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Teatro y música que brillan en la calle

Ahora que la Banda Conmoción es furor, vale enterarse de dónde vienen esos bronces y ese carnaval: de Mendicantes, la compañía que desde 1997 se apoderando de las calles a punta de sonido y teatro. Este domingo vuelven a montar una celebración al aire libre, en Quinta Normal.

17 de Diciembre de 2010 | 19:42 |
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Variedades, circo, danza, clowns y música son parte de las disciplinas de Mendicantes, que este domigo 19 de diciembre desde las 17.00 horas convocan a su próxima fiesta (ver recuadro), en Quinta Normal.

Foto: El Zócalo.

La música y la calle. Son los dos elementos principales con los que la compañía de teatro Mendicantes ha expandido los límites del propio teatro al sacarlo a la vía pública y al transformar la música en un actor indispensable en los montajes de sus trece años de historia. Desde su inicio en 1997, este elenco chileno ha sido la cuna de un grupo hoy tan popular como la Banda Conmoción y al mismo tiempo uno de los nombres que entre compañías como La Patriótico Interesante, La Patogallina o Joligud Broders han hecho un mestizaje entre música y teatro.

Si bien la Conmoción surgió en 2003 a partir del grupo musical inicial de la compañía, Mendicantes han mantenido activa a su propia banda. Ésta es dirigida por la actriz y música Bárbara López, que en paralelo es una de las trompetistas de la conmoción, y está integrada por Ivano Valenzuela, Carlos Caroca, Diego Silva, Pablo Morales y Robinson San Martín. La actual directora llegó a la compañía en 2000, cuando la dirección aún estaba a cargo de Cristian Huevo Sanhueza, quien en 2003 encabezó la ruta propia iniciada por la Conmoción y es hasta hoy director de esa banda.

-Y quedé yo a cargo de los músicos (de Mendicantes), que en ese tiempo éramos muy poquitos -recuerda Bárbara, que hoy se reparte entre Mendicantes y Banda Conmoción-. Fue como un traspaso del cargo, muy emotivo. Recuerdo con cariño ese momento, era una responsabilidad muy grande y había que seguir trabajando los pocos que quedábamos. Fueron apareciendo nuevos actores y músicos que hasta hoy están en la compañía y se ha formado un trabajo musical importante y valioso.


Somos de la calle


La compañía de teatro Mendicantes, iniciada el 1 de septiembre de 1997 por un elenco de estudiantes de teatro, danza y artes de la Universidad Arcis y en conjunto con músicos del ex Pedagógico, ha montado las obras "La procesión" (1997), "Por la caparazón o la juerza" (2000), "El dios de la feria" (2002), "Entránsito" (2003), "La rebelión de los mendigos" (2006, en coproducción con la compañía La Patriótico Interesante), y "Gran baile gran" (2007).

Pero también ha explorado en otras modadalidades teatrales y musicales. Entre ellas están la comparsa "Los emigrantes del Winnipeg" (2006), presentada en los Carnavales Culturales de Valparaíso, e intervenciones callejeras con motivo del once de septiembre (desde 2001 a 2005), contra la cumbre de la Apec (2004), "Vientos nuevos" (2005), presentada en Montevideo; y "Todas iban a ser reinas" (2006), sobre las mujeres embarazadas desaparecidas en dictadura.

-¿Qué relación ha tenido Mendicantes con la calle? ¿Ahí está la definición del grupo?
-Yo creo que sí -dice Bárbara-. En la calle Teatro Mendicantes brilla. Es ahí donde nuestro trabajo se desarrolla en su totalidad. El teatro que hacemos es para cualquier persona, para el ciudadano común, y en la calle lo encontramos, porque por ahí pasan todos, desde el más viejo al más joven, del más rico al más pobre, tanto los que van a sentarse a una sala para ver una función como los que jamás han ido al teatro. Buscamos sorprender y conmover a la gente que va pasando, para que olvide su rutina diaria y se dé el tiempo de ver un espectáculo y un mensaje que provoca que se identifique y reflexione.

-¿Qué rol ha cumplido la música en esa historia?
-Debido al lenguaje físico que desarrolla Teatro Mendicantes la música es fundamental. Siempre ha estado, en diferentes formatos. Cumple el rol de guía de las emociones, de climas, de lecturas, de texto, de giros. Es parte del todo, en la compañía están integradas las dos expresiones, se sustentan una de la otra y juntas forman el teatro acompañadas de la danza y la plástica. Así mismo los intérpretes músicos también son parte de las escenas presentes con sus cuerpos.

-Grupos como La Patogallina Saunmachín o la propia Conmoción nacieron respectivamente de Mendicantes y La Patogallina, dos compañías de teatro. ¿Existe la posibilidad de que ustedes tengan también una vida paralela a la compañía, como grupo musical?
-Sí, claro, y en algunos momentos lo hemos hecho, tocando la música de nuestras obras. Pero se echa de menos la escena en esas tocatas. Con la banda de ahora no sentimos esa necesidad, porque ocupamos el tiempo en trabajar con la escena, ya que es lo que nos ha juntado. Asumir el rol de músico de teatro es entender que estamos al servicio del relato, del mensaje. De todas maneras siempre existe esa posibilidad. Hemos creado tanta música que va quedando en nuestras memorias, que no es malo tocarla como banda independiente, para que no se pierda en el tiempo.


