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Chile y los sismos: ojo con el próximo terremoto

Es natural pensar que en la medida que el país avanza en inversión inmobiliaria, también progresa la calidad de los controles y de las revisiones de los proyectos. Sin embargo, hay quienes aseguran que no ha sido así.

05 de Julio de 2002 | 16:33 | María Ignacia Jarpa, EMOL
SANTIAGO.- El domingo tres de marzo de 1985, Santiago se sacudió fuertemente. Un terremoto grado 7 en la escala de Richter lo hacía moverse de lado a lado. Las consecuencias fueron moderadas. Sólo dos edificios se cayeron y las víctimas fueron menos de diez. Si hoy ocurriera lo mismo, los daños podrían ser mucho mayores.

La preocupación manifestada por los especialistas surge de la suma de diversos retrocesos experimentados por el sector: menor fiscalización, aumento inorgánico de la enseñanza especializada, excesivo uso de software en el cálculo estructural y la tentación de ahorrar costos en perjuicio de una mayor calidad.

Es natural pensar que en la medida que el país avanza en inversión inmobiliaria, también haya un progreso en la calidad de los controles y de las revisiones de los proyectos. Sin embargo, en 1984 se eliminó la única fiscalización que existía en la legislación chilena para los proyectos de estructuras: los revisores municipales. En consecuencia, en uno de los países más sísmicos del mundo, en vez de aumentar el control respecto de los planos de construcción, éste se disminuyó enormemente.

Recién en febrero de este año el Senado aprobó un proyecto de ley que obligará a la revisión del cálculo estructural de los edificios. Sin embargo, hasta el momento no se ha llevado a la práctica, porque el Ministerio de Vivienda y Urbanismo aún continúa elaborando el reglamento que especificará el funcionamiento de la ley. Un reglamento con el que no todos coinciden, pues es muy restringido y no fiscaliza todas las construcciones.

El ex presidente de la Asociación de Ingenieros Estructurales de Chile, Rodrigo Mujica, sostiene que la nueva normativa elaborada por el ministerio es excluyente al "permitir sólo la revisión de edificios públicos".

Juan Ignacio Silva, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, sugiere que para el resto de las construcciones "el mejor procedimiento es el aleatorio: al que le toca le toca, y todos tienen que estar preparados. No queremos llevar controles de más, para no caer en la burocracia".

Por lo mismo, el diputado PPD y presidente de la Comisión de Vivienda de la Cámara Baja, Patricio Hales, envió esta semana un oficio con el apoyo de la Cámara de Diputados al Ministerio de Vivienda, para que le muestren el borrador del reglamento antes de que se promulgue y para que de una vez por todas se forme un acuerdo entre los distintos actores de la construcción. "La forma en que el Ministerio está elaborando el proyecto no es la mejor, porque no está escuchando las opiniones de los que más entienden sobre el tema", enfatizó el diputado.

El tema no es menor si se considera que desde 1986 hasta ahora -según datos entregados por la Cámara Chilena de la Construcción-, el porcentaje de viviendas construidas representa la mitad de la edificación total del país durante las últimas cinco décadas.

Mujica agrega que "los mayores problemas serían en edificios bajos. Si en Chile tuviéramos un terremoto fuerte, se cae el 5% de las edificaciones y tenemos treinta mil muertos, casi lo mismo que en el terremoto de Chillán en 1939".

¿Está su casa preparada ante un terremoto?

Según Mujica, los principales daños se registrarían en albañilería. Aunque el material con que se construye no indica el nivel de seguridad, todo está en la calidad del proyecto y en el uso adecuado que se le dé a los materiales.

La madera, por ejemplo, es buena para las edificaciones pero no para las juntas de construcción (uniones de vigas y pilares). Sin embargo, en este último tiempo se ha dejado de utilizar este insumo en esta área, para que no haya fallas estructurales, según lo aseguró Juan Ignacio Silva.

Lo mejor y más seguro es tener una casa de hormigón armado. Éste es un excelente material sismorresistente. Tiene buen comportamiento sísmico a la compresión y mal comportamiento sísmico a la tracción (ambos movimientos se producen durante un terremoto). Sin embargo, colapsa muy rápidamente cuando la intensidad del movimiento telúrico supera los 8 grados.

Faltan especialistas

Otro problema es que la nueva normativa no contempla la contratación de profesionales idóneos, como ingenieros estructurales, para fiscalizar las edificaciones. Las construcciones, desde 1985, dependen solamente de la calidad profesional de los ingenieros chilenos y de los software de diseño automático. Y aquí tampoco hay coincidencias.

El director ejecutivo del Instituto de la Construcción, José Pedro Campos, señala que "es un serio problema de la nueva normativa el hecho de que el cálculo estructural ­que nos asegura que los edificios no se caigan o no se dañen no esté siendo realizado por los especialistas".

"Actualmente, existen 200 especialistas en estructuras, pero no todos hacen clases en las universidades. Entonces, ¿quién asegura que los nuevos profesionales salgan preparados para construir edificios resistentes?. Sobre todo si se considera que hay 32 escuelas de ingeniería, versus las cinco que existían hasta 1980. Está por verse si la preparación de estos nuevos ingenieros corresponde a las exigencias del país", dice Mujica.

Campos agrega que "la legislación vigente permite que todos los ingenieros civiles y los arquitectos, por el simple hecho de haber obtenido su título profesional, estén en condiciones legales de efectuar proyectos de cálculo estructural. Esta situación posibilita que los ingenieros civiles de cualquier especialidad, y no teniendo ninguna relación con la construcción, estén facultados legalmente para realizar el cálculo".

Por otra parte, actualmente existen muchos software de diseño automático al alcance de cualquier persona. Con ellos se pueden diseñar diversas estructuras y hacer planos en forma muy rápida.

"Los resultados serán buenos o malos, según la calidad del programa computacional y de quién interprete los resultados finales", dice el diputado Hales. "Éstos pueden ser mal utilizados por los nuevos profesionales, ya que la mayoría son software de países extranjeros con una realidad sísmica distinta a la chilena", agrega Hales.

Teniendo en cuenta que el crecimiento económico se ha estancado y que la manera más fácil para abaratar costos en la construcción es en estructura, el factor económico implica un alto riesgo para la seguridad de las construcciones. Si a esto se le suma a la eliminación de los controles municipales, la falta de profesionales idóneos y la aplicación de software, claramente las edificaciones de este último tiempo se encuentran en una situación diferente comparada a las que se hicieron antes de 1980.

Al contrario, el jefe de la división técnica del Ministerio de Vivienda, Héctor López, dice que "la ingeniería sísmica chilena es de primer nivel mundial, nuestros ingenieros estructurales son de primera categoría y por lo tanto, desde ese punto de vista, nosotros podemos decir que estamos preparados para resistir un sismo".
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