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Kevin Johansen revela su cábala chilena: "Comerme una marraqueta con mechada y palta"

El argentino abre esta noche una serie de ocho presentaciones en el país, con las tres de Santiago totalmente agotadas. El dibujante Liniers será una vez más su socio en escena, lo que abre el abanico de opciones a toda clase de sorpresas: "Nos gusta traicionarnos el uno al otro", advierte.

13 de Agosto de 2014 | 13:12 | Por Sebastián Cerda, Emol
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Johansen estará en Santiago, Valparaíso, Rancagua, Talca, Concepción y Temuco.

El Mercurio

SANTIAGO.- En Chile, Kevin Johansen ya es completamente de la casa. Tanto, que lo que empieza a parecer extraño es pasar demasiado tiempo sin ver su nombre en la cartelera, y el argentino lo sabe: "Más allá de Los Andes de por medio, creo que estamos cada vez más cerca. A veces inclusive me pasa que voy a Mendoza y siento que estoy en otro país", dice.

Por eso, ya está más que listo para iniciar una ronda de ocho presentaciones entre Valparaíso y Temuco, partiendo con las tres que hoy abre en el capitalino Teatro Nescafé de las Artes. Claro que antes, como buen hombre de la casa, debe cumplir con un ritual, "que es más bien una cábala y un placer: Ir al Liguria, y comerme una marraqueta con mechada y palta. ¡Es que ustedes tienen la palta más rica!".

El hombre de "Guacamole" aterriza hoy mismo en Santiago, y el formato con el que arriba una vez más lo junta con el ilustrador Ricardo Siri, más conocido como Liniers. Una modalidad que mezcla música, dibujo e interacción en vivo, y que aquí ya fue vista en dos ocasiones, lo que no ha sido impedimento para que sus conciertos en la capital estén completamente agotados.

La clave, asegura, es que dos shows junto al artista gráfico nunca serán lo mismo. "Hay mucha incertidumbre, y aparte nos gusta traicionarnos el uno al otro. De repente lo sorprendo con un tema que nunca canté y él tiene que improvisar un dibujo. Y como él tiene el beneficio de poder dibujar algo que yo no estoy viendo, hace dibujos para que la gente se descuajaringue de risa, mientras yo canto alguna balada súper sensible. Eso me gusta, porque desacraliza un poco el escenario", cuenta.

El repertorio, en tanto, revisará algunas de las 29 canciones que formaron parte del disco Bi (2012), aprovechando el lanzamiento de (Bi)vo en México —que llega a Chile la próxima semana—, aunque el grueso estará integrado por sus temas históricos.

Y pese a la recurrencia con que acá los toca, Johansen no se cansa: "La gente nos pide 'La Cumbiera Intelectual', 'Anoche soné contigo', 'Desde que te perdí', y nosotros lo disfrutamos, porque es un orgullo cuando uno tiene canciones que perduran en el tiempo, que resuenan en el público. Ése es el objetivo de cualquier cancionista". Sin embargo, aclara que también "hay una exigencia de sorprenderse uno para sorprender al otro".

Entre esas sorpresas, no descarta a futuro ascender escalones y atraverse con una experiencia distinta en Chile, aunque bajo sus reglas. "Hemos hecho caupolicanes y hemos llenado, pero a mí me gusta el formato más íntimo. No me gusta la Arena (Movistar), no me veo para eso", dice sobre un recinto que hasta ahora sólo ha pisado en conciertos de otros artistas, como Calle 13. Igualmente, deja la puerta abierta: "Me gustan los desafíos, entonces si me propongo algo más grandilocuente el día de mañana, lo trataré de llevar a cabo".

Con el mismo enfoque observa la posibilidad de llegar algún día a instancias como el Festival de Viña del Mar: "Ha habido propuestas en los últimos años, que no se dieron por cuestiones de agenda, y en algún momento se darán. Me parece que para ir a Viña tiene que haber una revisión de la obra o algo nuevo que esté sonando fuerte en el año. En algún momento se dará el timming, va a ser algo natural".

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