Fiestas de la challa: los días de Chena


Hacia comienzos de la década pasada la compañía Mendicantes protagonizaba fiestas en la localidad campestre de Santa Ana de Chena, al sur de la Región Metropolitana. Era un lugar vinculado a la compañía Teatro-Circo creada por el actor Andrés del Bosque –no es la misma compañía Gran Circo Teatro fundada por Andrés Pérez– y reconocida por obras como "Las siete vidas del Tony Caluga" (2004).

Del Bosque fue a su vez profesor de algunos actores de Mendicantes en la Universidad Arcis, según recuerda Bárbara. Y a la partida del actor a España la compañía se instaló en ese lugar. Allí surgieron obras como "El dios de la feria" y "Entránsito", así como el elenco de los Joligud Broders y encuentros como la Fiesta del Plato, para la hora del almuerzo dominical, o la carnavalesca Fiesta de la Challa.

-En esas fiestas actuaban desde payadores como Alfonso Rubio hasta la Banda Conmoción, por ejemplo. ¿Estaba la idea de convocar a distintas expresiones artísticas?
-Síii, hicimos varias fiestas en Chena y se crearon cosas importantes en esa casa, más o menos entre el 2001 y 2004. Era una casa ideal para hacer muchas cosas, tenía un galpón con un escenario muy bonito, antiguo. Ahí hicimos la Fiesta de la Challa, donde se invitaba a varios artistas de diferentes estilos para que la gente viera un show completo y variado y además comiera y tomara rico.

Bárbara recuerda en esa jornadas al payador Manuel Sánchez, a la Metrópolis Big Band, la Tarqueada del Viento, el grupo Napa, el Trío Inspiración, grupos de folclor, hip-hop, teatro, danza y un cierre siempre a cargo de la Conmoción.

-En ese tiempo la Banda Conmoción todavía estaba junta con la compañía. Tocábamos mucho rato, luego salíamos a un fogón grande que se hacía en el patio para cerrar la fiesta, donde la gente se quedaba hasta que amanecía para poder irse. Trabajamos duro en esas fiestas, eran muy lindas, pero era demasiado trabajo porque hacíamos todo, desde adornar y recibir a la gente en la puerta hasta atender las mesas, el bar, limpiar y hacer el show.


Cuando pasábamos la gorra


-¿Hay una afinidad de Mendicantes con compañías teatrales como La Patriótico Interesante, La Patogallina u otras?
-Claro que sí, hay cosas en común como las temáticas, pero las relaciones han sido diferentes entre compañías. Mendicantes se ha relacionado mucho más con La Patriótico Interesante que con La Patogallina, hemos trabajado juntos y hace un tiempo hicimos una obra en conjunto, "La rebelión de los mendigos". Nos apoyamos mutuamente y vamos a ver los espectáculos, tenemos en común el hacer teatro de calle con música en vivo. Además compartimos sentimientos con Dama Brava y Teatro Malinche, de Valparaíso, que también realizan intervención urbana.

-¿Cómo empezó la relación entre la Banda Conmoción y Mendicantes?
-La Banda Conmoción nace en un período complicado de la compañía, cuando algunos actores tenían que viajar por un tiempo fuera de Chile y la mayoría de los que quedábamos acá éramos músicos. Entonces a Cristian Sanhueza (el citado actual director de la Conmoción) se le ocurre hacer una banda con los pocos actores que había y los músicos, por lo que los actores y bailarines tuvieron que aprender a tocar instrumentos y otros hacían figurines con máscaras mientras la banda tocaba. Salíamos harto a la calle, íbamos a La Vega, al Paseo Ahumada, al Paseo Puente y pasábamos la gorra que apenas nos alcanzaba para la micro. En ese tiempo estábamos juntos todavía.

-¿Y ahora?
-Muchos de la Banda (Conmoción) eran parte de Mendicantes, pero con el tiempo se fueron de la compañía y quedamos sólo dos o tres, por lo que la Banda buscó su camino y su dinámica propios y quedamos como dos agrupaciones profesionales independientes. Sólo los más antiguos de la compañía también somos parte de la Banda. Tenemos una relación de amistad muy familiar de años.

En 2010 la compañía trabaja en un futuro montaje inspirado en las culturas originarias de Chile y América Latina en el contexto de la globalización, y en octubre viajaron a Colombia a montar la obra "Entránsito". Y mantiene la vocación de sus obras e intervenciones. "La importancia de las intervenciones de Teatro Mendicantes es que siempre han sido masivas, se han abierto las puertas para que mucha gente participe de esta experiencia, lo que ha provocado que nuestro lenguaje vaya pasando por distintas personas", dice Bárbara López. "Muchas de ellas ya tienen sus propias compañías o son parte de Mendicantes. Hay un carácter pedagógico que se entrega y comparte y nunca ha sido hermético".

