes destaparon este fenómeno de la cumbia romántica y que después fue reafirmado por Américo con una propuesta distinta, más de traje y corbata. Así se fue homogeneizando este fenómeno y se logró quitar el estigma que tenía la cumbia en Chile.
Hoy en día tú te subes al auto de cualquier ejecutivo y lo más probable es que te vayas a encontrar con un disco de Américo, cosa que antes era impensada. Ir a un concierto de La Noche, de Leo Rey o de Américo, es ir a un concierto de características internacionales.