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Palabra de discípulos

A los 94 años murió este lunes 11 de agosto Raquel Barros Aldunate, una de las fundamentales folcloristas chilenas. Así la recuerdan quienes en las más diversas maneras recibieron su herencia.

12 de Agosto de 2014 | 23:56 |

Entre cuecas y canto a lo poeta fue el saludo que recibió de sus seguidores antes de emprender el viaje. Este martes 12 de agosto tuvo lugar en Santiago el funeral de Raquel Barros Aldunate, una de las figuras fundamentales en la historia del folclor en nuestro país, quien murió el lunes 11, a los 94 años y tras una vida consagrada a la investigación y la proyección de las tradiciones musicales chilenas.


Su mayor obra es garantía de esa trascendencia. En 1952 creó la Agrupación Folklórica Chilena Raquel Barros, elenco de cantos y danzas que, con esa partida de nacimiento, es el conjunto de proyección folclórica vigente más antiguo del país. Y fue el vehículo principal por medio del cual Raquel Barros dio a conocer su trabajo de investigación y recopilación de la música y los bailes tradicionales.


Pero hay más estaciones en el recorrido. Expuesta a la música y al folclor desde la infancia, iniciada durante la juventud en el canto con maestras de la época como Clara Oyuela, debutó cuando era poco más que una veinteañera en la radio, con repertorio y seudónimo en francés: Claudia Val. Años después, becada para estudiar música en España entre 1949 y 1950, fundó a su regreso la agrupación que lleva su nombre en 1952, y en 1958 se unió a la Universidad de Chile, primero en el Instituto de Investigaciones Musicales y luego en la Facultad de Artes.


Giras internacionales y obras como la recordada "Cerámica de Talagante" son parte del historial de la Agrupación, así como una discografía comenzada en 1985. Y desde antes, a fines de los años '50, Raquel Barros inició una nutrida bibliografía a partir de su experiencia en terreno, de autoría compartida en buena parte con el profesor Manuel Dannemann. El propio maestro Dannemann fue uno de los cercanos que llegaron a acompañarla en la ceremonia fúnebre, junto a diversos familiares y amigos de la folclorista:


-En ese entonces Raquel y yo iniciamos nuestros estudios -recordó- y sus consiguientes publicaciones sobre la cultura musical de nuestro país, denominada folclórica o tradicional, y con el gran estímulo para mí de haberme incorporado al Instituto de Investigaciones Musicales de la Universidad de Chile gracias al generoso apoyo que ella me dio para ese fin. Desarrollamos por muchos y felices años un intenso trabajo de casos, donde aplicamos métodos, principalmente cualitativos, conducentes a sistematizaciones de género y especies, hicimos planteamientos teóricos y fuimos citados como fuentes de consulta en Chile y el extranjero.


El coreógrafo, profesor e investigador Hiranio Chávez, a nombre de la Sociedad Chilena de Musicología, también tuvo palabras para esa dupla entre Raquel Barros y Manuel Dannemann:


-Raquel y don Manuel eran el testimonio de todos los antiguos, de los que los antecedieron, y gracias a ellos hoy podemos hablar de patrimonio, de tolerancia, de diversidad en la cultura, de todo lo que ellos nos enseñaron y que hemos ido desarrollando en el tiempo. Pasaron los años y con Raquel nos encontramos trabajando en múltiples ocasiones. A ella le interesaba profundamente la educación. Fue profesora de pedagogía en música. También en épocas difíciles le correspondió ser parte del decanato de la Facultad de Artes, como fue directora del Ballet Folklórico Nacional en su momento. Y en el año '73, en épocas complicadas, ella fue junto a Jorge Cáceres Valencia y a otros compañeros parte del equipo con que llegamos hasta San Bernardo, a plantear la creación del Festival Nacional del Folklore: Raquel es una de la fundadoras también de ese espacio.


El legado debería seguir


La folclorista Silvia Urbina, una de las fundadoras del conjunto de proyección folclórica Cuncumén que empezó a grabar en 1957, ya había trabajado con Margot Loyola y Violeta Parra cuando conoció a Raquel Barros, recuerda.


-Yo sabía del trabajo de la Raquel, pero después nos vinimos a contactar. Fui alumna de ella en muchos cursos, en la Universidad Católica o en centros culturales. Era muy coloquial. Nos reíamos mucho, era muy entretenida y aprendimos bastante. Cuando viajó con la Agrupación a España tuve la fortuna de que me llamara para hacerme cargo de dos grupos folclóricos a los que hacía clases.


A su vez el director de los conjuntos Graneros y Los Grillitos, Miguel Gutiérrez, da cuenta de la influencia de Raquel Barros en músicos posteriores. "Vengo de una familia de cantores de  Graneros, y estuve en la Universidad de Chile, que fue donde recibí la enseñanza de Raquel. Cada uno de nosotros tiene un pedazo de corazón que se lleva hoy día Raquel. Porque todos tenemos un poquito de ella".


