Eran las cuatro AM, él recuerda que había sido un día ocupado en la escuela, que acababa de escribir dos trabajos pendientes a esa hora de la mañana, que al día siguiente tenía que llegar al estudio de grabación para seguir preparando su futuro disco y que le dolía la cabeza. Entonces, en alguna madrugada de los primeros meses de 2009, Ismael Oddó Arrarás escribió esa frase.
-"Te prometo que voy a cumplir / sólo déjame dormir / lo que resta del día" -recuerda, hoy cuando el mismo verso está además cantado por él en una de las melodías de ese disco, ya terminado. La canción se llama "Déjame dormir", el disco se llama Déjame dormir también y con él este solista ha aparecido entre los debutantes destacados de la canción pop de 2010 en Chile, ahora que termina el año y es época habitual de recuentos.
"Déjame dormir" es por naturaleza el single del disco. Y el disco es el paso definitivo como solista de Oddó, que se inició en 2006 como bajista aún colegial del grupo de rock Alamedas, que en 2008 pasó a tocar el bajo hasta hoy con la cantante pop Francisca Valenzuela y que no debe ser confundido con uno de los integrantes jóvenes de Quilapayún, con quien comparte exactamente el mismo nombre y apellido, además de algún parentesco indirecto. Ismael Oddó Méndez es el músico de Quilapayún; Ismael Oddó Arrarás es el solista.
Y es para evitar esa confusión que Ismael Oddó Arrarás, en adelante Oddó, firma su disco simplemente así: Oddó. Esa, la del nombre, es una de tantas decisiones que el cantante ha debido tomar ahora que ya no sólo toca en grupos de otros. Ahora que él es el jefe. Así invitó a grabar en su disco a la propia Francisca Valenzuela y al propio Ismael Oddó Méndez, además de músicos permanentes como el guitarrista Carlo Colussi. Y así encabeza además su actual grupo, completado por Jorge Chehade (guitarra), Lego Moustache (teclados y percusión), Renato Garretón (bajo) y Claudio Fierro (batería).
Oddó debutó como tal en 2009, invitado a telonear un show del cantante Pedropiedra en la Sala SCD. Pero la inquietud venía de antes, cuando en la segunda mitad de 2008 decidió apartarse de Alamedas después de dos años y dos discos compartidos con esa banda que hasta hoy lidera el cantante y guitarrista Alejandro Gómez. Y cuando en 2006 inició los estudios de música que mantiene hasta hoy.
-Nunca antes me había cuestionado mi individualidad. En Alamedas nunca tuve la inquietud de hacer algo solo. Hasta que un día en 2008 dije "Ya, tengo veintiún años y no tengo nada solo. Tengo que hacer algo porque sé que es un desarrollo largo, y quizás cuánto tiempo se demora". Y sé que son otras situaciones, pero pensaba en que Albert Hammond Jr. a los veintiún años ya tenía el Is this it. O antes -dice Oddó. Hammond Jr. es guitarrista de la banda neoyorquina The Strokes y Is this it es el primer disco del grupo.
-Son unos pocos pasos en el escenario, desde el puesto de bajista al de cantante. ¿Pero son pasos difíciles?
-Ese paso ya lo superé al decidir cantar. No se trató de conseguirme un cantante, quise cantar yo, tener el control absoluto, también por saber qué rayos resultará si hago esto de este modo.
-¿Y qué rayos resulta?
-Descubrí que lo podía hacer. Me siento más suelto y he aprendido con la experiencia del disco. Más allá de grabar el bajo en Alamedas había muchas cosas que nunca supe, sobre las cuales no tuve que tomar decisiones. Pero igual como me pregunté antes qué resulta si hago un disco, ahora me pregunto qué pasa si hago un segundo disco. Es más una pregunta de desarrollo que una respuesta definitiva.
Una melodía equis
-¿Para el oficio de escribir canciones te sirvió estudiar música formalmente?
-Creo que sí, pero me gusta pensar que este lado es inconsciente. En este caso mi acercamiento musical fue súper natural: agarré la guitarra y empecé a tocar. Lo que te da la formación musical es práctica y resolver los problemas claramente, como las cosas armónicas que me gustan: cómo lograr lo mismo con otros acordes. Pero la esencia es natural.
-¿Cuáles son esas cosas armónicas que te gustan?
-Como progresiones (de acordes) no tan típicas, que generan otras cosas. La armonía genera situaciones especiales. Hay gente que hace uno, cuatro, cinco (los números de tres acordes básicos de una canción) todo el rato y así es su canción. Pero creo que si en ese uno cuatro cinco en un momento haces un reemplazo, eso genera otro movimiento. También hay gente que reclama que una canción tiene tantos acordes, pero está mal pensado: no es tantos acordes, es que genera un movimiento, te mueve la música hacia otro lado.
-¿Es más importante la armonía (o sea los acordes) que la melodía dices tú?
