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Escritora australiana culmina su exitosa historia de dragones y guerreros

Con "Eona. El último Ojo de Dragón", Alison Goodman responde las interrogantes con que cerró el primer libro de esta saga, fruto de una larga investigación sobre la cultura china y japonesa.

27 de Noviembre de 2012 | 14:16 | Por Alberto Rojas, Emol
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Esta segunda entrega de la historia se puede percibir más adulta y violenta, aunque también introduce una cuota de romance.

Viceversa-Océano

SANTIAGO.- "Observé a través del mar gris y agitado, y me concentré en los suaves sonidos de mi interior. A lo largo de tres amaneceres, desde que escapamos del palacio conquistado, había estado sentada en esa misma roca y había sentido el clamor de los diez dragones huérfanos. En general no era más que un débil lamento bajo el canto dorado de mi propio Dragón Espejo. Aquella mañana era más intenso. Más áspero".

Así comienza "Eona. El último Ojo de Dragón" (Viceversa-Océano, $14.540), de la escritora australiana Alison Goodman y que es la secuela de la exitosa novela fantástica "Eón. El despertar del Ojo de Dragón".

Si el primer libro estuvo enfocado en los esfuerzos de la joven protagonista por convertirse en guerrera de dragones, y el triunfo que significó que el Dragón Espejo regresara del exilio y la eligiera a ella como el primer Ojo de Dragón en quinientos años, este segundo volumen comienza luego de la traición del Señor Ido, quien asaltó el Palacio Imperial y asesinó al resto de esta guardia de élite.

Ahora Eona es la responsable de mantener el orden en su mundo, pero no será fácil con la amenaza del Señor Ido acechando en sus talones y el hecho de que todavía no es capaz de controlar sus nuevos poderes, lo que pone en peligro todo por lo que ella ha luchado. Es que un Señor del Ojo de Dragón es más que un guerrero; es un eslabón irremplazable en la poderosa relación que se forma con cada uno de los doce dragones responsables de la protección de la tierra.

El Imperio de los Dragones Celestiales es un mundo fantástico que su autora creó a partir de un largo trabajo de investigación de la cultura china y japonesa. Y si bien esta segunda y última entrega se puede percibir más adulta y violenta, no deja de tener en mente a sus lectores juveniles, sobre todo con la introducción de la esperada cuota de romance.

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