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Supermodel

El trío de California publica un disco sin la seguidilla de batatazos del anterior "Torches", y con un poder de adherencia que baja en magnitud, pero que sin dudas sigue presente.

28 de Marzo de 2014 | 09:24 |
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Aprovechemos el vuelo de los recientes Juegos Odesur para una analogía deportiva. Por ejemplo, de un lanzador de bala promedio no tenemos por qué esperar que bata el récord mundial: Sí que lance como un profesional y no como un amateur; luego, que su lanzamiento sea aceptable según la media de estos tiempos; y, por último, que se relacione medianamente bien con las marcas regionales y con las que el mismo deportista haya hecho antes, sin el imperativo de superarlas. Si Foster the People fuera un balista, Torches definitivamente fue su mejor tiro. De la mano de un pop de inspiración indie y cálculo mainstream, y de melodías adhesivas como pocas, el trío californiano sorprendió en 2011 con un lanzamiento de unos 21 metros, de ésos que reportan medallas cuando otro no anda en un mejor día, y que logran acaparar los aplausos en la tribuna.

Pero el problema de esos hitos tempranos es que inevitablemente quedan como referente, mientras que igualarlos o superarlos es algo que ocurre sólo muy de vez en cuando (nadie anda batiendo su récord en cada torneo al que asiste). ¿Qué sigue después, entonces? Hacer una buena performance, la mejor que se pueda según las condiciones del momento. Eso es lo que hace el trío en Supermodel, un lanzamiento que está en los parámetros de la banda, pero un par de metros atrás de sus mejores registros. Porque tras el viaje dinámico y el aire refrescante que ofrecieron en su disco debut, esta vez Mark Foster, Mark Pontius y Cubbie Fink se adentran en terrenos algo más irregulares, aunque intentando mantener el ritmo de largada, con éxito sólo relativo.

Tras esa primera entrega llena de temas con vocación de single (de hecho, muchos de ellos fueron derecho a comerciales de TV), ahora se echa de menos un buen batatazo, algo que habíamos asumido (quizá apresuradamente) como la especialidad del grupo. Con menor intensidad, de todos modos hay algunos, como "Best friend", que sigue la línea bailable de "Call it what you want", incluyendo el inicio con estribillo festivo e infantil, para luego dar paso a estrofas algo menos explosivas. O la largada con "Are you what you want to be", que relee los códigos del grupo (sobre todo un coro que busca tracender, ahora a punta de "na na na") bajo unos aires de samba que no terminan de convencer. O "Coming of age", que bien podría ser un lado B de "Helena beat".

"Nevermind" y "Pseudologia fantastica" (sin tildes), en tanto, representan las caras opuestas de esta apuesta. La primera porque, empantanada, no logra despegar, pese a su extenso intento; la segunda, porque abre las posibilidades de Foster the People hacia nuevos territorios que bien valdría la pena seguir explorando. Tan psicodélica como su propio título, la canción intenta acercarse desde una matriz pop a fórmulas como las del más radial My Bloody Valentine.

Esta vez, entonces, no hay que esperar el llamativo poder de adherencia que mostraron en su primera aventura, pero que quede claro que no lo han perdido. Si Torches pegaba sus temas en la memoria temporal de la audiencia con adhesivo industrial, Supermodel lo hace con cola fría. Cuesta un poco más que cumpla con su objetivo, y su efecto no es tan duradero como el de otros productos similares. Pero de que pega, no cabe duda.

Sebastián Cerda

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