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Arquitectura de la cueca

Iniciado en 1966 y reunido en 2007, éste es el más cuequero de los conjuntos que desde los años '60 enarbolaron la canción comprometida y la música latinoamericana en Chile. Y en su nuevo disco dejan claro qué asuntos ocupan a un grupo de músicos y arquitectos como éste: 18 cuecas de barrio y patrimonio y la del picao.

12 de Julio de 2014 | 14:51 |
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Aparcoa lanzan su disco 18 cuecas de barrio y patrimonio y la del picao este sábado 12 de agosto a las 21.00 horas en El Merkén, Antonio Bellet 163, Providencia, Santiago (2920 9435), con entrada libre.

Foto: Luis Vera.

Décadas antes de que generaciones de cuequeros nuevos como Los Santiaguinos, Los Tricolores o Los Trukeros hallaran desde fines de los años '90 la herencia de la la cueca centrina o tradicional, acuñada como "cueca brava" en los primeros discos de Los Chileneros en los '60, un grupo de jóvenes ya hizo el mismo descubrimiento, pero en tiempo real. Fueron universitarios que se acercaron a los propios Chileneros en la época en que ese legendario conjunto registró por primera vez en discos la sabiduría de décadas aprendida en barrios populares de Santiago y Valparaíso. Y esos jóvenes inscribieron su nombre como el del primer grupo proveniente desde fuera de ese mundo que aprendió y recibió ese legado: Aparcoa.


A casi cuarenta años de distancia, Aparcoa hoy son por sí mismos hombres experimentados, con décadas de recorrido tras esos inicios como estudiantes de arquitectura en Santiago. A partir de entonces además de cuecas grabaron desde música latinoamericana hasta obras de largo aliento sobre versos de Neruda, fueron parte activa de la canción comprometida antes y durante el gobierno del Presidente Allende, partieron al exilio después del golpe militar de Pinochet, suman un catálogo de ocho discos desde 1970 a la fecha y, años después del regreso a Chile, se reunieron para volver a grabar en CD Aparcuecas (2007), otra vez en nombre de la cueca.


Hoy es también la cueca la que los trae de vuelta al disco. 18 cuecas de barrio y patrimonio y la del picao (2014) es el trabajo que el grupo lanzará este sábado 12 de julio (ver recuadro al final de la entrevista), ahora que Aparcoa es una combinación entre fundadores e integrantes jóvenes. Al frente van Julio Alegría y Francisco Hermosilla (voces y panderos) y Adrián Otárola (voz y guitarra), los dos primeros fundadores y el tercero incorporado en 2007, y son parte del grupo también Patricio Fuentes (piano) y Andrés Aránguiz (bajo), a los que se suman en el disco Matías Otárola (guitarra), Ignacio Hernández (acordeón), Julio Martínez (contrabajo) y Dámaso Pinto.


Otro integrante fundador, Leonardo Parma, está alejado hoy del grupo luego de haber participado en el disco previo. De modo que históricos actuales son Alegría (que por lo demás es padre de la actriz Sigrid Alegría) y Hermosilla. "Y Adrián (Otárola), que es histórico porque tiene los mismos sueños de todos nosotros y la misma procedencia: la escuela de arquitectura", acredita Francisco Hermosilla. En ese trío está además el núcleo creativo de Aparcoa, que en el nuevo disco registró un repertorio de cuecas en su gran mayoría con letra de Alegría y música de Otárola. Y una de las motivaciones centrales de 18 cuecas de barrio y patrimonio queda clara desde la cubierta del disco, donde el conjunto en pleno posa en uno de los barrios más tradicionales de Santiago, frente a la iglesia de la Plaza Yungay.


-Que está a punto de venirse abajo -avisa Hermosilla.


-Eso tiene que ver con el trabajo completo, que es una especie de alegoría, de homenaje, de saludo a los barrios -presenta Otárola-. Centramos en el barrio Yungay al menos la primera cueca, que es la más importante del disco, o la que abre la puerta.


Aprendices chileneros


El barrio Yungay no es ajeno a Aparcoa, conjunto que todos los meses se presenta en el restaurant El Huaso Enrique, el popular escenario cuequero emplazado a cuadras de esa plaza, en la calle Maipú.


-Y también en las fiestas del Roto Chileno en la Plaza Yungay, el 20 de enero -agrega Hermosilla.


