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En tiempo presente

El grupo californiano podría explotar más su historia en vivo si quisiera, pero su opción en el show del pasado 16 de septiembre en Chile fue por la actualidad. En la música y también en las noticias, con el saludo final que el bajista dedicó a los estudiantes chilenos.

23 de Septiembre de 2011 | 18:35 |
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Como en ninguna de sus anteriores visitas a Chile quedó claro esta vez que Red Hot Chili Peppers es el nombre de una banda que canta y toca para varias generaciones. Con una carrera que se remonta a lo más intuitivo del rock alternativo estadounidense de mediados de los años '80, el grupo californiano es capaz de congregar a seguidores de diversas edades, pero en particular su regreso sonó orientado al gran contingente de público juvenil y hasta escolar que el pasado 16 de septiembre contribuyó a copar la cancha y las graderías del Estadio Monumental.

Ante más de cuarenta mil personas según el cálculo de los organizadores, Red Hot Chili Peppers llegaron por tercera vez a Chile montados hoy en su reciente disco I'm with you (2010), y de entrada el arranque del show fue con una de esas canciones nuevas, "Monarchy of roses". De todod modos a estas alturas de su trayectoria el grupo asume que uno de sus grandes activos es la colección de grandes éxitos amasada desde 1989, y gran parte del show fue un compilado en vivo de esos grandes hits reforzado por la presencia escénica de la banda.

El rodaje que en estos días está experimentando el recién llegado Josh Klinghoffer como nuevo guitarrista de la banda confirma además que Red Hot Chili Peppers es más que la suma de sus partes. Con un puesto de guitarrista históricamente rotativo en la historia de la banda, es en los tres integrantes mayores que reposa el carácter del show: en el vocalista Anthony Kiedis, que en esta pasado no estuvo todo lo rendidor que se esperaba; en el baterista Chad Smith como garantía de empuje desde el fondo, y con el bajista Flea como alma de la fiesta indiscutida.

"Can't stop", "Under the bridge", "Around the world", "Dani California", "Otherside", "Californication", "By the way" y un cierre con "Give it away": la sola enumeración de esos créditos fundamenta el arrastre de masas que la banda logra con esas canciones en vivo. Eso sí, el predominio de sus canciones de la última década es claro, para felicidad de los más jóvenes entre el público. Es significativo que el grupo descarte por completo su disco One hot minute (1995), opción que implica dejar fuera un hit a toda prueba como "Aeroplane".

Sí hay momento para sus raíces, cuando la banda se lanza con "Me & my friends", una de las canciones de su temprano tercer disco The uplift mofo party plan (1987), así como con el sonido inconfundible de Stevie Wonder con la versión de "Higher ground" que la banda grabó en Mother's milk (1989). En medio de ambas fue un regalo escuchar la melodía de "Soul to squeeze" (1994), una canción hermana del hit "Under the bridge" que el grupo rara vez toca en vivo, y que completó el episodio de más vieja escuela del show.

Red Hot Chili Peppers podrían recopilar más historia si quisieran, pero no es su opción. El concierto con que regresaron a Chile estuvo inclinado hacia sus años recientes, y Flea, fiel a su carácter de dueño de la fiesta, no hizo sino subrayar la contingencia noticiosa local con su saludo final. "Y buena suerte con la educación. Educación gratis por (sic) todos", dijo en español para ganar la última ovación, antes de gritar "Chi chi chi, le le le". Anthony Kiedis por su parte estuvo todo el show con una polera estampada con la leyenda "Red Hot Perú": gran gesto contra el chovinismo de la bandera chilena común a tanto rockero internacional que llega por acá.

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