Las obras una a una: presenta Bárbara


"La procesión" (1997). "Aunque en ese tiempo yo no estaba en la compañía, considero que 'La procesión' marcó el comienzo de una larga historia. Es la obra que llevó a la calle a Mendicantes, a descubrir ese espacio, a comenzar a crear un lenguaje que se fue desarrollando con el tiempo"


"Por la caparazón o la juerza" (2000). "Nos hizo posesionarnos del espacio del Paseo Ahumada y la Plaza de Armas. La gente nos reconocía cuando volvíamos a una función, nos esperaban. Además nos permitió investigar en los bailes religiosos, los bailes de chino, y nos acercó bastante a la gente por el hecho de hablar sobre temas contingentes del momento, ocupar el humor, la ironía y la improvisación tanto en la música como en la escena".


"El dios de la feria" (2002). "Fue la primera obra financiada por Fondart, lo que nos cambió mucho la forma de trabajar. Marcó una etapa. Ya nadie era estudiante, apuntábamos hacia un trabajo profesional. Fue la primera obra instalada, no de intervención, con escenografía, sonido, varios vestuarios, y sobre la historia tomamos el tema de la rebelión de Tupac Katari en Bolivia. Hicimos una música muy bonita para ese montaje y logramos bellas escenas. Fue un trabajo que duró muy poquito y no alcanzó a desarrollarse como podría haber sido".


"Entránsito" (2003). "Es la que más ha sobrevivido y evolucionado en la historia de Mendicantes. Aquí volvimos a la raíz, a la calle, a la precariedad, a la intervención, a ocupar al grupo entero como personaje, a la simplicidad y al lenguaje corporal y musical delirante que hasta hoy se mantiene en las calles y que ha pasado por varios formatos y elencos. Se realizó un seminario masivo  gratuito con esta obra, el guión se ha ido desarrollando y siempre hemos logrado una conexión muy bonita con la gente. La obra plantea el tema de la deshumanización, lo que permite que el espectador se sienta identificado".


"La rebelión de los mendigos" (2006). "Se montó en muy poco tiempo y en conjunto con gente de la Patriótico (es una coproducción con la compañía La Patriótico Interesante), lo que nos permitió trabajar por primera vez con un equipo de diseñadores teatrales que desarrollaron un trabajo estético muy bonito y hecho con materiales de desecho. Esto provocó que de ahí en adelante nunca hayamos dejado de trabajar con diseñadores, porque notamos el cambio y el valor que tiene".
 
"Gran baile gran" (2007). "Es una obra que debieran ver todos los chilenos, porque habla de nuestra historia de una forma que entretiene y cautiva y es para toda edad. Para la creación hicimos una profunda investigación, histórica, musical, estética y en los bailes populares de las diferentes épocas desde el año '20 hasta ahora. Aprendimos mucho sobre nuestro país, y yo sentía que la obra llegaba a la gente: lloraban, se reían, viajaban por distintas emociones, se identificaban, una abuela explicaba a su nieto lo que había sucedido en un momento histórico. La obra viajó por el sur y el norte de Chile y en poblaciones de Santiago. Aquí volvimos a instalarnos, pero la presentamos en muchos lugares abiertos donde la gente podía ver todo el proceso de montaje, cuando se maquillaban los actores o se instalaban las luces y el sonido, era una especie de clase abierta. Esta obra no está terminada, en cualquier momento la volvemos a montar, ya que la historia de Chile sigue".


Intervenciones callejeras del Once de Septiembre (2001 al 2005) y Anti Apec (2004). "Era para manifestarnos de una forma distinta, dar un aire nuevo a la marcha de toda esa gente, para estar presentes pero planteando nuestro pensamiento. La anti Apec fue intensa ya que salimos sabiendo que la policía estaba con todo en esos días, pero teníamos que manifestar nuestro desacuerdo, lo que nos causó estar un rato presos todos los músicos y algunos actores".


Intervenciones "Vientos nuevos" (2005), presentada en Montevideo, y "Todas iban a ser reinas" (2006), sobre las mujeres embarazadas desaparecidas en dictadura. "(La primera) fue el resultado de un taller que hicimos en Montevideo dentro de una gira con 'Entránsito'. Fue importante compartir con extranjeros una forma de crear y salir con eso a la calle, tuvimos una buena llegada. Y el de las 'reinas' fue un trabajo de experimentación y laboratorio durante un año más o menos. Aspiraba a ser un monaje que al final no se realizó, pero se hicieron intervenciones, era muy intenso, dramático, emotivo y fue la antesala del 'Gran baile'".


Comparsas como "Los emigrantes del Winnipeg" (2006), presentada en los Carnavales Culturales de Valparaíso, y otras como "Directo al corazón", "De La Chimba al puerto", "Una moneíta pa'l Judas" y "La feria ambulante". "Son pasacalles o comparsas que cuentan una historia con mucha gente. Son trabajos financiados por el Consejo de la Cultura para actividaes como los Carnavales Culturales y tienen un carácter pedagógico, ya que se realizan talleres para llegar al montaje final con un guión hecho. Puede participar cualquier persona interesada y aprende de todas las disciplinas, música, danza, teatro, construyen sus vestuarios y máscaras y luego se caracterizan para salir a contar una historia".

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