-Ahora: es el barrio Yungay porque lo tenemos aquí a mano, pero como arquitectos nos interesa siempre el rescate del patrimonio -amplía Otárola-. El espacio humano para nosotros tiene tanto valor como la música, los rincones donde vive el chileno común y corriente, que son el barrio, el almacén, la peluquería, el zapatero, en fin. Todo eso se encuentra en los barrios, y cada día menos. Ése es el espíritu del disco.


-Siempre se ha dicho que barrios tradicionales de la cueca son los de Estación Central, la Vega, el Matadero y el puerto en Valparaíso. ¿Es una forma de poner también al barrio Yungay en el mapa?
-El barrio Yungay es patrimonial de la fundación republicana de Chile. No era un barrio propiamente de cuecas -dice Julio Alegría-. Pero tiene mucha potencia como barrio de fundación nacional. Y eso es lo que todos los vecinos se han organizado para defender.


-Ahora, lo que nos interesa destacar es que nosotros como Aparcoa, modestamente, somos también en algún grado algo de patrimonio -postula Hermosilla-. Llevamos casi cuarenta años en esto, nacimos junto con Intis, con Quilapayunes, fue un bonito movimiento en todo ese tiempo, y en pocos años llegó a haber más de dos mil grupos que teníamos la misma connotación social, de promocionar el sentimiento de la cultura popular, de la investigación. Y ahí teníamos varios héroes: la Margot Loyola, Atahualpa Yupanqui, Gabriela Pizarro, el Indio Pavez (Héctor Pavez Pizarro).


-¿Entre esos dos mil hubo alguno tan cercano a la cueca como Aparcoa, en especial a esta cueca urbana o "brava" en ese tiempo?
Alegría: No, para nada. Justamente la gracia que se le reconoce a Aparcoa es haber tenido la suerte, diría yo, de haber contactado a través de Margot (Loyola) y de (Héctor) Pavez a los cultores propiamente tales, bastante alejados del mundo de la radio y de los escenarios.
Hermosilla: Y del mundo universitario que era nuestro mundo.
Alegría: Tuvimos esa suerte de llegar ahí y saber comprender, ésa era otra cosa, ¿no?, que había una riqueza enorme, y meternos ahí. Entonces tomamos eso, lo aprendimos con mucho cariño con los viejos, que además nos trataron siempre muy bien, y los subimos a los escenarios y a las universidades.


Nos gustaba el conventillo


Hernán Núñez Oyarce, Luis Hernán Araneda, Raúl Lizama, Eduardo Mesías y Carlos Navarro Espinoza, en otras palabras Nano Núñez, el Baucha, el Perico Chilenero, el Mesías y el Pollito, son los nombres principales que dieron vida a Los Chileneros en los tres discos iniciales que el conjunto grabó entre 1967 y 1973. Pero no son los únicos maestros que los jóvenes Aparcoa conocieron en la época.


"También estaba Fernando González Marabolí", reconoce Alegría, a propósito del cantor y erudito investigador que propició en la misma época la fundación conjuntos como Los Chileneros, Los Chinganeros y Los Centrinos, y que décadas después fue la fuente mayor del libro "Chilena o cueca tradicional" (1994), en coautoría con el musicólogo Samuel Claro Valdés. "Porque Los Chileneros eran un lote grande", continúa Alegría. "Después aparecen como grupo de grabación, pero Los Chileneros eran muchos, y muchos que no están en los nombres. Por ejemplo no sé cómo se llamaba el Alemán. No sé cómo se llamaba el Cuadradito".


-¿El cantor de Valparaíso? Parece que era Manuel Rodríguez su nombre.
Alegría: Mira, ¿ves tú? Claro, me tocó cantar con él allá en el (restaurant porteño) Nunca Se Supo también. Y otros viejos de los que ya no me acuerdo de los nombres. Si era una familia muy grande la de los Chileneros populares.


-¿Por qué dirían que Aparcoa es el grup que más se aproximó a esto, habiendo tantos otros en la época? ¿Los demás estaban preocupados de otras cosas a lo mejor?
Hermosilla
: Mira, podríamos decir que éramos visionarios, pero sería arrogarnos demasiada presunción. Yo creo que tiene que ver con que a nosotros la arquitectura nos daba una impronta. Y los temas urbanos que ellos (los cuequeros) personificaban nos importaban. Nos gustaba el conventillo. No frecuentábamos esos ambientes, pero sí nos gustaba saber de esas vidas, y tuvimos la suerte de ser hijos de gente de clase media pero de contar con la universidad gratuita. Si hubiéramos sido estudiantes de medicina a lo mejor no nos hubiera interesado.


