EMOLTV

...Ya Know?

La emblemática voz de The Ramones regresa en un trabajo sin rumbo, elaborado a partir de registros de diversa calidad. ¿Resultado? Una pieza póstuma que, simplemente, no está a la altura de la figura a la que pretende honrar.

12 de Julio de 2012 | 11:17 |
imagen

Henry Rollins expresó su preocupación respecto de este lanzamiento. En sus palabras, siempre respetables, la aparición de ...Ya Know?, segundo álbum post-mortem de la voz de The Ramones, constituye la perdición de un legado indeleble que se grafica en la siguiente frase: "Punk Not Dead". Un primer indicio de que Rollins, una leyenda del hardcore estadounidense, tendría razón es la cantidad irrisoria de temas que componen esta entrega. Son 15 canciones, todas demos o grabaciones caseras de registros que dejara Joey antes de fallecer de cáncer el 15 de abril de 2001.

Tal cantidad de temas da para mucho. Como la canción de navidad "Merry Christmas (I don’t want to fight tonight)", en la que por mucho que se trate de la voz de The Ramones, lo cierto es que es un tema cansino y poco ocurrente. También está "Rock ‘n roll is the answer", que si bien trae a la memoria el punk rock que vio nacer a Joey Ramone, el filtro de sonido moderno por el que pasa el corte lo transforma en un producto totalmente desechable, sólo vuelto a la vida para lograr algunas ventas más del catálogo de Ramones.

Entonces, ¿cuáles serían las canciones que hagan despegar a este esfuerzo? Aquí se encuentran "New York city", un homenaje a la ciudad de siempre de Joey; "I couldn't sleep", corte que revive la vieja gloria de The Ramones; "21st century girl", que de los quince temas es el que mejor quedó en esta suerte de "tratamiento sonoro" dado a los registros caseros de Joey; y "There's got to be more to life", casi como si Ramone supiese lo que vendría para él y se diera ánimos en clave punk-rock.

Así y todo, ...Ya Know? es un álbum que por sus características tiende a perder el foco. Eso hace que en la sumatoria, el disco tenga puntos demasiado bajos que no tienen un contrapeso apropiado y que, al final, hacen que este segundo disco póstumo de Joey Ramone se sostenga más por el auto-homenaje y unos minutos de lucidez, que por su resultado completo. Quizás por eso la preocupación de Henry Rollins, aunque sea imposible que un solo registro pueda eclipsar el legado de una figura como Joey Ramone.

Felipe Kraljevich

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?