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Fundador de Los Fabulosos Cadillacs: "Vamos hacia un terreno desconocido"

Antes de su nuevo arribo al país, el saxofonista Sergio Rotman reconoce que trabajan con miras a un próximo disco y a establecerse como "una banda de verdad, una banda activa". En ese futuro, cumplir con la postergada actuación en Viña no asoma en los planes: "A mí me da igual", reconoce.

02 de Mayo de 2015 | 12:48 | Por Sebastián Cerda, Emol
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Rotman y Vicentico al frente de los Cadillacs. La banda regresa los próximos 14 y 15 de mayo a la Arena.

El Mercurio

SANTIAGO.- "Los Fabulosos Cadillacs. Celebrando sus 30 años", dice el cartel que anuncia a la emblemática banda argentina para los próximos jueves 14 y viernes 15 de mayo en Movistar Arena.

Y, efectivamente, el período redondo transcurrido desde 1985 a la fecha da para que cualquiera se entusiasme con celebraciones, pero lo cierto es que en el interior de la agrupación eso no es más que una cifra destacable en un afiche.

"El número 30 no es condicionante", sentencia Sergio Rotman, saxofonista de la agrupación y uno de los rostros más reconocibles de la misma, junto al cantante Vicentico y al bajista Flavio Cianciarulo.

Claro que esa perspectiva distante con el aniversario el músico no la tuvo siempre. "Yo estaba obsesionado con los 30 años. Pero Vicentico me agarró y me dijo '¿por qué estás obsesionado con los 30 años? ¿Cuál es la diferencia entre 30, 31 ó 29?'. Y la verdad es que tiene razón. Uno se aferra a ciertos números, pero en verdad lo que me llama la atención es el paso del tiempo. Sean 29, 30 ó 31 años, ¡cómo hemos estado tanto tiempo con estos chicos tocando juntos!", dice en conversación con Emol.

Por eso, es que no será la cifra de años cumplida la que marque a las presentaciones que los argentinos tendrán próximamente en Santiago, sino el nuevo ciclo que en la actualidad están abriendo, ya con nuevos temas emergiendo en la sala de ensayos.

"Lo que nos espera ahora es muy importante porque no sólo van a ser shows, sino que además estamos proponiéndonos hacer nuevas canciones, y volver a compartir en una banda de verdad, una banda activa. Eso lo hace muy diferente de los shows que hemos hecho últimamente. En esta gira que vamos a empezar en Chile, vamos hacia un terreno desconocido", afirma Rotman.

Aunque en seguida agrega: "Lo que sí es verdad es que ahora en Chile haremos una lista de canciones muy diferente a la del reencuentro, canciones que no hemos tocado hace años. Lo que pasa es que con los Cadillacs, de 20 ó 25 canciones de un show, 15 son obligatorias. No puedes quitarlas. Pero en las canciones periféricas, las que hacen que el show se convierta en algo importante para nosotros mismos, estamos moviéndonos en un terreno diferente".

-Aquí han hecho shows para 50 mil personas, ahora tuvieron que abrir otro concierto porque el primero se agotó. ¿Queda algún desafío en relación con Chile?
-Me parece que lo que nos queda, más que en Chile o en cualquier parte del mundo, es un disco nuevo. Ése es nuestro desafío más grande. Para nosotros, por más que Chile sea súper importante, el escenario termina en el borde del escenario. Por más que haya 50 mil, 500 o cinco personas, el show siempre termina al borde del escenario.

-¿Y no sientes que el Festival de Viña está pendiente para el grupo?
-Tratamos de hacerlo, pero la Madre Tierra por algún motivo nos sacó de ahí. Cómo lo digo sin sonar ofensivo...

-Dale nomás, sin anestesia...
-Esto es algo personal, no hablo a nombre del grupo: A mí me da igual. Me da igual tocar en un club de 500 personas o en un estadio de 50 mil. No siento que Viña sea un paradigma para mí. Quizás para los demás chicos sí significa algo, Vicentico ya fue varias veces, se llevó la Gaviota. A mí ese tipo de cosas no me mueve un pelo. Anoche fui a ver a Peter Hook (ex Joy Division y New Order), éramos 700 y yo lloré como un niño todo el show. No es el lugar el que hace la diferencia. No es la forma. Es el fondo. No es dónde tocas, sino qué tocas. Eso es lo que hace la diferencia, siempre.

-Háblame de las nuevas canciones. ¿Para dónde sientes que están yendo en ellas?
-No tengo la menor idea. No porque no sepa qué estamos haciendo, sino porque entramos en un territorio totalmente desconocido, después de 30 años. Porque no somos los mismos que hicieron el último disco en 1999. Si bien salió La luz del ritmo y El arte de la elegancia, no son discos nuevos como tales, como obra completa, lo cual para mí fue un error. Digamos que la disquera no quiso en ese momento hacer un disco nuevo, tú sabes cómo es el marketing. Ahora vamos a un terreno desconocido, pero están buenísimas (las canciones). Lo que sí, es que la relación interna de nosotros no va a ser la misma con un disco nuevo. Es muy importante que lo hagamos. Y va a ser así, lo vamos a hacer.

-¿A qué te refieres con que la relación entre ustedes no va a ser la misma?
-Que ya no somos los mismos que éramos. Yo me fui de Cadillacs en 1997. Desde entonces he hecho veintitantos discos, no soy el mismo chico que se fue en 1997, y eso va a afectar de alguna manera a lo que han sido los Cadillacs.

-¿Tanto al sonido como a la relación?
-Más que nada a la relación.

-¿Para bien?
-¡Obviamente que para bien!

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