-Inti-Illimani, que grabaron cuecas en su tercer disco, también eran universitarios, de la UTE, en 1967.
Hermosilla: Claro, de ingeniería.
Alegría: Compañeros de inicio de toda una gestión.


-¿Cuánto llevaban ustedes para el '67?
Alegría
: Uno o dos años. El '66 ponemos como inicio.
Hermosilla: Es medio difuso, y mientras más viejos estamos más difuso es el inicio (sonríe).


-El primer disco de Los Chileneros es del '67. ¿Entonces ustedes los conocieron antes de que ellos grabaran con el sello Odeon?
Alegría
: Yo tengo la impresión de que sí, porque mi primer contacto antes de Hernán Núñez, que fue nuestro maestro en realidad, fue con Fernando González Marabolí. Y eso tiene que haber sido en el año '66, poco antes. Porque el disco apareció cuando teníamos armado el grupo. Y a Hernán Nuñez lo conocimos un poquito después.
Hermosilla: Ahora, ellos son gente generosa, porque abrirse a estos cabros universitarios que nos deben haber visto como pepes patos o qué sé yo…


-¿Medio pijes?
Hermosilla: Claro, estos pijecitos…
Alegría: Y fíjate que fue totalmente al revés. En ese momento todo este grupo de cantores solía reunirse a cantar en un restaurant allá en la calle Franklin, y en ese grupo nos acogieron y se genera esto.


Con el Nano en citroneta


-¿Les parece comparable el hallazgo que ustedes hicieron de la cueca en esos años con el de los grupos de los años '90, que también se inspiraron en Los Chileneros o de González Marabolí?
Alegría: Yo lo veo distinto. Es una opinión muy personal. Creo que cuando Los Tres se encuentran con Roberto Parra les pasa algo parecido a lo que nos pasó a nosotros cuando nos encontramos con esa cosa tan maravillosa que era este canto a la rueda, tan fuerte y poderoso como el canto andaluz. Pero ese tipo de cueca de los Parra es propia, el nombre de cueca chora es de los Parra, y Los Tres le dieron un lugar en el escenario. Le dieron un carácter juvenil. Lo presentaron rockero. Y esta cueca, si tú la ves, mi hija (Sigrid Alegría) siempre dice que es reguetonera, es desordenada, aun si tiene un orden muy rígido, si la comparas con una cueca campesina y muy bien acompasada. Entonces con Los Tres yo creo que parte de nuevo esta cuestión, y con Hernán Núñez, que era un profesor innato. En toda su vida estuvo preocupado, y lo puedo decir porque todos nosotros los conocimos desde temprano.

-Cuéntale por qué conociste al Nano -le dice Otárola-. Porque llegó a la escuela, a la Facultad de Arquitectura.

-Es que pasó la siguiente cosa con el Nano, que ya lo conocíamos y de verdad nos inició en el canto -cuenta Alegría-. Un día Leonardo Parma, el bajista, ve a Hernán Núñez descargando sandías allá cerca de la Estación (Central). Y para en su citroneta y le dice que estamos necesitando un pintor allá en la la Facultad de Arquitectura. "Pero si yo soy pintor de micros", dijo él. Y como nosotros estábamos a cargo del departamento de tecnología, lo contratamos pero de inmediato, a pintar muebles. Y se quedó con nosotros un año o dos.


-¿Y les llamó la atención el resurgimiento de esa cueca en estas generaciones actuales?
Alegría: Fijate que después de llegar del exilio en Alemania, años más tarde veo en el Metro (un cartel) que decía "Los Trukeros. Cueca brava y chilenera". Y me quedé tan sorprendido, fue el primer encuentro que tuve de un renacer. Me encontré de nuevo con Hernán Núñez y me dijo que él estaba preocupado también de enseñar a otra gente, de que esta cuestión ya iba como por otro lado, que estaba muy contento.
Hermosilla: Y este espíritu pedagógico del Nano se demuestra porque ayudó a muchos grupos, a Los Santiaguinos, a un lote de cabros jóvenes. El Baucha también ayuda mucho en ese sentido, está siempre dispuesto a cantar con nosotros y con otros grupos.

Por lo demás los músicos de Aparcoa grabaron en el tercero de esos discos históricos de Los Chileneros, el LP … así fue la época de oro de la cueca chilenera (1973), en cuya carátula Nano Núñez posa junto al grupo sobre una carretela.


