SANTIAGO.- El 14 de abril de este año el empresario francés Francis Dannot fue fiscalizado en la ruta Los Libertadores por carabineros de la Octava Comisaría de Colina. Se dejó constancia que el aludido "conducía en estado de ebriedad, cuestión que constataron por su hálito alcohólico, su rostro congestionado, su incoherencia al hablar, y la inestabilidad al caminar", sostiene el escrito.
El examen de alcoholemia arrojó 2,12 gramos de alcohol por litro de sangre, y al tribunal de Colina se presentó un abogado solicitando que la jueza "interrogara el sábado 15 a su cliente, pues de lo contrario iba a permanecer detenido hasta el lunes siguiente".
La jueza María Inés Collins no accede a la petición, hecho que conoce Correa Bulo "y en vez de rechazar la solicitud por improcedente, llama telefónicamente a la jueza Collins a fin de que adoptara las medidas pertinentes para que el detenido fuera puesto a su disposición".
Los hechos ocurren en la mañana, horario en que la sala de turno de la Corte de Apelaciones funciona y el ministro visitador "ha declarado que estaba plenamente ubicable", rechazando entonces la injerencia de Correa Bulo. De ahí el voto de minoría (ministros Yurac y Espejo) de representarle a éste "su actitud imprudente al no derivar la situación al ministro visitador o al presidente de la Corte de Apelaciones".
Todo esto ocurre, además, días posteriores a que el ministro Correa Bulo firmara un instructivo a todos los jueces de Chile en que se "les conminaba a rechazar este tipo de llamados de sus superiores", añade el texto acusador.
Los ministros de la Suprema (Carrasco, Garrido y Libedinsky) deciden formularle un "severo llamado de atención (...) en razón de su expresada conducta y se le apercibe para que en el futuro se abstenga de incurrir en actuaciones reñidas con la ética y la probidad funcionaria".
