El argentino adelanta que presentará su disco nuevo, pero que tras ello vendrá ''una parte más demagógica, más a lo Bono, de U2. Me pongo la casaca del país que visito y dejo que cante el público''
La SegundaSANTIAGO.- "Siempre menciono la primera vez que estuvimos en Chile. Recuerdo con bastante gracia al promotor diciéndome que el público era algo seco, parco. Pero desde que empezamos a cantar, la gente estaba revoleando las poleras", dice Kevin Johansen, viajando de vuelta hasta mediados de la década pasada.
La imagen fundacional de la relación entre el argentino y el público chileno es fiel anticipo de lo que después vendría: Hoy el hombre de "Cumbiera intelectual" es una de las visitas más regulares de nuestro medio, sin dejar pasar temporada sin venir.
Por eso, no es de extrañar lo que viene en la agenda de Johansen: Un Teatro Caupolicán y una agenda de cuatro conciertos en casinos de regiones, donde el cantautor presentará sus clásicos de siempre, además de los temas del reciente Bi.
El álbum parece ambicioso desde donde se lo mire: En sus 29 canciones aúna conceptos y estilos —un disco se titula Jogo (Subtropicalia) y el otro Fogo (Pop Heart)—, fue grabado en diversos estudios y suma tantos colaboradores como ningún otro. Tweety González, Lila Downs, Daniela Mercury, Natalia Lafourcade, Paulinho Moska y Lisandro Aristimuño, además de su banda The Nada, son sólo algunos de ellos.
En Chile lo presentará desde hoy en Viña del Mar, para rematar el sábado 10 en el casino Enjoy de Rinconada, con punto cumbre el viernes 9 en el Teatro Caupolicán. Claro que lo hará en dosis justas: "No vamos a tirarle por la cabeza los 29 tracks de un disco nuevo al pobre público. Vamos a hacer hincapié en lo nuevo, lo más preponderante, pero después viene una parte más demagógica, más a lo Bono, de U2. Me pongo la casaca del país que visito y dejo que cante el público", explica entre risas.
Sobre el disco que presentará, asegura que "para mí es como cerrar el círculo, el número redondo. Hace diez años que empezamos presentando el primer disco, The Nada. Y si ése abrió el círculo, Bi lo cierra, abre una etapa nueva. No sé si es más pretencioso que otros discos, trato siempre de ser ambicioso en el buen sentido de la palabra, que los trabajos tengan un concepto, un camino trazado. Y Bi tiene una esencia parecida al The Nada. Es bicultural, bilingüe, hasta bisexual, porque todos somos hijos de un padre y una madre". La máxima queda plasmada en la portada, donde figuran los propios padres del artista, jóvenes, y en blanco y negro.
Dos lados de la cordillera
Mientras otros artistas pudieran pensar que una alta frecuencia de visitas a un país podría mermar el interés por verlos en vivo —al haber siempre una nueva opción por venir—, para Johansen su habitualidad con Chile es sólo positiva.
"Me pasa con el público chileno que tengo el placer de sentirme bien interpretado. El público me entiende, sabe para dónde va la cosa, estilística y líricamente. Se hace muy fácil. Lo lindo es descubrir temas tapados, que no han sido cortes de difusión, y que pegaron en el público. En Chile me ha pasado con 'No seas insegura', del disco Sur o no sur. No sé por qué", cuenta.
La génesis de este vínculo podría estar en algún éxito. En canciones como "Down with my baby", tal vez, sonando de fondo en las escenas de la teleserie de culto "Resistiré". Pero para el argentino su lazo con Chile viene de mucho antes. Desde que era apenas una guagua, para ser más preciso.
"Mi madre siempre tuvo un casete de música chilena en casa, la debo haber escuchado desde la cuna. Escucho Víctor Jara, Inti-Illimani, Quilapayún, Violeta Parra, desde mi infancia. Así es que tengo muy arraigado el folclore de esa época maravillosa. Eso puede explicar la conexión".
Todas esas energías son las que retomará a partir de esta noche, para dejar atrás las que flotan en Argentina, donde su nombre estuvo en la esfera pública por última vez a propósito de denuncias sobre pagos excesivos a artistas, en actos organizados por el gobierno.
Su respuesta llegó a través de una carta pública: "Estoy, como mucha gente, muy cansado, podrido (y no quiero armar un movimiento que se llame 'Los Resignados') de esta disputa tan grotesca entre los políticos, que deja cayendo en la volada a cualquiera, por una patética disputa por el control de 'la caja'. Y yo hace mucho que la vengo remando en la música, como para quedar injustamente expuesto en toda esta 'gresca' esteril", aseguró allí.
"Salió en el periódico que yo ganaba una cifra que no cobré, y además con una posición de que los artistas tocamos solos, que no tenemos equipos. Mencionaron que Fito Páez, Vicentico, cobraron no sé cuántos miles de pesos, pero todos tenemos equipos de 15 ó 20 personas. Para colmo, yo cobré un tercio de lo que decían. Así es que me dio un poco de indignación, y por eso di una respuesta medida", explica.
Sin embargo, intenta sacar lecciones positivas del episodio: "Me parece que es un momento interesantísimo a nivel social en Latinoamérica. Creo que ahora afortunadamente hay un consenso general en cierto hartazgo de la gente, hacia la lucha por el poder, los políticos".
Incluso, dice, él mismo se siente parte de ese hastío: "Por supuesto. No queremos peleas, queremos diálogo, y somos mayoría. Queremos que se discutan los problemas de verdad, donde hay que hacerlo, y que se resuelvan. Que no se sacrifique a la gente por luchas por el poder. El diálogo tiene que prevalecer, discutir en los lugares que hay que discutir, y que se acabe ese temor de los dueños del poder, el miedo a repartir. Ha cambiado la cosa. Wikileaks de por medio, ya estamos todos enterados".