-Puedes tener una melodía equis, pero le pones situaciones armónicas y generas distintas cosas. Sí, me gusta mucho la armonía. Lo que buscaba (en las canciones) eran progresiones para que después la melodía que se me ocurriera arriba tuviera una base contundente. Sobre esa base todo lo puedes cantar. Y puede tener otro resultado.
-¿La armonía como un seguro de que la melodía no puede fallar?
-O sea, no puede fallar del lado que nos gusta a nosotros que estamos conversando.
-¿Por otro lado qué te parece el culto que también existe por la canción sencilla, con esos tres puros acordes que mencionabas?
-Son opciones. Lo importante es que los cambios armónicos jamás se escuchan complicados. Están trabajados de un modo en que funcionen simplemente y fluyan. Se trata de que no suene complejo, aunque si te metes te das cuenta de que pasan muchas cosas.
-¿En cambio el verso de "Déjame dormir" es una lógica distinta a la de una sustitución de acordes?
-El disco es súper descriptivo y personal de lo que me estaba pasando. Por lo menos esa frase la escribí como a las cuatro de la mañana, después de terminar dos trabajos, con dolor de cabeza y todo...
-¿Y eso es lo que llega más a la gente? ¿Una historia?
-Claro, aunque no utilizo esas situaciones de acordes para impresionar a nadie más que a mí. Pero las letras también hablan de mí. Es cierto.
Lecciones con Kinks y Lennon
-¿Haber empezado tocando con Alamedas puede ser una escuela?
-Completamente. Mi música se empezó a desarrollar cuando entré a Alamedas. Partí escuchando música con (Alejandro) Gómez, cosas básicas, como los XTC, John Lennon, los Kinks, y creo que se siente un poco en la esencia. Aunque es súper amplio creo que esa influencia está clara.
-¿Tal vez en un segundo o tercer disco esas influencias iniciales se atenúan? ¿Se nota en eso que eres un debutante?
-Yo creo que claro, un primer disco es más limitado en ese sentido. Después uno se da cuenta de cómo uno suena. No sé si es por ser debutante, eso que lo diga la gente, pero igual ahora me gusta hasta Justin Timberlake, creo que mis influencias son más personales que en ese tiempo. En Alamedas la escucha era más grupal, en los ensayos, en un momento de descanso.
-¿Y en ese mismo sentido qué efecto tiene tocar con Francisca Valenzuela?
-Me lo he preguntado. Creo que la Fran ha influído en cosas prácticas, de puesta en escena. En Alamedas nunca me moví (en el escenario), y ahora digamos que tampoco me muevo tanto, pero sí me acerco a la Fran, estoy con ella, bailo. Eso me ha ayudado. Y a cachar cómo funciona el pop. Porque en los Alamedas todos éramos así un bloque e íbamos para adelante. La Fran es otra cosa, se preocupa mucho por la puesta en escena, la ropa, otros detalles más extramusicales. Creo que eso he aprendido harto con ella, los detalles extramusicales: cómo uno se ve y cuestionarse cómo podría verse mejor.
-¿Igual no suena triste que con Francisca Valenzuela sólo hayas aprendido cosas extramusicales?
-Es que creo que lo musical es lo mismo que con Alamedas: medio inconsciente, no es algo técnico. Obviamente me influye, no sé, tal vez hace que se libere más mi lado pop.
-¿Y cómo se vive esa doble experiencia, de estar en un grup que toca en bares y luego con una cantante que va a festivales masivos, suena en la radio y tiene a la industria detrás?
-Claro, en ese sentido la música pasa ser un cuarenta por ciento, porque al lado están las luces, la vestimenta, los movimientos, los cortes. Pero en cuanto a la industria eso no es así: en el caso de la Fran ella trabaja personalmente todo, se maneja sola.
-Más allá de lo técnico, ¿hay que tener una actitud distinta a la del bajista para salir adelante? ¿No es un personaje el solista?
-Es un personaje, pero creo que todo personaje se construye de algo real. Tampoco me voy a poner a hacer payasadas porque soy el cantante. Es cosa de verlo: por un lado Julian Casablancas (el cantante de The Strokes) no se mueve, está ahí y no está ni ahí. Y tienes por otro lado a millones de cantantes que corren todo el show.
-Finalmente, ¿qué efecto tiene haber empezado tan precoz a tocar en grupos? ¿En qué curso estabas cuado debutaste en Alamedas?
-Estaba en cuarto medio.
-Bueno, de partida: ¿encuentras que es precoz eso, o tampoco es tanto?
-Yo creo que a estas alturas... siento que ya estoy viejo, porque hay gente que a los diecinueve años ya tiene un disco solista y son mejores que uno en millones de cosas. También tiene que ver con que tengo cara de pendejo, y estoy ultra agradecido de que sea así.
-El clásico test es si te piden el carnet para entrar a un bar. ¿Te pasa eso?
-Últimamente no. Pero probablemente este año me lo han pedido dos veces al menos.