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Religioso arriesga siete años de cárcel por venta de arte falsificado

El sujeto, Kevin Sutherland, intentó comercializar unas obras atribuidas al artista británico. Si condena se dictará en mayo.

08 de Abril de 2014 | 17:25 | AP
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Esta es una de las obras falsas de Hirst.

AP.

NUEVA YORK.- Un sujeto que se desempeñaba como pastor de una iglesia en Miami fue hallado culpable de intento de hurto mayor por la justicia de Nueva York, luego de que intentara vender obras falsas del artista británico Damien Hirst a un agente encubierto.


Los fiscales dijeron que Kevin Sutherland, quien dirige la iglesia multidenominacional de 200 miembros Mosaic Miami, trató de vender las imitaciones por 185 mil dólares.


El 19 de mayo podrían sentenciarlo a hasta siete años en prisión.


"Estamos, por supuesto, decepcionados, y vamos a estudiar todas nuestras opciones" para una potencial apelación, dijo el abogado de Sutherland, Sanford Talkin.


De acuerdo con su abogado, Sutherland comenzó a comerciar arte en 2010 y pronto comenzó a comprar obras de Hirst, o lo que parecía serlo.


Hirst, quien en los 90 formó parte del grupo Artistas Jóvenes Británicos, es conocido por sus pinturas de puntos con temas farmacéuticos y sus pinturas centrífugas circulares, a veces caleidoscópicas.


Sutherland trató de vender el año pasado dos pinturas centrífugas falsas y tres grabados de puntos falsos por 185 mil dólares a un supuesto comprador (el agente encubierto), aunque la casa de subastas Sotheby's le había dicho que la autenticidad de una de las pinturas estaba en duda.


Cuando el agente encubierto preguntó sobre posibles problemas con las obras, Sutherland dijo que no estaba al tanto de ningún problema, dijeron las autoridades.


"Tenía alternativas que lo habrían puesto en una posición muy diferente", dijo la fiscal adjunta de distrito Rachel Hochhauser en los argumentos de cierre.


Pero Sutherland dijo que Sotheby's nunca le dijo claramente que las obras eran falsas. Dijo que no le pidió al estudio de Hirst una clarificación, como le había sugerido la casa de subastas, porque el proceso de autentificación era costoso y porque creyó que tenía un certificado de autenticidad del hombre que le vendió las obras: un estafador de arte confeso que declaró en su contra.

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