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Emoción punk original

Uno de los grupos fundadores del punk inglés de los '70 pasó el domingo 28 de noviembre por Santiago.

29 de Noviembre de 2010 | 21:40 |
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Los históricos Steve Diggle y Pete Shelley y, en primer plano, el nuevo bajista Chris Remington, en una foto de archivo de Buzzcocks.

Foto: Peter Stevens (myspace.com/buzzcocksofficial).

Las primeras canciones se empiezan a escuchar desde afuera, cuando un buen contingente de público está agolpado frente a las rejas del Teatro Novedades a la espera de pasar colado o de completar literalmente las monedas para llegar a los diez mil pesos a los que acaba de ser rebajada la entrada original de quince mil: barato dentro de todo para ver un pedazo de historia del punk aquí en Santiago. Entre la rutilancia sobrevalorada de conciertos mundiales de 2010 en Chile –sobrevalorada literalmente también: con valores sobre el promedio normal en las entradas– pareció pasar inadvertida una de las visitas en efecto más históricas de este año: Buzzcocks, grupo de los primeros días del primer punk inglés de los '70. Pero basta entrar al teatro para ver que el que sabe sabe, porque la platea está llena. A la salida del concierto, Klein, el bajista de Los Peores de Chile, recordará que para el show que su banda compartió aquí mismo el 9 de septiembre con los también ingleses The Adicts había más gente, pero de todos modos esta noche el público está digno para la ocasión.

Después de las actuaciones de los chilenos Machuca y los argentinos Bulldog, Buzzcocks suben a escena con un cincuenta por ciento exacto de historia genuina en la alineación, porcentaje encarnado en la dupla de cantantes y guitarristas Steve Diggle y Pete Shelley, este último iniciador absoluto del grupo junto al cantante Howard Devoto en Manchester en 1976. Así mismo es el sonido que recrean junto a Chris Remington (bajo) y Danny Farrant (batería), incorporados en 2008. En su historia el punk se puede haber subdividido y clasificado en demasiadas categorías, pero así era al comienzo, como lo están tocando los Buzzcocks esta noche de domingo 28 de noviembre de 2010 en Santiago: con guitarras eléctricas de intención rocanrolera en lugar de distorsión metálica, rápido pero sin la aceleración que luego iba a traer el hardcore, y sobre todo melodioso antes de la fórmula instaurada por el punk melódico que iba a acabar transformada en producto empaquetado para MTV. El grupo muestra ahora cómo en su momento respondió al sello originario del punk, que es justo el de distinguirse con un carácter único y propio: ahí donde Sex Pistols fueron anárquicos, Siouxsie & the Banshees oscuros, The Stranglers más prolijos o The Jam más elegantes, Buzzcocks fueron melodiosos.

Y si en la historia después del punk vino el post-punk, estos hombres fueron justo los que hicieron el cambio, al transformar esa energía inicial en melodía y sensibilidad. Así se escucha en las canciones que el público esta noche no sólo identifica al instante sino que corea en esos estribillos hechos para transformarse en cánticos, como los uh-ooh de "Love you more" (1978), los oh-oh de "Promises" (1978) o los ai-ai-ai de "I don't mind" (del primer disco, Another music in a different kitchen, de 1978). Y no sólo es melodía: sin perder la sencillez en las armonías el grupo saca al punk rock de la simplicidad de los tres acordes, tal como se oye en las modulaciones de "What do I get?" (1977) y en las del coro de "Ever fallen in love?" (1979). Y no sólo es armonía: ésta es canción punk de amor, con los versos cotidianos en la voz cualquiera de Pete Shelley cuando canta algo tan juvenil como "Estoy enamorado de nuevo / creo que ahora es de verdad" o pregunta algo tan simple y real como "¿Te has enamorado alguna vez de alguien de quien no deberías enamorarte?" o cuando todo lo anterior se junta en la mejor canción nunca escrita por este grupo, resumen perfecto de lo bueno que tienen y siempre tendrán los Buzzcocks en dos minutos 55 segundos: "You say you don't love me", de su tercer disco, A different kind of tension (1979). Rock, simplicidad, melodía, sensibilidad, tristeza. Historia del punk, emoción de escucharla alguna vez en persona.