CIUDAD DE MÉXICO.- El pintor mexicano Diego Rivera viajó a Estados Unidos en los años 30 con la intención de nacionalizarse estadounidense, aseguró la noche del martes su nieto Juan Coronel Rivera.
"Cuando Diego Rivera se fue a Estados Unidos en 1930, ya no pensaba volver a México: quería hacerse ciudadano americano", dijo Coronel durante el encuentro "Diálogos imposibles", organizado por el Museo Rufino Tamayo de la capital mexicana y en el que un curador "da vida" a un artista fallecido a través de sus propias palabras.
La razón era que el muralista consideraba que el país norteamericano era el primero en donde podría implementarse "el comunismo real".
Según su nieto, el pintor y esposo de Frida Kahlo creía que "Estados Unidos ya tenía todo un aparato estructurado que podía llevar al obrero a ser líder".
Rivera (1886-1957) fue uno de los tres grandes exponentes del muralismo mexicano y un hombre comprometido con el campesinado, el indigenismo y la justicia social.
En varias obras criticó el imperialismo mundial, en especial el estadounidense. Una de ellas, el mural "Gloriosa victoria", ilustra una asonada en Guatemala, apoyada por Washington en 1954.
Coronel, crítico e historiador de arte, añadió que la idea de su abuelo "era llegar a Estados Unidos para crear grandes sindicatos y 'colgar' al magnate John D. Rockefeller", quien lo contrató para pintar un mural en uno de sus edificios neoyorquinos.
Como resultado, los obreros tomarían las fábricas del empresario norteamericano, fundando cooperativas e instaurando un socialismo utópico, fantaseaba Rivera, fundador del Partido Comunista Mexicano.
Rivera vivió entre 1930 y 1934 en Estados Unidos, y allí creó los murales del Instituto de Bellas Artes de Detroit, de la Escuela de Bellas Artes de San Francisco y del Rockefeller Center de Nueva York, destruido poco después por contener una imagen del líder soviético Vladimir Ilich Lenin.