Lo que hoy necesito

Diez compositores apoyan el primer disco de Cecilia Echenique en cuatro años (desde Tonadas chilenas, a dúo con Mario Rojas), pero esa diversidad se encauza en un mismo «tono» para un trabajo homogéneo en su temática introspectiva y romántica, y en su opción por un pop suave, con muchos timbres instrumentales; en general, más cercano a la balada que a la raíz latinoamericana. Cecilia Echenique acostumbra darle unidad conceptual a sus grabaciones, y este álbum no es la excepción: la cantante avanza de principio a fin en una misma gran declaración de amor y de confianza en la vida, cuyos matices no alteran una mirada asombrosamente positiva hacia lo que tantos cantantes prefieren saludar desde la decepción o la melancolía.

El romance aquí es casi siempre crecedor y recíproco: "Cuando no me besas" asocia el afecto físico a la nutrición vital; "Que manera" renueva el asombro ante una pareja de larga data; y "Mi corazón no olvida" agradece el amor que ha dejado marcas imperecederas. Esas canciones, escritas para un otro, se repliegan luego hacia una mirada interior para compartir reflexiones asociables a lo femenino y a las lecciones de la madurez. «Ahora puedo renacer / sentirme toda una mujer / Los sueños que siempre busqué / han vuelto otra vez» canta Echenique en "Palabras a una amiga", y en "Volver a sumar" advierte sobre el riesgo de «ser un tonto grave / sin niños en el alma».

Se trata de reflexiones sinceras, pero estereotipadas, elaboradas con más fuerza que profundidad. Mucho mejor resulta Echenique cuando toma vuelo en declaraciones inesperadas, sea por su temática (los niños no nacidos, en "Ave de paso"), sea por sus ansias de libertad ("La lluvia se acerca"). Entonces, la voz forjada al calor del Canto Nuevo vuelve a sonar propositiva, consciente, con caracter y una causa identificables como propias, no perdida en una aparente ingenuidad por el canto amable y bienintencionado.

—Marisol García