-¿Julio Alegría está en la foto arriba de la carretela?
Otárola
: No, no alcanzó a salir en la foto.
Hermosilla: Julito siempre llega atrasado (risas). Hoy día casi no viene.
Alegría: Esa es una anécdota, porque me estaban esperando para la foto, y yo siempre tenía otras cosas. Entonces cuando llegué ya el sol se había ido. Los viejos estaban quemados. Y el Chino, que era el dueño de la carretela, se subió y me reemplazó.


-¿Qué Chino?
Alegría
: El Chino, el dueño de la carretela. No sé como se llamaba.


Así quedaron para la posteridad en esa carátula, de izquierda a derecha, el Chino, Nano Núñez, Pollito Navarro y Luis Téllez Viera.


-Y Julio Alegría que no salió -dice Hermosilla.


-En todo caso tampoco salió Miguel Córdova -agrega Alegría-, que también es integrante de Aparcoa original y estuvo en ese disco.


El primer pie es para Sigrid


Si el barrio Yungay es el punto de partida para el nuevo disco de Aparcoa, pronto el índice de materias se dispara en otras direcciones: aquí hay cuecas patrimoniales, de personajes, de amor, de almacenes y picadas y sobre la patria.


-Letra y música básicamente estos dos jóvenes -destaca Hermosilla en alusión a sus dos socios.


-La gracia de una buena cueca es hacer una melodía novedosa -agrega Otárola-. Es un desafío muy difícil.


-Se habla de que los grandes maestros dominaban más de trescientas melodías -continúa Hermosilla-. Y nosotros ¿saldremos de veinte o treinta?


-Tenemos cuarenta y cinco -responde su compañero-. Yo las tengo anotadas, por los temas. De hecho en este disco hay una melodía que se repite en dos cuecas.


-Hacer una melodía diferente a los cientos de melodías que hay: eso es difícil -dice Alegría-. Aquí al menos hay unas tres a las que les tenemos mucha fe, de que queden en el repertorio de los cuequeros.


-Las dos primeras y la última -detalla Otárola: son "El barrio Yungay", "Sólo por el billete" y "Las siete puertas".


-Nuestro tomar partido como arquitectos y como hombres sociales y con conciencia está muy bien reflejado en esa cueca "Sólo por el billete" -pone por ejemplo Hermosilla-, donde hablamos en contra de los moles y cómo crecen sin más que la preocupación económica de algunos grupos y arrasan con el patrimonio, en Chiloé, en San Antonio, en Valparaíso, en Santiago.


-En Plaza Egaña.
Otárola: No alcanzó a caber ése. No cupo en la rima. Ésa es la otra cosa de la cueca, que en el fondo es una crónica muy breve de cuatro frases que tiene que contar una historia de principio a fin.


El tiempo transcurrido marca la diferencia entre el nuevo disco y el anterior, Aparcuecas (2007), donde sólo quedaron tres cuecas originales, dedicadas al Transantiago, a la autopista Costanera Norte y al puente del Chacao. "También contingente", comenta Hermosilla. "Para ese disco nos habíamos arrejuntado hacía poquito".


-¿Qué tienen pensado para el lanzamiento del disco nuevo?
Hermosilla
: Hay dos posturas. Una encabezas por Julito, el hombre cerrado (sonríe), de que hay que tocarlo completo. Y otra que encabezamos nosotros dos, de que no hay que tocarlas todas.
Otárola: Es que hay que diseñar el concierto de manera de que la gente salga contenta y no hastiada. Vamos a tener otros elementos para agilizar y dinamizar la cosa, algunos invitados, la Sigrid (Alegría) que baile el primer pie de cueca….
Alegría: Ella lleva dos años bailando con nosotros y dándonos un impulso re importante.


Tijerales y banderas


-Sobre el restablecimiento de la cueca -dice Adrián Otárola para retomar un hilo pendiente-, una cosa es lo que hemos hecho los distintos personajes en la historia que han ido encontrándose con la cueca, pero otra cosa que uno no puede negar que es que la cueca misma de alguna manera se las arregla para salir. La cueca tiene tal fuerza que por mucho que la hayan querido tapar con otro tipo de música se las ha arreglado para aparecer siempre.


Al respecto Otárola recuerda cierta reciente conversación del grupo con un músico portugués, Zé Perdigão, a su paso por Chile. "El tipo, muy lúcido, nos contó que los portugueses rescataron el fado y le dieron una categoría de patrimonio intangible", dice, a propósito de la categoría establecida por la Unesco para la preservación del patrimonio cultural inmaterial. "Por qué no hacer lo mismo con la cueca? Es algo que anda rondando, creemos que es el minuto de impulsar la cueca y darle el carácter de patrimonio intangible de la Humanidad, porque la cueca en sí misma tiene una fuerza increíble".


