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De sur a norte

El más popular dúo chileno no sólo sigue haciendo su carrera en el Chile real, como bien está dicho en el título de su segundo disco: Además continúa mostrando el talento para asimilar influencias de la industria musical del continente, para elaborar música popular chilena por definición.

13 de Enero de 2014 | 11:57 |

En el primer disco fue un título, pero ahora es más que eso: Es una marca registrada. "Pop cebolla" está anotado dentro del dibujo de un corazón en la portada del nuevo trabajo de Los Vásquez, que si en Contigo pop y cebolla (2011) irrumpieron con un debut explosivo para la música chilena, ahora en De sur a norte (2014) consolidan la claridad y la inteligencia con que este dúo sureño chileno sabe hacer canciones para el gusto masivo.

En éxitos del disco previo como los pausados "Miénteme una vez" y "No me quería", y el bailable "Juana María", ya estaban planteadas esas especialidades que vuelven a quedar desplegadas acá: Elementos de reggaetón, bachata, vallenato, cumbia, pop, balada y corrido, todos en su justa medida para el nuevo disco de un grupo que, como pocos en Chile, permite hablar de verdaderos éxitos radiales. Hay pop en "Discúlpame" y balada en "Mi amante". Por debajo de "Dónde está tu amor" va ese pulso "urbano" inicialmente conocido como reggaetón, y con una pizca posible de vocoder en la voz. Hay ritmo de bachata con bongós y guitarras acústicas en "Siento", y una cadencia entre cumbia y vallenato tienen en común "Vuela que vuela", "Me vuelvo loco" y "Quisiera", la primera con el falsete característico del grupo, y la última con más guiño reggaetonero.

Los Vásquez son uno de los mejores ejemplos de la aptitud histórica de la música chilena para aprehender y procesar influencias de otras latitudes y hacerlas propias. Es el mismo ritmo cadencioso importado desde México o Puerto Rico, que por décadas el público nacional aprendió primero de las radios AM y luego FM, el que sustentaba en 2011 un hit del dúo como "Miénteme una vez", y el que reaparece ahora en "Enamorado". Esa citada trilogía de canciones entre cumbia y vallenato se oye justo a medio camino entre Carlos Vives y Juanes, así como el timbre vocal de Ítalo Vásquez tiene algo del de astros melódicos como Luis Miguel o Cristián Castro, sumado a la "trompeta mariachi" consignada en los créditos en manos de Ronald Guerra. Y del mismo modo las letras cubren el rango completo de situaciones posibles en este repertorio, de modo que el personaje que entona estas historias canta por igual a la amante que a la señora o novia oficial, a la que viene recién conociendo y a la que quiere patear en buena onda, entre otras variaciones.

Se sigue llamando pop cebolla, como está dicho, aunque ese nombre sea lo único que suene un poco retro en este grupo tan en sintonía con su tiempo. "Cebolla" es una denominación que justamente data de una época en la que música popular como ésta era objeto del peor desprecio arribista chileno, hace dos décadas o más. No de ahora, cuando lo que pasa es lo contrario: No sólo esta música está validada sin discriminación de clases, sino que además es prueba de la libertad que un grupo como Los Vásquez tiene hoy para hacer valer sus puntos de vista sobre asuntos sociales y políticos. Una de estas canciones es un corrido y se llama "Me vuelvo loco", y ahí no es que el personaje se vuelva loco por despecho, pasión o enamoramientos, sino por otras razones. "Me parto el lomo y lo que gano es una cagada", dicen ahí Los Vásquez. "No puedo dormir por las calillas" y "Trabajar como animal no es vida", agregan. "Acogotado por las leyes del mercado / Así pasa el tiempo, sigue el chancho mal pelado / No hay solución si el que legisla no es honrado", por si no queda claro. Éste es el mismo grupo que ha participado en campañas como Patagonia Sin Represas, como prueba el autoadhesivo que sigue pegado en el acordeón de Enzo Vásquez, y que por más señas sigue haciendo su carrera en las radios, pero sobre todo en el Chile real, de sur a norte, como bien dice este título, y ni ahí con la televisión. Y si ésa no es una opción política, entonces qué es.

David Ponce

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