Un vínculo con la cueca trae Luis Castro González, integrante de Los Chinganeros y sobrino del erudito cuequero Fernando González Marabolí. "Hubo bastante contacto entre la señora Raquel y mi tío, él la llevó al Matadero, ahí se juntaron todos los cuequeros de ese tiempo con Héctor Pavez, un gran gestor que apoyó mucho la cueca chilena. Y la señora Raquel, cuando trabajó en Recoleta, mantuvo "Las siete horas del folklore", que fue un encuentro muy importante por la diversidad folclórica. Ella dejó un camino trazado que hay que seguir".


Más próxima es la experiencia de Galvarino Peralta, un "agrupado", es decir integrantes de la Agrupación Folklórica Chilena Raquel Barros, en su caso desde comienzos de los años '60. "Nos va a costar acostumbrarnos a estar sin ella, pero siempre la tendremos con nosotros, porque muchos agrupados antiguos nos iniciamos con ella. Nos hizo conocer el folclor con la colaboración y presencia constantes de don Manuel Dannemann, quien completaba la enseñanza musical y coreográfica de Raquel con la enseñanza teórica".


-Raquel gozaba el encuentro y la comunicación con quienes siempre he preferido llamar colaboradores de nuestros esfuerzos, no intérpretes -agrega Dannemann a propósito del trabajo de ambos en terreno-. Los ejecutantes o cultores de los comportamientos que descubrimos compartían nuestra búsqueda y nos entregaban su saber y sus sentires en sus especificidades locales, desde los rezos cantados de la celebración de la Semana Santa de Putre hasta las finas expresiones melismáticas de Chiloé insular, por citar simplemente dos ejemplos.

No hemos venido a despedirte


La música y gestora Patricia Díaz-Inostroza es parte de las generaciones más jóvenes que dialogaron con Raquel Barros. "Fui amiga y colega de ella. La conocí como gestora cultural y en el estudio de las músicas populares, el folclor, que son los dos temas que yo trabajo. Conversábamos mucho a ese respecto. Ella estaba relacionando siempre el desarrollo de su trabajo con la identidad, y por lo tanto se vinculaba con la comunidad. Trabajaba no sólo con la música, con las artes plásticas muchísimo también, el teatro. Muy hacedora, un motor".


Coincide el musicólogo Rodrigo Torres, también formado en la Universidad de Chile. "La conocí siendo estudiante. Es el tipo de persona que en el contexto de la academia instaló la necesidad de mirar el país en su anchura, su diversidad. Y con una energía muy activa. Estoy sorprendido de que hasta hace poco estuviera tan activa. Que ya en los años ’50 hubiera establecido un lugar para estas músicas, no sólo en la academia sino en otro espacios, terminó siendo un modelo para otros. Pienso que ella es de esas grandes mujeres con la Violeta Parra, la Margot Loyola, la Gabriela Pizarro, actualmente tenemos la Patricia Chavarría y tantas otras, y esa condición de mujer la valoro mucho. Tiene una capacidad de aglutinar de otra manera, desde el afecto".


La actual directora del conjunto es Florángel Oberg, integrante de la agrupación desde 1990. "Para mí fue enriquecedor conocerla en todo sentido, como profesora en la universidad, como amiga, también en algún momento fue mi mamá. Se daba el tiempo para todo, aparte de todo el legado musical y dancístico", dice. "He trabajado muchos años en la Agrupación, pero ahora hay una familia detrás, entonces hay que conversar. Yo creo que el legado va a seguir, debería seguir. Voy a hacer todo lo posible por seguir con el legado de Raquel".


-Querida Raquel -va a coincidir Manuel Danneman en sus palabras finales, dirigidas en directo a Raquel Barros-: por lo que tú nos enseñaste, por la existencia tuya que nos diste a conocer, sabemos que continuarás con nosotros y que seguirás abriendo caminos. Por eso, y quiero recalcarlo, no hemos venido  a despedirte ni a despedirnos de ti. Estamos contigo, para agradecer tu ayuda y para reafirmar el hondo significado que has puesto en nuestras vidas.


El cantor a lo poeta y guitarronero Francisco Astorga se hizo presente guitarrón en mano para traer su saludo. "A nombre de los cantores populares venimos a hacer este humilde homenaje a doña Raquel", dijo antes de desgranar esta primera décima con una conmovedora melodía del canto a lo poeta:


El guitarrón con su trino
Con décimas de espinel
Le ofrezco a doña Raquel
Nuestro canto a lo divino.
Ya emprendiste ese camino
A casa del Creador
Murió Cristo, qué dolor
Resucitó, que alegría
Y se quedó con nosotros
Hasta el final de los días.


-Ella es un testimonio que va a quedar por siempre en la historia musical de Chile -concluye Hiranio Chávez-. Participó en distintas actividades: en diseño teatral, vestuario, y fue un aporte muy importante para la cultura chilena. Ella es una de las más grandes: la junto con la Violeta (Parra), la Gabriela (Pizarro), la Margot (Loyola). Y le encantaba bailar cueca, y lo primero que hacía era esto: (hace el gesto de levantar la punta del vestido unos centímetros). Una de las cuecas más hermosas que he bailado en mi vida fue la de Raquel, siempre, porque motivaba y tenía el sentido de la danza, de la creación, del placer y la identidad.


-Y lo otro que para mí siempre fue maravilloso fue verla bailar cuecas: una maravilla -coincide Rodrigo Torres-. Eso es para siempre. Es una cueca hermosa la de Raquel.

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