-El fado es en todo caso una música un poco más exportada, como el flamenco.
Hermosilla: No tanto como el flamenco o como el tango.


-Cierto. Pero una cantante de fado como Mísia hace giras internacionales. ¿La cueca tendría que tener ese mismo carácter más universal?
Alegría
: Universal no podría tenerlo, porque ahora no la difundimos ni en Chile. Pero tiene historia. Los mexicanos en la costa del Pacífico la tienen, se llama chilena, la tocan con banda. Existe, es popular, en toda la cadena de los Andes es conocida también, en Perú con la marinera. Y sobre todo tendríamos el reconocomiento de España.


-¿En la teoría de González Marabolí, del origen moro de la cueca?
Otárola
: Exacto, de que viene de allá.
Alegría: A mí no me cabe ninguna duda de esa teoría, y los hispanos podrían también colaborar. En ese sentido vale la pena internacionalizar esto. Porque ya es el baile nacional.
Hermosilla: Gracias a tú sabes quién.


-¿Paradójico eso?
Hermosilla
: Claro, en 1979 (se refiere al decreto publicado el 18 de septiembre de 1979, firmado por Augusto Pinochet Ugarte, por el que la cueca fue promulgada como baile nacional).
Alegría: Lo que pasa es que ellos pensaron en una cueca maqueteada de huaso, de china, la cueca del fundo y la cueca del inquilino. A esa cueca se referían. Por lo demás tampoco supieron entender que no era sólo el baile. Cueca sin baile no se entiende, pero la cueca es texto y melodía.
Hermosilla: Bueno, y contra eso tenemos que luchar nosotros, porque también se entiende así y cuando se celebra el Dieciocho todos se disfrazan de chinas y huasos. Y eso no pasa en Santiago, la gente no anda vestida así, y la cueca se baila como andamos nosotros, los cabros andan con pañuelos.


-Y si es una elegancia, es elegancia citadina de traje.
Hermosilla: Exactamente, traje y corbata.


-Ya que mencionan eso, ¿el hecho de que haya un segmento de cuecas patrióticas no juega en contra también? ¿Se entiende siempre que haya una "Cueca a la bandera de mi patria"?
Alegría
: A Francisco hay una cueca de este disco que no le gusta nada, porque cantamos a la bandera.
Hermosilla: Sí, yo encuentro que es un chovinismo, pero acepté porque se impusieron ellos contra mí.


-Eso nos habla de la democracia interna de Aparcoa, ¿no?
Hermosilla
: Pero es una democracia muy especial, porque se ponen siempre de acuerdo ellos dos.
Otárola: No, pero mira, esa simbología que el chileno tiene de su bandera no se puede desconocer. Triunfa Chile en un partido y salimos con banderas. Salen a marchar los estudiantes o los empleados de la Anef y llevan una bandera chilena. Después del terremoto cuando aparece este hombre con una banera llena de barro.

Otárola termina por convencer a Hermosilla con un último argumento clave entre arquitectos. "Se termina una casa, y eso lo sabemos todos, ¿y qué ponemos en el tijeral?", pregunta. "En eso sí que estoy de acuerdo: la bandera chilena", dice Hermosilla. "No, si somos bien democráticos", continúa. "Peleamos sí. Igual estaba analizando por qué peleamos; es porque como arquitectos somos muy individualistas, somos creadores y nos gusta imponer nuestra idea del diseño".


-¿Ese individualismo en todo caso es muy compatible con el espíritu de la cueca, del canto a la rueda, que es competitivo?
Otárola
: No, y cuando subimos al escenario esa competitividad se transforma en algo productivo.
Hermosilla: Nosotros, por ejemplo, estas bromas entre Julio y yo, que somos los más viejos y nos conocemos de muchísimos años, las transformamos en una potencialidad. Porque Julio es muy vivaracho, entonces yo le digo algo, el me tira algo que me deja medio descolgado, yo le tiro otra y eso le gusta mucho a la gente.


-¿Entonces queda un trabajo por hacer en esa tarea de universalizar la cueca que mencionaban?
Otárola
: Sí, pero si uno se remite a lo que percibe al recorrer los barrios cuequeros de Santiago se da cuenta de es una cuestión que tiene más vida de la que uno se imagina. Vamos a cantar al Club Matadero allá por Santa Rosa pa'abajo y en pleno invierno en un día cualquiera de la semana te das cuenta de que está lleno.

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