EMOLTV

Transformación

Una colección de frases bienintencionadas forman el tejido de un disco a tono con el declive de los álbumes: Más que en el conjunto, el ex La Ley se la juega en las canciones o, incluso, en los estribillos. Otra jugada más de uno que sí sabe jugar bajo las reglas del pop.

08 de Octubre de 2012 | 11:50 |
imagen

Con lo vagas, genéricas o sofisticadas que suelen ser las letras de los grupos y cantantes pop rock, a primera oída las del nuevo disco de Beto Cuevas pueden no escapar a esa regla. El protagonista de estas canciones invita a ver de nuevo al mundo renacer, siente que va a llegar un nuevo sol y dice que su vida aún transita en vía de una transformación, entre otros versos similares de un disco que, de hecho, se llama así, Transformación. Pero en el contexto actual, lejos de sonar vagas o genéricas estas líneas se oyen casi contingentes viniendo de Beto Cuevas, porque él es justo la clase de cantante que está a medio camino, en tránsito, entre dos mundos: uno que ya fue y uno actual.

Empezó a cantar en 1989, se hizo grande en los '90, y grande es poco decir: Es sabido que llegó a ser una superestrella pop regional con La Ley en la era final de la industria del disco. Hoy, en cambio, el negocio de la música pasa mucho menos por el disco y mucho más por Internet y por la televisión y sus "programas de talento", que son los nuevos trampolines a la fama. Y Beto Cuevas, que canta sobre un nuevo sol y sobre un mundo que va a renacer, tiene aquí la capacidad de adaptarse y producir un disco a tono con ese mundo, y hasta le da el tiempo para estar en el más exitoso "programa de talentos" y, por supuesto, no en Chile, sino con Miguel Bosé y Paulina Rubio en el mero México, donde se ganó su status de rockstar hace una década.

Transformación suena a tono con un tiempo en el que, más que en discos enteros —que no hay mucho tiempo para escuchar entre tanto contenido disponible para descargar—, el éxito se juega en las canciones. Varias de estas canciones giran en torno a los mismos asuntos que dan unidad al álbum —el cambio, el movimiento, el viaje—, pero son sobre todo singles unitarios, hechos para funcionar uno tras otro en la radio o el reproductor digital, en el área chica de los tres minutos de duración. O en el área más chica todavía de los estribillos, ni siquiera de la canción completa. Así operan los estribillos de "No te olvides de amar", "Cruzar" o "Eterno", buenos ejemplos de este sonido pop revestido con producción electrónica, y así funciona por completo "Quiero creer", que por algo es el primer single del disco.

Es una vieja regla del pop: Música que suene familiar a primera o segunda oída. Las canciones de Transformación están compuestas con bloques de acordes reconocibles y varios recursos pop están dispuestos aquí y allá. Hay un comienzo de balada acústica en "Cruzar" y un grato dúo con la argentina Déborah de Corral; fueron aplicadas buenas dosis de vocoder para la voz de Beto Cuevas en "Live from Japan", "El sonido de tu amor" y la misma "Cruzar"; en "Eterno" suena un patrón de batería como el de "Clocks", de Coldplay, y por estrofas y estribillo "Come and get me" podría ser una canción producida para algún disco dance pop de Madonna. Lo que se oye fuera de foco es "Amor y actitud", una canción que parece responder a la ola de agitación social prendida por Chile y el mundo en los últimos años, pero que suena demasiado producida como para salir de sí misma y reflejar algo real que pasa en la calle. El propio Beto Cuevas fija ahí sus límites. Pero dentro de los márgenes del pop sí sabe jugar el juego y hacer un disco efectivo.

—David Ponce

www.betocuevas.com

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?