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Andrés Gormaz

05 de Noviembre de 2010 | 13:18 |
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El pop-rock es un género tan codificado que en general basta ver el arte de tapa para pronosticar el estilo del disco. Sin embargo el debut homónimo de Andrés Gormaz es una de las excepciones. Claro, porque en lugar de baladas intimistas como sugiere el retrato del cantante, éste es un clásico álbum de pop-punk contemporáneo. Esa bifurcación que, de la mano de Green Day, Sum 41 o NOFX terminó influenciando a todo el pop adolescente, desde Avril Lavigne a Jonas Brothers.

En ese contexto, Gormaz hace un muy buen trabajo. Desde las guitarras afiladas de "Manos atadas" (cuya mezcla de agresión y dulzura pop recuerda a cierta escena japonesa) hasta piezas más reposadas como "Sólo hay que vivir" o "Sólo llevo soledad". Todo aquello suena bien, está bien mezclado y los instrumento se oyen ajustados. El único problema es que, hablando de reglas, acá entramos en otro aspecto de codificación pop: las canciones aparecen demasiado apegadas a un estilo definido.

Entonces mientras bandas como los mismos Jonas Brothers intentan, con mayor o menor éxito, explorar otros territorios como el dance, el hard rock o el pop de sintetizadores, Gormaz suena muy respetuoso. Esto no es necesariamente equivocado, por supuesto. Pero si realmente este joven quiere "romperla" deberá ingeniárselas para llevar sus composiciones hacia otros ambientes.

—JC Ramírez Figueroa