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Happy Mondays trajeron la fiesta en vivo al Teatro Caupolicán

Con su alineación y su espíritu de juerga originales, el reformado grupo rockero inglés tocó este viernes 25 en el teatro santiaguino.

26 de Mayo de 2012 | 02:17 | Por David Ponce, Emol
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Happy Mondays debutaron en Santiago con su formación original en el Teatro Caupolicán.

Christian Zúñiga, El Mercurio

SANTIAGO.- Podrá ser una historia de juerga, drogas y excesos casi legendaria la que acarrean con sus más de treinta años de recorrido, pero a su paso por Santiago la banda inglesa Happy Mondays demostró que es su música la que encierra el germen de esa fiesta, con la celebración que el grupo desencadenó la noche de este viernes 25 en el Teatro Caupolicán de la capital.

Era además una celebración pendiente por años para el público local. Desde sus primeros discos grabados entre 1987 y 1990, canciones como "Kinky afro" y "Step on" fueron no sólo éxitos radiales sino sinónimos de fiesta. Dos décadas después el grupo llegó a recrearlas en vivo para un público que vino a repletar nada más que la cancha del teatro, y el que hubo tanto espectadores contemporáneos de la banda como seguidores más jóvenes en una notoria mezcla de generaciones.

Una cuota de credibilidad considerable distingue de entrada a los Happy Mondays de otros grupos que acuden al expediente de reformarse años después de haberse disuelto: en este caso no hay suplentes ni reemplazos, sino es la formación original completa la que ha vuelto a salir de gira. Junto al cantante Shaun Ryder dicen presente Mark Day (guitarra), Paul Davis (teclados), Paul Ryder (bajo) y Gary Whelan (batería) además del bailarín Bez y de la estupenda voz de la cantante Rowetta, en una alineación que aumenta lo histórico de ver en ver en vivo a la banda por primera vez en veinte años.

Lo mismo pasa con el repertorio. Cinco canciones al hilo de su más exitoso disco "Pills 'n' thrills and bellyaches" (1990) fueron la bienvenida al concierto, con un inicio hipnótico en "Loose fit" y narcótico en el hit "Kinky afro", y todas fieles al sonido hecho de guitarras rockeras, coros soul, ritmos y pianos bailables cercanos a la música house con que Happy Mondays patentaron su estilo en simultáneo en conciertos y discotecas de su tiempo. Sólo quedó la deuda de la cadenciosa "Grandbag's funeral" para haber rendido tributo completo al disco que consagró la cumbre más alta en la carrera del grupo.

Más historia hubo en juego en éxitos previos como "24 hour party people" (1987) y "Hallelujah" (1989), con un Shaun Ryder relajado que trataba de ejercitar un rudimentario español ("Son uno público incredible", fue uno de sus intentos) mientras el grupo lidiaba contra un sistema de sonido que fue el fracaso de la noche, con una guitarra y sobre todo un bajo que nunca se escucharon con la nitidez ni el volumen necesarios.

El show salió adelante con la actitud del grupo, incluso si el movedizo Bez sólo se guardó para salir a escena en tres de las canciones, incluido el cierre previo al bis con "Step on". Tal vez ya no sean gente de juerga las veinticuatro horas, pero una hora y veinte minutos fueron suficientes para prender la fiesta definitiva de Happy Mondays en la cancha del Caupolicán.

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